Honduras refuerza sus fronteras con policías militares para combatir pandilleros
Más de 600 elementos de la Policía Militar del Orden Público (PMOP) de Honduras refuerzan desde este domingo la seguridad en las fronteras del país para evitar el ingreso de delincuentes, principalmente pandilleros, cuatro días después de que el Gobierno declaró "la guerra a la extorsión".
El envío de policías militares a los puntos fronterizos de Honduras se realiza en el marco del Plan Integral de Seguridad y en cumplimiento a "la orden emanada" por la presidenta del país, Xiomara Castro, indicó la PMOP en un mensaje en Twitter.
Las operaciones se intensificarán en los departamentos de Choluteca y Valle (sur); La Paz, Intibucá, Ocotepeque, Copán y Santa Bárbara (occidente), Cortés (norte), El Paraíso (oriente) y Gracias a Dios (este), fronterizos con El Salvador, Guatemala y Nicaragua.
Los policías militares permanecerán por "tiempo indefinido" en las zonas fronterizas, donde realizarán patrullajes, retenes y puntos de control para evitar el ingreso a Honduras de estructuras criminales o pandilleros, según la institución hondureña.
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El Gobierno hondureño le declaró el jueves “la guerra a la extorsión”, flagelo que en el presente siglo ha dejado centenares de muertos y muchos micros, pequeños y medianos negocios en la ruina.
“Este Gobierno del socialismo democrático le declara la guerra a la extorsión, así como desde el primer día -el 27 de enero- le declaramos la guerra a la corrupción, a la impunidad y al narcotráfico”, dijo la presidenta hondureña durante el anuncio de la Estrategia Integral contra la Extorsión y Delitos Conexos, por parte del Ejecutivo a través de la Secretaría de Seguridad.
Agregó que su compromiso es brindarle toda la seguridad que demanda el pueblo hondureño y retornarle la dignidad perdida en el régimen anterior (doce años del ahora opositor Partido Nacional).
Las autoridades de Honduras han declarado el estado de excepción en más de un centenar de barrios de Tegucigalpa y San Pedro Sula, las dos principales ciudades del país y las que registran los mayores índices de violencia.
Grupos formados por jóvenes y adultos, conocidos como "maras", dominan algunos barrios de Honduras con un "modus operandi" basado en el asesinato y la extorsión, prácticas a las que se suman la amenaza y la persecución.
Las "maras" (pandillas) más reconocidas son la Salvatrucha (MS-13) y la M-18.
Muchos de los afectados por la extorsión no interponen la denuncia ante las autoridades por miedo, ya que, según la Policía Nacional, agentes y militares, entre activos y retirados, y operadores de justicia, forman parte de esos grupos.