Báez: "los tiranos le tienen miedo a la fe" y quieren silenciar las alabanzas del pueblo
El Obispo Auxiliar de Managua en el exilio, Monseñor Silvio José Báez advirtió este domingo en su homilía que "los opresores" pretenden silenciar las alabanzas de pueblo impidiendoles sus celebraciones religiosas en Nicaragua porque "los tiranos le tienen miedo a la fe" y llamó a los creyentes a no permitir que eso suceda.
Basado en la historia bíblica relatada en el evangelio de Lucas (17,11-19) que cuenta cuando Jesús sanó a 10 leprosos, el obispo exiliado recordó que los sanados pidieron con fé y agradecieron alabando a Dios demostrando que las alabanzas y la oración "confiada dirigida al Señor vence la soledad, sana los corazones heridos, nos ayuda a superar nuestros miedos, nos libera de las esclavitudes que nos humillan", además que hace resurgir la esperanza "cuando parece que ya no hay nada qué hacer".
Predicó que esa es la importancia de la alabanza y la oración y por ello "los pueblos sometidos deben alabar y cantar a Dios", y es en esos momentos cuando "los opresores quieren silenciar la alabanza de los pobres, impidiendo las manifestaciones religiosas populares e intimidando a la gente". La prédica de Monseñor Báez es una clara referencia a los últimos ataques de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra la Iglesia.
Los dictadores mandaron a su Policía a impedir las celebraciones en honor a San Jerónimo y San Miguel Arcángel en Masaya, pero además prohibieron las procesiones religiosas en Matagalpa, Juigalpa, Granada, Boaco y otros municipios.
"Los tiranos le tienen miedo a la fe, al canto, al baile y a la alegría del pueblo que brota de su fe en Dios", advirtió el Obispo.
El religioso elogió que "la grandeza y la fuerza de nuestro pueblo es que no deja de cantar a Dios en el corazón mismo de la injusticia, mientras al mismo tiempo se esfuerza por soñar y construir una sociedad nueva".
Y en ese sentido, hizo un vehemente llamado al pueblo nicaragüense a que no permita "que la opresión y la crueldad de los poderosos logre silenciar jamás el canto de la fe, ni callar la voz agradecida del pobre que canta a Dios".
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El líder religioso advirtió que ese cometido es difícil pues "no es un canto fácil", pero recordó que ya en los tiempos bíblicos, el pueblo de Israel en el exilio de Babilonia se preguntaba: “¿Cómo cantar a Dios en tierra extranjera?” Señaló que en la actualidad esa pregunta la hace también hoy "nuestro pueblo, exiliado en su propia tierra y obligado a exiliarse a tierras extranjeras".
"Aun en la opresión y el exilio, es posible cantar a Dios cuando vivimos con la esperanza puesta en él y caminamos con fe en un éxodo en el que Dios nos va conduciendo a la liberación", exaltó Monseñor Báez.
Llamado a la unidad
Asimismo, en su prédica dominical desde la parroquia Santa Agatha, en Miami, donde vive su exilio y oficia el Obispo auxiliar de Managua, hizo alusión a la necesidad de mantenerse en oración pero unidos para enfrentar la crueldad de los que humillan al pueblo.
Báez enseñó que en la sociedad hay diversidad de visiones y de estrategias entre las personas y los grupos, "pero hay que caminar juntos, esforzándonos todos en ayudarnos y buscar el bien común".
Recordó que el pueblo ya ha sufrido mucho "a causa de egoísmos estériles y confrontaciones inútiles que han hecho de la convivencia social una grotesca competencia".
"Necesitamos personas y grupos que caminen juntos, sin ponerse zancadillas, ni descalificarse unos a otros. No hay que caminar para llegar primero y acaparar privilegios y aplausos, sino para construir entre todos una convivencia nueva basada en la fraternidad, la paz y la justicia", predicó.
Para el Obispo Báez, cuando los hombres imponen barreras que dividen y se imponen con su crueldad destruyendo la dignidad de las personas "nos queda siempre el último recurso, el más poderoso: la oración".
"La vida es un camino, a veces escabroso, lleno de obstáculos, cansado, en subida, pero hay que caminar siempre. Nos impulsa la confianza de que Dios actúa en la vida de cada día cuando aceptamos el riesgo de avanzar, de soñar, de arriesgar y de construir, aun cuando parezca que todo lo tenemos en contra", destacó.
En esa línea resaltó que también la fe es un camino, "a veces oscuro e incomprensible", pero hay que transitarlo con fe. "Hay que transitar el camino de la fe con el único apoyo necesario: la confianza en Dios, el amor humilde, la perseverancia cotidiana, invocando continuamente a Jesús y sin detenernos jamás", instó el Obispo.