Rompiendo las Cadenas de la Represión: Un Llamado a la Acción Global por Nicaragua
Rompiendo las Cadenas de la Represión: Un Llamado a la Acción Global por Nicaragua

Félix Maradiaga
Me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento a las 25 organizaciones asociadas de la Cumbre de Ginebra, por brindarme esta invaluable oportunidad de dirigirme a ustedes hoy.
La importancia de este momento es significativa, ya que llega después de un calvario personal que tuvo lugar hace apenas 90 días. Me encontré sometido a un arresto arbitrario en una de las prisiones más deshumanizadoras de América Latina.
Desde que comenzaron las protestas en Nicaragua en abril de 2018, Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo han desmantelado gradualmente todos los derechos civiles y políticos. Como parte de su control absoluto del aparato estatal, el legislativo controlado por la dictadura, ha declarado ilegales, cerrado, expulsado del país o expropiado a más de 3.150 organizaciones de la sociedad civil, incluyendo la Cruz Roja Nicaragüense y más de 20 universidades.
Miles de defensores de derechos humanos, trabajadores de ONG, periodistas, líderes estudiantiles, figuras religiosas y los principales líderes de la oposición política se han visto obligados a abandonar el país. Entre 2018 y el primer trimestre de 2023, más del 10% de la población ha abandonado Nicaragua.
El 8 de junio de 2021, el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua me acusó injustamente, junto con otros precandidatos presidenciales, de "socavar la integridad nacional", una acusación que resultó en mi posterior condena a 13 años de prisión. El único fundamento de esta condena fueron mis declaraciones públicas durante mi campaña presidencial y mis testimonios ante entidades internacionales como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Parlamento Europeo y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, entre otros.
Lamentablemente, mi experiencia no es un incidente aislado, sino más bien un sombrío reflejo de una realidad más amplia y desalentadora. Innumerables disidentes en todo el mundo se encuentran en circunstancias similares, incluyendo a Mons. Rolando Álvarez, obispo católico de mi propia diócesis en Matagalpa, Nicaragua, Vladimir Kara Mursa de Rusia y Guo Feixiong de China, solo por mencionar algunos casos.
La utilización de la encarcelación como herramienta de represión se ha convertido en una angustiante epidemia global.
Permítanme compartir una experiencia con ustedes:
Durante mi mandato como encargado de la oficina de desarme en Nicaragua, adquirí una experiencia de primera mano sobre las consecuencias devastadoras de la guerra civil. Uno de los efectos más desgarradores que presencié fue la mutilación de innumerables personas que habían perdido sus extremidades debido a minas antipersonales. Al investigar su uso, descubrí una intención malévola detrás de estas armas. En lugar de estar diseñadas para matar, fueron creadas específicamente para infligir daño grave e inmenso dolor al enemigo. La mutilación deliberada de combatientes por estas minas tenía como objetivo desmoralizar a las tropas y causar daños permanentes en forma de veteranos heridos mucho después de la guerra.
Hago esta analogía porque los tiranos modernos están empleando una lógica perversa similar a través de encarcelamientos arbitrarios. En lugar de asesinar abiertamente a sus adversarios, eligen encarcelarlos y someterlos a farsas judiciales. Al encarcelar a sus oponentes, estos dictadores obligan a los movimientos disidentes a centrarse en asegurar la liberación de los prisioneros, desviando a menudo la atención de problemas más amplios a largo plazo, como la restauración de las instituciones democráticas.
La prisión política, como mi propia familia ha experimentado de primera mano, inflige un sufrimiento inmenso a las familias de las personas encarceladas. Empleo esta comparación para subrayar la gravedad de esta "militarización" de la política.
Reflexionando sobre la formación del Convenio de Ottawa, que en última instancia prohibió el uso de minas antipersonal, lo recuerdo con gran admiración. Este hito en la convención surgió de los esfuerzos colectivos de la sociedad civil. La sociedad civil y los grupos de defensa desempeñaron un papel vital en la redacción y aprobación del Convenio de Ottawa.
A través de la creación de conciencia y la construcción de coaliciones, las organizaciones de la sociedad civil influyeron en las disposiciones del tratado y abogaron por una prohibición integral de las minas terrestres. Sus esfuerzos destacaron el impacto humanitario de las minas terrestres, movilizaron el apoyo público y responsabilizaron a los gobiernos de su cumplimiento, lo que finalmente condujo a la adopción e implementación exitosa del tratado.
Hoy, les invito a tomar una acción similar uniéndote y promoviendo un nuevo convenio internacional contra la prisión política. La urgencia impregna nuestra súplica mientras pedimos a la comunidad internacional que adopte instrumentos más efectivos dentro del marco del derecho internacional. Estos instrumentos deben servir para proteger a los defensores de los derechos humanos y a los disidentes de caer víctimas de encarcelamientos arbitrarios.
