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Enrique Sáenz: Ingratitudes de la vida y del sistema “cristiano, socialista y solidario”

Agosto 28, 2020 11:48 AM
Enrique Sáenz: Ingratitudes de la vida y del sistema “cristiano, socialista y solidario”
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Tuve ocasión de compartir reflexiones y vivencias sobre la tercera edad con un viejo amigo. Viejo amigo, por dos lados, porque tenemos años de amistad y porque mi amigo ya está viejo o, mejor dicho, adulto mayor, como se dice ahora. Me contó dos experiencias que acababa de vivir y que le habían lastimado profundamente.

La primera experiencia la sufrió con un seguro de salud que tenía con una institución supuestamente pública, pero de carácter empresarial. Tenía años de estarlo pagando, pero en cierto momento se extrañó al no recibir el documento de renovación en la fecha acostumbrada. Decidió presentarse a la institución para indagar qué ocurría. La recepcionista lo pasó a una encargada, la encargada no le dio razón y lo pasó al jefe. El jefe no anduvo con contemplaciones: le dijo que su seguro no podía renovarse. Al preguntar el motivo, respondió que se trataba de una nueva política de la institución. ¿En qué consistía la nueva política? Que no se podían contratar seguros de salud con personas que sobrepasaran los 75 años de edad.

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¿Qué les parece? Cuando más vulnerable es la persona a los quebrantos de salud, a causa de la edad, las políticas de la institución a la que pagó por años, le quita la protección que más necesita, la salud.

El segundo episodio que me contó fue el siguiente. Mi amigo no es acaudalado, pero sí desarrolló una carrera profesional exitosa que le permite alguna holgura económica. Cuando terminó de pagar el crédito de su vehículo resolvió comprar uno nuevo; así que fue al banco a solicitar un nuevo crédito. Pero le rechazaron la solicitud de crédito. Nuevamente a pedir la explicación y nuevamente vino el balde de agua fría: La política del banco es que a personas de su edad no se le puede otorgar crédito.

¿Qué les parece? Aunque mi amigo tiene antecedentes crediticios solventes, no le otorgan un crédito a causa de la edad.

Esta pregunta es en serio ¿Ocurrirá lo mismo con los contratos para adquirir un terreno en esos cementerios privados donde ir a reposar el divino sueño?

Si esto es con una persona de algunos recursos ¿Cómo les irá a quienes tienen menos posibilidades económicas, que son la mayoría?

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Por mi parte, le conté a mi amigo una experiencia personal. Igual que él, contraje un crédito con una institución bancaria. Hace algunas semanas recibí una notificación indicando que había aumentado la cuota mensual. Reclamé a la institución y demandé conocer la razón. La explicación fue que el crédito estaba garantizado con un seguro de vida. Y que por políticas del banco la póliza automáticamente aumentaba su costo a causa de la edad que yo había cumplido. Es decir, a mayor edad, más caro el crédito.

Seguramente habrá más ejemplos de este tipo, pero los tres casos citados revelan que el sistema en su conjunto conspira en contra de las necesidades y el bienestar de los adultos mayores.

¿Se trata únicamente de la vocación lucrativa de instituciones privadas? Tal vez y a lo mejor sea lógico que en asunto de negocios no se pueda esperar consideración alguna.

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¿Ha mejorado la condición de los adultos mayores con el gobierno cristiano, socialista y solidario?

No vayamos muy largo. Allí tenemos el ejemplo del INSS. Fueron los adultos mayores los primeros en padecer la reducción de medicamentos y otras atenciones que recibían en su calidad de pensionados. También recibieron el sablazo en octubre del año pasado cuando con una maniobra con la tasa de cambio les esquilmaron el 40% de lo que correspondía recibir por motivo del deslizamiento cambiario.

Y si queremos más, tomemos otra. Allí está la reducción o anulación de los beneficios que recibían los adultos mayores en materia de tarifas de electricidad. Seguramente vendrán otras.

Veamos ahora lo que dice la Constitución vigente. El artículo 77 dice que los adultos mayores tienen derecho a medidas de protección por parte de la familia, la sociedad y el Estado.

 

Por su parte, el Código de la Familia establece lo siguiente: “se entiende por persona adulta mayor, los hombres y mujeres a partir de los sesenta años de edad”. Y agrega el artículo 413 de dicho código: “Por razones de edad, recibirán protección integral por parte del Estado, la familia y la sociedad en su conjunto y un trato preferente en los distintos ámbitos en que se desenvuelvan”.

Entre los derechos se incluye el siguiente: “No ser víctima de ningún tipo de discriminación”.

La pregunta que se impone es ¿Se cumplen estas disposiciones? ¿Acaso no es discriminación que a los adultos mayores se les niegue, por razones de edad, un crédito bancario, un seguro de salud o se les impongan cargas bancarias económicamente más onerosas?

Claro que es discriminación.

¿Hay posibilidades de que esta realidad cambie? Por supuesto que sí. Tenemos ejemplos luminosos en países vecinos, pero mientras el gobierno cristiano, socialista y solidario esté en el poder, esperanzas no se ven por ningún lado.

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