Noé Ubau: Trump y China, la guerra comercial
Esta vez el presidente Donald Trump, promete imponer más aranceles para plantar cara al gigante asiático que ascienden hasta un 60% y hasta un 20% a todos los bienes importados a los Estados Unidos, afectando inclusive a sus socios europeos, asiáticos, y del continente americano
Noé Ubau Matamoros
El electo presidente de los Estados, Unidos Donald Trump Jr., sigue manteniendo una política comercial dura contra quien es actualmente su principal competidor y socio comercial, China. Desde su primera administración (2017-2021), el entonces presidente Donald Trump, acusó a China de competidor tramposo por practicar el “Dumping”. El termino dumping, del inglés botadero, es ampliamente utilizado en economía para definir el juego sucio, este consiste en la inyección de dinero público en el tejido industrial y exportar bienes por debajo del costo de producción y posicionar sus productos por encima de la competencia.
Para contrarrestar esta práctica y proteger su industria, el presidente Donald Trump, en enero de 2018, impuso medidas arancelarias por un valor de más de 10 mil millones de dólares a productos chinos que competían con los productos locales estadounidenses. En febrero de ese mismo año, China respondió imponiendo aranceles a los cereales estadounidenses cercanos a los mil millones de dólares, acertando un duro golpe a la industria agroalimentaria estadounidense.
Esta vez, el presidente Donald Trump, promete imponer más aranceles para plantar cara al gigante asiático que ascienden hasta un 60% y hasta un 20% a todos los bienes importados a los Estados Unidos, afectando inclusive a sus socios europeos, asiáticos, y del continente americano. Para llevar a cabo sus promesas electorales como su eslogan insignia “Make America Great Again”, el ahora presidente electo Donald Trump apuesta por el proteccionismo antes que el libre mercado, con el fin de contrarrestar el creciente poderío económico chino y su creciente influencia (influencia china)es las economías emergentes y en vías de desarrollo.
Trump cree que la implementación de estas medidas forzara a las empresas estadounidenses, que se encuentran instaladas en china por sus bajos costos operativos y de producción, a regresar a los Estados Unidos para tener acceso al mercado americano, y a la vez hará frente a otros problemas internos como la creciente inflación del dólar que golpea fuertemente a los hogares de los estadounidenses y la inversión en infraestructura.
Alan Wm. Wolff, miembro del Instituto de Economía Internacional Peterson (Institude Peterson International Economics). En su artículo escrito en el medio digital Fortune, sugiere que Donald Trump está preparando la segunda guerra comercial, una acción llevada a cabo por el congreso de los Estados Unidos en los años 30s que no terminó nada bien. Esa vez los políticos estadounidenses elevaron las tarifas a los productos de importación cercana al 40% que tubo como consecuencia una prolongación de la gran depresión, llevo a una tasa de desempleo del 25% en el país y según Wolff, fue parte del caldo de cultivo que llevo a la segunda guerra mundial.
Wolff en su artículo concluye que: “Lo que Trump no te dirá es que un arancel es un impuesto. Alguien tiene que pagarlo: ya sea una empresa estadounidense que necesita una pieza o un producto químico, o un consumidor que necesita un producto del extranjero. Y si la respuesta es que se harán excepciones, eso supondrá una nueva capa de gobierno a costa de los contribuyentes. Incluso en 1773, los buenos ciudadanos de Boston comprendieron que no serían los británicos quienes soportarían el impuesto sobre el té”.
Son muchas las voces de preocupación alrededor de los riesgos que suponen las medidas propuestas por el presidente electro Donal Trump. Tal como lo documenta la agencia de noticias Euronews, en su versión francés, en un reportaje hecho al ministro de economía de Francia Bruno Le Maire, los impactos colaterales a los socios europeos podrían ser catastróficos.
Por el lado de Francia Le Maire subraya que China es el segundo socio comercial de Francia y residencia de buena parte de la industria francesa, a la vez hace énfasis de los impactos que conllevaría a una disminución del flujo de los productos franceses en el mundo, y que por consecuencia a una contracción económica que destruiría empleos.
Noé Ubau Matamoros es nicaragüense analista de temas internacionales.
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