¿Por qué comemos palomitas en el cine?
Todos estamos de acuerdo en que ir al cine y no disfrutar la película de nuestra elección acompañados de un bote de palomitas no es la misma sensación. Pero ¿por qué asociamos este tipo de snack hecho de maíz con ir al cine, y cómo se convirtió en uno de los aperitivos de mayor elección?
El maíz reventado apareció por primera vez como un aperitivo alrededor de 1840, y saltó a la fama en ferias y carnavales. Con la invención de la primera máquina portátil de palomitas de maíz en 1885, su popularidad aumentó. Los vendedores siguieron a las multitudes e introdujeron a su nuevo público una razón para amar a este maíz saborizado de mantequilla y sal. Fue un golpe barato y sabroso.
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El auge de las palomitas de maíz o popcorn coincidió con el comienzo de los nickelodeons –– fueron los primeros espacios de exposición interior dedicados a proyectar películas. Estos prosperaron entre 1905 y 1915 –– y los cines en los Estados Unidos.
Durante la apertura de estos espacios de proyección no había stands de concesión dentro de los teatros en ese momento, por lo que los vendedores podían vender sus golosinas afuera. Aunque a los clientes les gustaba, a los propietarios de los teatros no tanto.
La razón de su molestia era que este aperitivo impregnaban mucho su olor al interior.Además, sentían que interrumpía la experiencia cinematográfica con su crujido excesivo y no solo eso, sino que los clientes abandonaban el teatro para salir comprar más y era molesto.
El auge de las palomitas durante la Gran Depresión
Las ganancias de los teatros comenzaron a disminuir con el inicio de la Gran Depresión entre 1929 y 1933. La crisis de 1929 fue una recesión económica mundial que se inició en Estados Unidos, pero que como una epidemia se propagó por todo el mundo. Para esta época el principal medio de evasión fue el cine, un espectáculo asequible para todos los bolsillos. Así que los dueños de estos lugares en su búsqueda desesperada de nuevas formas de ganar dinero aceptaron la integración generalizada de máquinas de palomitas de maíz y stands de concesión dentro de los cines.
Una bolsa de palomitas era una de las pocas golosinas que la gente podía pagar. Además se elaboraban al instante con una materia prima abundante en EE .UU como son los granos de maíz. A diferencia de otros dulces, como las golosinas, las ventas de palomitas aumentaron durante la Depresión y la Segunda Guerra Mundial porque no fueron afectadas por el racionamiento del azúcar debido a problemas de importación.
Una noche en el cine era una de las formas más baratas de entretenimiento que una familia podía disfrutar. Algunos propietarios incluso bajaban los precios de los boletos cuando instalaban sus máquinas de palomitas y aún así disfrutaban de ganancias sustanciales. Los dueños pagaban entre $ 10 dólares por alrededor de 50 kilogramos de granos de maíz que se utilizaban para vender al menos mil bolsas de palomitas.
En el momento en que se eliminó el racionamiento del azúcar y las barras de chocolate aparecieron en los cines, la noción de palomitas de maíz en estos espacios de proyección se quedó en la mente y hábito de los clientes.
Como sabemos, esta tradición sigue viva, aunque ciertamente cuesta mucho más que durante esa época. En la actualidad, los puestos de bocadillos y golosinas han tenido una evolución significativa, que incluso puede representar un alto porcentaje de ganancias, mayor que el boleto de cine. Y es que no solo se adquiere una bolsa de palomitas por persona, sino una gama de antojos para disfrutar.
Lo importante es que la tradición del maíz explotado aún perdura.