Padre Benito Martínez critica "silencio cómplice" de obispos en Nicaragua al recibir premio de Monseñor Álvarez
En su discurso el padre Benito, criticó el silencio de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, ante los atropellos de la dictadura de Daniel Ortega hacia la Iglesia Católica, y de la indiferencia de otras instituciones y países del mundo, ante las expulsiones, encarcelamientos, secuestros, confiscaciones y destierro de decenas de religiosos
El Instituto Republicano Internacional (IRI) concedió el Premio a la Libertad 2024 a monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí. El premio fue recibido por el sacerdote excarcelado y desterrado a Estados Unidos, Benito Martinez.
En su discurso el padre Benito, criticó el silencio de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, ante los atropellos de la dictadura de Daniel Ortega hacia la Iglesia Católica, y de la indiferencia de otras instituciones y países del mundo, ante las expulsiones, encarcelamientos, secuestros, confiscaciones y destierro de decenas de religiosos.
“Yo les suplico en nombre de Dios, en nombre de la Iglesia en Nicaragua, en nombre de todos los nicaragüenses: No engrosemos la lista de países, instituciones, de conferencias episcopales de América Latina y del mundo, de personajes, que en esta hora difícil y amarga que vivimos los nicaragüenses, han vuelto los ojos hacia otra dirección, en un silencio cómplice y cobarde, del cual habríamos deseado estuvieran exentos los obispos que conforman la Conferencia Episcopal de Nicaragua”, dijo el religioso.
Añadió “elevamos nuestra voz a las organizaciones y países con vocación democrática, para que vuelvan su mirada hacia la iglesia y pueblo de Nicaragua, donde se han violado todos los derechos humanos, comenzando por la dignidad a la persona y su derecho a libre ejercicio de sus creencias. En nuestro tiempo faltan dos personas: El Papa Juan Pablo II y el presidente Ronald Reagan”, dijo Martínez, en alusión a dos hombres que con su incidencia internacional, no escatimarían esfuerzos para pronunciarse en contra de la dictadura sandinista.
El sacerdote Benito Enrique Martínez, dijo que el premio otorgado por el Instituto Republicano Internacional (IRI), debe inspirar a seguir el ejemplo de Monseñor Orlando Álvarez, el Obispo de Matagalpa quien fue secuestrado en la curia y encerrado injustamente por más de 500 días.
“Debemos estar dispuestos a seguir su ejemplo de convicción, de lucha tenaz, de sacrificio, deponer los intereses personales ante el bien común de los pueblos”, dijo el padre Benito Martínez.
“Como sacerdote, como nicaragüense y como compañero de la misma lucha y de cárcel, es para mí un verdadero gusto y una profunda satisfacción, haber sido distinguido para recibir este alto reconocimiento, a uno de los hombres más sobresalientes en la lucha por los derechos humanos, la libertad religiosa en América Latina en los últimos años, el excelentísimo señor obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, Monseñor Rolando José Álvarez Lagos”, agradeció Martínez.
Además de recibir el premio en nombre de Monseñor Álvarez, el padre Martínez enlistó a las víctimas de la dictadura en Nicaragua, incluyendo a los niños asesinados.
“Hasta niños ofrendaron sus vidas en la cruel masacre del 2018. 360 nicaragüenses murieron buscando libertad para nuestra Nicaragua, buscando un presente y un futuro lleno de libertad, democracia y de respeto a la dignidad humana”, recordó.
“Lo recibo (el reconocimiento), a nombre de los más de 75.000 adolescentes y jóvenes que murieron llevados a la fuerza a la guerra en el primer periodo de desgobierno sandinista, entre los años 1980 y 1990, a nombre de los 222 prisioneros políticos que fuimos expulsados, confiscados y desnaturalizados (…) a nombre de los más de 120 sacerdotes, religiosos, religiosas y monjas, que hemos sido desterrados y a quienes se nos impide regresar a esa patria que nos vio nacer”, criticó el sacerdote.
El padre Benito, agregó que recibía el Premio a la Libertad 2024, a nombre de quienes fueron forzados al exilio.
“De los más de 800.000 nicaragüenses que han huido por puntos ciegos y de noche hacia Costa Rica y de miles de compatriotas que han tenido que dejar sus casas, pertenencias, trabajos, familias, para poder salvar sus vidas, huyendo a los Estados Unidos, América Canadá, Honduras, España, Panamá, México y tantos otros países desconocidos, sin un futuro cierto, en un éxodo masivo e interminable”, apuntó el sacerdote.
No olvidó dedicar el premio a los migrantes que no llegaron vivos a los países de destinos y que murieron en el trayecto, a la familia quemada viva en el barrio Carlos Marx de Managua, a Alvarito Conrado y a todas las Madres de Abril.
El premio fue dedicado a todas las personas violentadas por el régimen y a los presos políticos que permanecen en las cárceles.
“A quienes guardan injusta prisión, acusados por delitos falsos fabricados por la misma dictadura, solo por no estar de acuerdo con un gobierno fascista, ilegítimo, criminal y mafioso”, dijo desde el estrado.
El religioso también mencionó a miles de nicaragüenses que dentro del país resisten a la diaria violencia política y a la prensa independiente, que a pesar de todas las dificultades, sigue informando.
“Lo recibo finalmente al hombre de esta resistencia nicaragüense que conforma la diáspora en el exilio, que no se ha doblegado, que hoy está más viva que nunca, que ha entendido que solamente unidos podremos ver a nuestra patria libre, de la anterior colonización rusa y ahora de la nueva colonización China. Dios Bendiga a América”, manifestó con su singular voz el padre Benito.
El Congresista republicano Marco Rubio, fue el encargado para entregar el premio Libertad que todos los años es otorgado por el IRI.
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