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Arturo Cruz: “Daniel Ortega es un régimen sin futuro”

Noviembre 27, 2018 09:28 AM

Arturo Cruz Sequeira es uno de los académicos más respetados de Nicaragua y Centroamérica. Doctor en Historia en la Universidad de Oxford, profesor del INCAE, se refiere con propiedad a la situación actual de Nicaragua y advierte que el regimen de Daniel Ortega ha perdido toda legitimidad.

A siete meses de la rebelión de los estudiantes, ¿Cómo describirías actualmente la situación en Nicaragua?

Básicamente lo que tenés en un empate destructivo entre el aparato partidario del Frente Sandinista, utilizando la coerción y la sociedad en su gran mayoría, resistiendo pasivamente todo por ahora, esa situación. No hay duda alguna que todavía, si es que las encuestas son creíbles, todavía Daniel Ortega conserva un piso bastante sólido, lo cual le da todavía una capacidad de cierta maniobralidad política pero no hay, no hay ninguna duda que es un régimen que ha perdido toda la legitimidad, es un régimen sin futuro, es un régimen que descansa en la coerción y en esa minoría organizada que pudiéramos decir que todavía representa un 30% de los nicaragüenses, donde hay obviamente muchos intereses creados de por medio. Esa es la situación en este momento. Ahora bien, tiene que tomar en cuenta la correlación de fuerzas externas que se le ha deteriorado completamente.

Hace un tiempo te escuché una tesis de que decías que los estallidos de violencia en Nicaragua tienen que ver con el cierre de libertades y derechos. ¿Es lo que está sucediendo actualmente?

Yo creo que ocurrió en Nicaragua en cierta manera me recuerda un poco a lo que le ocurrió a Somoza. En cierta forma se ha hecho una caricatura del régimen de los Somoza, en el sentido que no se le reconoce que durante los años de gobierno de los Somoza hubo una situación donde la sociedad y la economía se modernizaron, lo que no se modernizó fue la política y básicamente creó un desfase entre la sociedad y el régimen. Nicaragua, para que tengás idea, tuvo un crecimiento notable durante esos años y el PIB por habitante, dependiendo la época, que estamos hablando durante los años de Somoza, creció arriba del 3%. Eso te creó sectores medios y emergentes con aspiraciones de clase media que obviamente querían un modo de gobierno diferente. Ahora bien, guardo las distancias y tomando en cuenta que ahora los tiempos se aceleran con el internet y las redes sociales, el gobierno de Ortega en estos últimos años, aprovechando la buena labor que dejó el gobierno anterior, tuvo un despegue económico notable, tan es así que crecíamos arriba del 5 % con un PIB por habitante creciendo de promedio un 3,6 %. Y pasamos de un PIB por habitante de menos de $1,000 a un PIB por habitante superior a los $2,000. Siempre un PIB por habitante modesto pero con expectativas crecientes. Y empieza a ocurrir algo muy interesante en Nicaragua y es que el cliente empieza a volverse en una gran medida, un ciudadano. Y el ciudadano no se conforma con una lámina de zinc, quiere otras cosas, incluyendo espacios políticos. Y creo que uno de los errores grandes del gobernante fue que él no podía pretender tener crecimiento económico, sin alguna manera, adaptar su modelo político y básicamente él creía que el crecimiento económico era lo que iba a afianzar su sistema político y era todo lo contrario. Y se da una situación muy interesante que es una sociedad que va avanzando y un modelo político que va retrocediendo. Y esto se complica en un momento dado cuando tenés, lo que llamo yo, una crisis de las tijeras. Por un lado las expectativas de los nicaragüenses creciendo, teniendo aspiraciones de sectores medios y por otro lado la gobernanza complicándose por el colapso de los recursos venezolanos que le había permitido, si vos querés, apaciguar expectativas con abundancia de recursos. Para que tengás una idea, el promedio de la cooperación anduvo por muchos años arriba de los $500 millones. En el 2017 solamente fue $37 millones, entonces se le crea una situación muy complicada y ese ciudadano reclamando nuevas exigencias. No habíamos tomado en cuenta dos factores adicionales, primero que tenemos 200 mil estudiantes universitarios. Y en segundo lugar que la internet y las redes sociales avanzó a una velocidad impresionante. Todavía en el 2013 los nicaragüenses estábamos completamente desconectados del internet y de las redes sociales. Era el país en toda la región, en los 18 países que Latibarometro encuesta, menos conectado y de repente no conectados, de tal suerte que sólo en un año, entre enero del 2017 y enero del 2018 se sumaron medio millón de nicaragüenses a las redes sociales. Paradójicamente porque el gobierno dio, libre disponibilidad de wifi en los espacios públicos.

