NOVAK DJOKOVIC EN BUSCA DE SER EL MEJOR TENISTA
Marcado por la guerra Si hay alguien que no se sorprendería del salto cualitativo del serbio sería Jelena Gencic. También en el origen de la carrera de Monica Seles, fue la entrenadora que descubrió al pequeño Djokovic, entonces con 5 años y medio, en la estación de esquí de Kopaonik, donde su padre, Srdjan, tenía una pizzería cerca de una pista de tenis. Gencic, fallecida en 2013, le enseñaría los fundamentos del tenis. Pero también enriquecería personalidad, haciéndole escuchar música clásica y leer poemas de Pushkin. Más tarde la familia Djokovic se mudó a Belgrado y como las estructuras del club Partizan no eran suficientes, hizo un esfuerzo por enviar al talento a una academia en Alemania. Quedaban tres años para que debutara como profesional. Antes, la experiencia de la guerra de Kosovo en 1999 marcó profundamente al joven Djokovic. A los 12 años, para protegerse de los bombardeos de la OTAN sobre la capital serbia, dormiría dos meses y medio en los refugios antiaéreos. Los días los pasaba en una cancha de tenis porque los colegios estaban cerrados. Muy patriota, aunque vive en Montecarlo, Djokovic siempre ha sostenido la causa serbia, pero ha intentado corregir la negativa imagen que dejó Slobodan Milosevic. Fue de hecho la victoria en la Copa Davis 2010 "su mayor emoción en una cancha de tenis", un triunfo que le sirvió para dar el paso definitivo en su carrera.
Marido y padre Convertido en un fenómeno físico, según él después de empezar a seguir un régimen sin gluten, y más constante en su concentración, Djokovic ganó en 2011 el Abierto de Australia, Wimbledon, US Open y el Masters. Sólido en las tres temporadas siguientes, tuvo un año de ensueño en 2015, en el que únicamente se le escapó Roland Garros, el único grande que no ha levantado. Espectacular en defensa con sus rápidas y elásticas piernas, cuenta con un gran servicio y es considerado el mejor restador del circuito. Djokovic no tiene un juego tan espectacular como el de Federer, pero alcanza un nivel de perfección nunca antes visto. Fuera de las canchas también parece haber encontrado el equilibrio perfecto. En 2014 se casó con la mujer con la que comparte su vida en la última década y es padre de un niño de 15 meses. "Intentar tener una mirada positiva sobre la existencia guardando una sonrisa en los labios", es una de sus frases de cabecera. Culto, políglota, humilde en la victoria y en la derrota, siempre respetuoso con sus adversarios, Djokovic parece haber cambiado la imagen de 'enfant terrible' que tuvo durante sus primeros años en el circuito. EL TIEMPO