Un fuerte tifón golpeó el oriente de Filipinas en Navidad e impidió la realización de las festividades religiosas.
El tifón Nock-Ten, cuando tocó tierra en la provincia de Catanduanes, tenía
vientos sostenidos de hasta 114 millas por hora y ráfagas de hasta 158 millas por hora, según un medio nacional.
El fenómeno atmosférico afectó el servicio de electricidad y dejó incomunicados a los lugareños.
Las autoridades filipinas reportaron
tres muertes, 380 000 evacuados y 73 000 afectados.
Ante la amenaza de marejadas ciclónicas, inundaciones y deslaves, los filipinos fueron evacuados a los refugios.
La vicegobernadora de Catanduanes, Shirley Abundo, entrevistada por la televisora ABS-CBN, explicó que ordenó una
evacuación forzosa porque algunos de los habitantes “son muy cabeza dura” y no querían dejar sus casas porque era Navidad.
De acuerdo con la Agencia Meteorológica de Filipinas,
en los últimos 65 años, siete tifones han golpeado al país asiático en Navidad.