Yo he escuchado a mucha gente la comparación inevitable entre Somoza y Ortega. ¿En qué se parecen y en qué se diferencian?

Se parecen en varias cosas, primero de que son modernizadores incompletos, para empezar y en segundo lugar ahora los dos parecen del mismo alegato que era fundamentalmente el siguiente: Daniel Ortega insiste que su periodo presidencial termina formalmente en noviembre del 2021. La debilidad de ese alegato es que su legitimidad de origen es dudosa porque el ejercicio electoral del 2016 fue muy mediocre, para ser educado. Por lo tanto, no tiene legitimidad de origen su argumento legal y él insiste en que él se va cuando termine su periodo presidencial vía elecciones, obviamente lo que quiere decir que puede quedar. Somoza insistía en lo mismo de que su alegato, su periodo presidencial terminaba, mira qué interesante, en 1981. Somoza se da cuenta, ya muy tarde que pudo haber adelantado elecciones, pudo haber hecho un ejercicio electoral diferente. Entonces ahí hay dos similitudes, por un lado, modernizadores incompletos y por otro lado, incapaces de manejar, con la soltura requerida, la sucesión que ha sido también el talón de Aquiles de nosotros los nicaragüenses, cómo administramos de manera fluida las transiciones, cosa que estábamos empezando a hacer a partir del 90 porque independientemente de lo que se pueda decir de Arnoldo Alemán pues manejó una sucesión interesante. Ahora bien, creo que ahí hay similitudes. En qué se diferencian, es que yo creo que todavía Daniel Ortega tiene una base muy pequeña, relativamente pequeña, pero muy bien organizada que yo creo que Somoza al final, independientemente que ponía gente en la calle y todo lo que vos querrás, no la tenía tan sólida como la tiene Daniel. Y por otro lado, este es un personaje que yo creo que su ambición en la vida no es vivir bien en París o en Miami. Es un personaje que está dispuesto a invertir hasta el último recurso que tiene en,  de alguna manera, o preservarse en el poder o ser parte de la ecología política nicaragüense.

Ahora, el otro agravante es que no hay una oposición política organizada

Sí, pero la maravilla de Nicaragua es que sin embargo ahora, la oposición en general, es mayoría social. Eso es muy importante, antes no era mayoría social y ni siquiera era mayoría electoral. Seamos claro, ahora además de ser mayoría electoral es mayoría social. La gran pregunta como tú bien dices es si vamos a tener, si la oposición tendrá la capacidad de irse organizando de una manera más efectiva. Yo creo que siempre, por eso creo también que el tema de las elecciones adelantadas es muy delicado cuando las querés porque si las adelantás demasiado, el gran ganador es el régimen. Tú tenés que crear una arquitectura política que facilite esa organización y por eso es que yo he sido un gran creyente de que las elecciones adelantadas pudieran ser en noviembre del 20-20, no en noviembre del 20-21. Ahora bien, el presidente Ortega y sus asociados más cercanos insisten en que se termina su periodo presidencial. Vuelvo a decírtelo, es el mismo error en el que insistió Somoza. Ojalá tenga la visión de aprender de las tantas lecciones de nuestra historia, que yo no sé, que son evidentes y es que el autócrata efectivo es efectivo mientras dura pero si no se sabe ir, todo lo que hizo durante el periodo efectivo, se borra en la crisis de sucesión. Y esa es la tragedia nuestra que el stock de capital de nuestro país vive restándose y restándose y restándose en vez de sumar, sumar y sumar porque lo que sumamos lo terminamos restando.

¿Cómo estalla, cómo surge ese vibrante movimiento estudiantil que vimos a partir de abril? ¿fue espontáneo o fue una conspiración como dice Ortega?