Propongo un nuevo convenio internacional que eleve a la categoría de crimen contra la humanidad el encarcelamiento de personas inocentes por el simple hecho de expresar sus ideas, ejercer una opción política, profesar su fe o religión o simplemente por pertenecer a un grupo étnico o demográfico. Los instrumentos disponibles han demostrado ser ineficaces.
En el caso de Nicaragua, Monseñor Rolando Álvarez se encuentra bajo arresto arbitrario y condenado a 26 años de prisión. Desconozco otro lugar en América Latina donde se encarcele a un líder de una comunidad religiosa simplemente por ejercer su derecho a practicar su fe y predicar la paz, la no violencia y la justicia desde el púlpito de su iglesia.
Monseñor Rolando Álvarez se encuentra injustamente encarcelado por simplemente expresar sus creencias desde el púlpito. Sus valientes palabras resuenan profundamente: "Un cristiano no puede tener falsas neutralidades. Aquel que guarda silencio frente a las violaciones de los derechos humanos ya ha tomado una decisión". Otra declaración impactante de una de las iglesias rodeadas de paramilitares cuestionó la necesidad de las armas y la opresión de un pueblo sencillo y trabajador. Sus palabras ponen al descubierto las injusticias que nos rodean.
El arresto del Monseñor Álvarez es un ejemplo innegable de la perversidad de una dictadura, que según el informe de las Naciones Unidas ha sido clasificada como perpetradora de crímenes de lesa humanidad. Junto a él, más de 40 presos políticos están bajo arresto arbitrario en Nicaragua. Aprovecho la presencia de los distinguidos embajadores y jefes de misión acreditados aquí en Ginebra, para pedirles que utilicen sus buenos oficios para ayudarnos a liberar a estas personas injustamente encarceladas. La condición en la que se encuentran solo puede ser clasificada como un secuestro.
El arresto del Monseñor Álvarez se erige como un testimonio innegable de la crueldad de una dictadura, como lo confirma el informe de las Naciones Unidas, que la cataloga como perpetradora de crímenes de lesa humanidad. Trágicamente, esta injusticia se extiende a más de 40 presos políticos que actualmente están siendo detenidos de manera arbitraria en Nicaragua. Como distinguidos embajadores y jefes de misión reunidos aquí en Ginebra, les solicito humildemente su ayuda para utilizar su influencia diplomática y así lograr la liberación de estas personas injustamente detenidas, que son esencialmente víctimas de un secuestro.
Además, pido que consideren las siguientes acciones:
a) Apoyar el trabajo continuo del grupo de expertos, cuyo mandato ha sido extendido por dos años.
b) Evaluar nuestra propuesta de declarar la ilegitimidad del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, dado que llegaron al poder sin ningún proceso electoral legítimo.
c) Implementar las recomendaciones del Grupo de Expertos sobre Nicaragua, en particular en lo que respecta a cortar los canales financieros que apoyan al régimen opresivo.
d) Tomar medidas humanitarias urgentes para abordar las necesidades apremiantes de cientos de miles de nicaragüenses desplazados por la fuerza que han buscado refugio, se han desplazado o se han convertido en solicitantes de asilo en varios países de todo el mundo, especialmente en Estados Unidos, Costa Rica, España y México. Te ruego que aproveches tu influencia para que el ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) tome acciones rápidas y significativas para aliviar el sufrimiento de mis compatriotas nicaragüenses atrapados en situaciones migratorias irregulares debido a la dictadura.
Por último, les pido solidaridad en nuestra búsqueda de justicia y fin a la impunidad por los presuntos crímenes contra la humanidad que han sido documentados repetidamente por diversas organizaciones de derechos humanos. Hoy, en particular, se cumplen cuatro años del brutal asesinato del preso político Eddy Montes, quien fue trágicamente asesinado mientras estaba bajo custodia policial en el centro La Modelo. Estos crímenes atroces no deben ser olvidados, ya que un futuro construido sobre la justicia y el recuerdo es esencial.
Juntos, podemos abrir un camino hacia un futuro donde se respeten los derechos y libertades básicas de las personas, donde se celebren las voces disidentes en lugar de silenciarlas y donde la oscuridad de la injusticia sea reemplazada por el resplandor de la esperanza.
Discurso de Felix Maradiaga Blandon, Presidente Fundador de la Fundación para la Libertad de Nicaragua
y Ganador del Premio al Coraje 2023 de la Cumbre de Ginebra para los Derechos Humanos y la Democracia en Ginebra, 16 de mayo de 2023.
Facebook
Visitar Facebook
Twitter
Visitar Twitter
Instagram
Visitar Instagram
Youtube
Visitar Youtube
LinkedIn
Visitar LinkedIn
Telegram
Visitar Telegram
Spotify
Visitar Spotify