¿Los dibujos animados son solo para niños?
Desde la aparición de las primeras películas de animación con el praxinoscopio de Émile Reynaud y su teatro óptico, los dibujos animados se convirtieron en una de las técnicas más utilizadas para contar historias y, muy pronto, se asociaron con el público infantil. La facilidad con la que los dibujos animados podían explicar situaciones complejas desde un punto de vista concretoy sus posibilidades como herramienta atractiva y convincente hicieron que pronto se convirtiera en una de las armas de propaganda más extendidas de la historia, perfecta a la hora de “instruir” (adoctrinar) a las nuevas generaciones. Cualquier cosa, por cruenta que sea, parece inofensiva cuando se la disfraza con esa estética adorable e inocente tan propia de los dibujos animados tipo Disney.
Pero, como pasa con casi cualquier creación cultural, acaba por surgir contenido apropiado para todas las edades. No hay que irse hasta las series clásicas tipo ‘El gato Félix’ o ‘Betty Boop’ que hoy en día consideraríamos inapropiadas en determinadas situaciones, ni a esa realidad oculta y desgarradora que el estudio de Mickey Mouse esconde a plena vista en sus películas. Ni siquiera nos referimos a las animaciones que cuentan con referencias y chistes sexuales, desnudos o escenas de violencia que se consideran fuera de lugar en un contenido infantil. Desde hace años, ha surgido un nuevo estilo de series animadas pensadas precisamente para aquellos niños de los 80 y 90 que ya han crecido. Unos dibujos animados profundos y complejos que no tienen miedo de reírse en la cara de la sociedad: dibujos por y para adultos.
Muchos podrían pensar que este subgénero se reduce a series como ‘South Park’ o ‘Padre de Familia’, las cuales utilizan el humor negro sin pelos en la lengua y los argumentos relacionados con el sexo o el alcohol para parodiar a una sociedad que tiene asumidos este tipo de comportamientos. Efectivamente, se incluyen en esta categoría a la perfección y cuentan con muchísimos fans en todo el mundo que adoran su humor provocativo, gamberro y políticamente incorrecto. Pero el mayor exponente de este tipo de series es, tanto por su importancia en la historia de la televisión como por su duración, esa familia amarilla de clase media: ‘Los Simpson’.
Son muchos los ejemplos de series destinadas a un público adulto que busca algo más que entretenerse o desconectar por un rato. Los dibujos animados son una herramienta que concede infinitas posibilidades, solo hay que encontrar el título adecuado para cada persona y momento.
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