A ver, es fascinante eso y yo honestamente no me siento todavía en la capacidad de dar una respuesta sólida y hay que estudiarla para el futuro. Esto fue, como vos decís, una explosión donde estaba de todo, estudiantes, estaba oposición tradicional, estaba la vieja resistencia, estaba la contra y también mucho sandinista resentidos por la manera en que se dio al sucesión entre Daniel y Rosario (Murillo). Rosario, básicamente a la vieja guardia o a lo que estaba asociado con el partido histórico, lo apartó y entonces por eso es que vos ves una explosión espectacularmente grande y efectiva a la hora de hacer los tranques porque los tranques no son fáciles de hacer. Necesitás gente que sabe hacerlo y tú muy bien sabes que los que lo han sabido hacer muy bien, son los sandinistas. Entonces tenías una combinación de estudiantes, tenías una combinación general de excontras y de exsandinistas que todavía hace seis meses o un año o dos meses, habían sido parte del aparato pero que fueron desplazados por ella en el afán de poner a los que podemos llamar su cuadro, bajo dos excusas: que había que promover equidad de género y que había que promover a generaciones nuevas. Entonces vos en el proceso desplazabas y desplazabas en alcaldía, en concejales. Desplazabas en el aparato a los secretarios políticos, a gente de la vieja militancia que también, no solamente fueron desplazados, fueron desplazados en muchas ocasiones de manera muy grosera. Y vos muy bien sabes que la manera que te pueden correr de un trabajo, perdón que use esta metáfora, es tan importante no solamente si te corren, es cómo te corren. Y eso generó mucho resentimiento.

Después de todo lo sucedido, mucha gente habla de la necesidad de refundar el estado nicaragüense. De que no existe la independencia de poderes, que se destruyó la credibilidad de la Policía, que el ejército fue un cómplice pasivo. ¿Qué va a pasar en Nicaragua?

Fijate que no hemos ni siquiera empezado a hablar de los ajustes que hay que hacer porque ahora hay que gobernar con menos recursos, más expectativa y encima de eso con disciplina macroeconómica porque los números tenés que ordenarlos y entonces viene la pregunta quién va a ordenar el Seguro Social, vas a quitar el subsidio al transporte público, le vas a quitar el subsidio a la electricidad para los de menores ingresos, le vas a decir al empleado público que no hay ajuste salarial automático. O sea, al gobernante que le va a tocar manejar el país de cara al futuro, si es que llegamos a ese feliz momento. Es un gobernante que probablemente va a salir con cero capital político, cero aprobación, si es responsable porque va a necesitar ordenar el país para que los que vengan posteriormente tengan una macroeconomía ordenada que permita el crecimiento sostenido sobre la base de la inversión de lo privado. Pero además de eso, tenés que reconstituir el país políticamente hablando y ahí viene la pregunta que si podés tomar medidas duras en el contexto de fundar la institucionalidad, que pasa por separación de poderes, que pasa por pluralidad en la Asamblea donde definitivamente el sandinismo va a tener representación, si decide ser parte de este proceso de transición. Ahí entonces podemos pasar, que es mi preocupación, pero que es inevitable, de la autocracia efectiva al pluralismo de débil. Lo que sí podemos estar seguros, es que los años que nos vienen, van a ser difíciles y complicados.

Hablando de los temas macroeconómicos, la crisis sociopolítica hundió los índices macroeconómicos. Algunos se empiezan a preguntar si la seguridad y la bonanza económica era una burbuja. ¿Cuánto tiempo tomará recuperar eso?

Mira, para empezar el caso es que los números de la macroeconomía eran muy ordenados y tan ordenados eran, de que hemos aguantado este desplome con el tipo de cambio. Eso te da un indicador de la solidez del manejo macroeconómico y la preocupación de la gestión del gobierno con mantener la macroeconomía ordenada. Tan es así, de que independientemente los recursos disminuyeron en el 2017 de Venezuela, el déficit fiscal después de donaciones andaba en 2,2. Era un déficit ejemplar y en parte porque hubo un incremento en los ingresos tributarios de 3 puntos del PIB a medida que la cooperación venezolana disminuya. Pero indiscutiblemente, el problema de Nicaragua siempre ha sido de que nuestros descalabros económicos son resultado de nuestros descalabros políticos y por eso mi insistencia siempre y la esperanza que yo tenía es que el autócrata efectivo del siglo 21 aprendiera de las lecciones del autócrata que él derroca y que esta precisamente en no crear una arquitectura política más interesante, más abierta, más flexible y pasar del poder absoluto a la hegemonía que no es lo mismo porque podrían cohabitar en esa ecología política diferentes actores e ir asumiendo la transición hacia un aterrizaje suave, donde ellos siempre iban a ser relevantes pero no los exclusivos. Qué costaba con haber hecho esos pasos, pero la paradoja era que mientras más caminaba la economía, más absoluto se volvía. Tan es así que yo he dicho que era una monarquía con las potestades del siglo XVI, por el amor de Dios, con un primer ministro que tomaba todas las decisiones, que era Rosario, donde se acumulaban en su escritorio tres mil correos electrónicos todos los días porque no había decisión, grande o pequeña que no fuese tomada por ella y se da una cosa muy interesante también que la mediadora entre el soberano y el resto se vuelve ella. Y vemos a un presidente que se empieza a aislar no solamente del país sino que también de sus propios correligionarios y el sandinismo pensante empieza a ser excluido de tener acceso al soberano.

¿Cómo evalúas el papel de la iglesia católica en esta crisis?

Sí ha sido, creo yo, a ver, perdoná que no lo haya introducido anteriormente. Es de una gran relevancia porque básicamente su credibilidad ante la sociedad nicaragüense es incuestionable. Como institución es la más respetada, es en la que más se confía y eso vale en este momento muchísimo porque la verdad es que todos los otros actores, de cierta manera, están de devaluados. El único actor cuya legitimidad es incuestionable es precisamente la Iglesia. De ahí de creer que podés llegar a acuerdos políticos, sin alguna manera contar con la iglesia, me parece a mí fuera de lugar. Su legitimidad es total y solamente con la bendición de la iglesia, los arreglos políticos van a ser aceptables para la sociedad nicaragüense.

Un hecho que ha ocurrido en los últimos días ha sido esta propuesta de una Ley de Reconciliación por parte del gobierno y por otro lado uno ve una exigencia de toda la sociedad sobre los crímenes ocurridos y la liberación de los presos políticos. ¿Cómo ves esta situación?

Esa va a ser una de las grandes tensiones que hay que manejar. Por un lado la importancia de la justicia y por otro lado los arreglos políticos y creo que eso es uno de los grandes desafíos de cara al futuro, cómo lograr ambas cosas y me parece, para serte franco, pero no hay duda de que hay que hay una sociedad que exige esa justicia y esa exigencia está en contradicción muchas veces, con el pragmatismo de los arreglos, de ver hacia el futuro y definitivamente ese va a ser uno de los temas más duros de manejar. Y ahí creo también, que la Iglesia católica va a tener que jugar un papel notable. Por eso es que pretender llegar a cualquier arreglo sin la iglesia, es básicamente estar en otro planeta.

Se habla mucho de sanciones de parte de Estados Unidos, de la posibilidad de aprobar una ley Magnitsky nicaragüense. ¿Es viable eso, qué impacto va a tener?

No mirá, déjamelo ponértelo de esta forma. Empezamos con el Nica Act que incide en el tema de los multilaterables pero en el camino y esto fue una decisión reciente, de julio de este año. El senador Menéndez introdujo el que podríamos llamar el Magnitsky nicaragüense. Entonces en ese caso sólo van a ver dos Magnitsky, el ruso y el nicaragüense y el Magnitsky global. Definitivamente lo que ocurrió fue que se fusionaron las dos leyes y se volvió, este proyecto de ley, que creo que hoy va a pasar en del Senado, bajo el mecanismo de consentimiento unánime. Va a la cámara, en la cámara el trámite va ser relativamente rápido y va para el escritorio del presidente y estoy convencido de que vamos a tener un proyecto de ley aprobado a finales del 115 congreso. En todo caso, la importancia de esto es sobre todo en el tema del Magnitsky nicaragüense, es que las sanciones a individuos no van a ser necesariamente con los dedos de una mano, pueden ser en docenas porque es un proyecto de ley específicamente para del país. ¿Te podés imaginar las consecuencias de eso? y por otro lado está también el tema de los multilaterales y porque es importante el tema de los multilaterales, porque en el 2017, para que tengás una idea, con la caída dramática de la cooperación venezolana, lo que representan los multilaterales es del 70% de los recursos (…) En un momento dado era menos del 40, cuando ubicabas toda la cooperación, inclusive en el mejor año Nicaragua recibió más de $1,500 millones. En el 2017 recibimos menos de $1,000  y de esos $1,000, 700, por ponerlo así para darte una figura a grosso modo, es de los multilaterales. Entonces te podés imaginar lo que significa este instrumento. Lo que el presidente Ortega debe reconocer es que él vive en un vecindario que está dominado por los Estados Unidos y lo que no ha querido aceptar, independientemente de que lo ha reconocido como algo que es un hecho pero emocionalmente nunca lo ha podido aceptar, es que el éxito económico que hemos tenido en los últimos años fue precisamente por ser parte del ecosistema económico de los Estados Unidos. Si vos vez cuáles son los motores de nuestro crecimiento, todo sin excepción, está vinculado a los Estados Unidos. Entonces no hay duda alguna de que estas decisiones que se están tomando en Washington, tiene una incidencia espectacular en el futuro económico del país, no solo por el lado del CAFTA, sino por el lado de remesas, de turismo, de inversión extranjera directa. Es impresionante y luego la presión externa que se está generando con estos proyectos de ley, van a contribuir a un país todavía más complicado económicamente. Ahora, cuál es el escenario al que los norteamericanos, creo yo, le temen pero están dispuestos a asumir ese riesgo. Un escenario donde tenés una economía destruida y Ortega gobernando porque no es necesariamente axiomático que una economía destruida sale de Ortega, todo lo contrario, pudieras alegar de que en cierta manera, una involución de la economía nicaragüense vuelve relevante la lámina de sing. Es decir, Ortega, llegado al gobierno tuvo un programa exitosísimo que era la distribución de la lámina de zinc para los techos y no tenés idea del impacto que tuvo eso entre la ciudadanía y el programa ese de láminas de zinc, valía $30 millones. El gran problema es que a medida vos vas avanzando como país y ya del cliente se transforma en ciudadano empieza a tener rendimientos marginales decrecientes, bueno, con una evolución dramática, la lámina de zinc puede volver a valer y eso cuidado que puede ser parte de un cálculo, espero que no.

 ¿Cuáles son las vías de solución al actual conflicto nicaragüense?

Yo creo que al final del día, lo único que tenemos como una opción inteligente es adelantar las elecciones pero primero hay que darle una arquitectura política que le dé credibilidad a ese proceso electoral y que le dé credibilidad a la gobernanza del futuro. Es preocupante la renuencia del presidente Ortega porque él insiste formalmente que su mandato termina en el 2021 y nuestro cuestionamiento a ese alegato es que ese mandato tiene una legitimidad de origen dudosa y por lo tanto, su legalidad es dudosa. Aquí está la lección de la crisis de Somoza donde el último Somoza insistió en quedarse hasta 1981. Ojalá que esa lección que está ahí nomás, a la vuelta de la esquina, de alguna manera sirva para sacar un desenlace menos doloroso y menos complejo que permita que la recuperación del país sea más rápida, emocionalmente, políticamente y económicamente.

¿Hay posibilidades de una guerra civil en Nicaragua?

Yo no estoy tan claro si eso es factible, si eso está en las cartas, pero no hay ninguna duda que lo que tenemos es una sociedad verdaderamente en resistencia de muchas formas, menos pasiva y convencida que hasta que el regimen no se modifique o no cambie, el país no tiene futuro.

¿Hay posibilidades que se convierta en una larga dictadura como la venezolana?

No hay duda que cuando vos montás un aparato coercitivo bastante cohesionado, cuando vos contás con una militancia que aún está presente y contás con recursos que no son de la economía formal, mientras que tenés por otro lado una oposición bastante plural, vos tenés capacidad, en el corto plazo, de ser dominante, dos o tres años, pero sin duda alguna, a mediano y largo plazo, un regimen sin legitimidad está destinado a perder. Vos no podés gobernar exclusivamente sobre la base de la coerción y mi argumento básico es que si él pretende perdurar hasta el 2021 sin dar ningún tipo de salida política que la sociedad acepte, lo que vamos a ser es un regimen policial, con una economía no solo estancada, sino en franco deterioro.

Publicación original de El Mundo

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