La montaña rusa de Uruguay termina con euforia y un boleto a otro Mundial
Montevideo, 30 mar (EFE).- Felicidad, preocupación, desazón y tranquilidad. Los 19 meses que duraron las eliminatorias sudamericanas hicieron subir a los fanáticos uruguayos a una montaña rusa de sensaciones que se transformaron en una sola al final del largo viaje: euforia.
Destacadas victorias, goles 'in extremis' para ganar puntos de oro, duras derrotas, la aparición de nuevos jugadores, la salida de Óscar Washington Tabárez y la llegada de Diego Alonso marcaron el camino hacia el Mundial de Catar 2022.
Allí, donde hace pocos días fue izada la bandera de Uruguay junto a la de los restantes equipos que integran el selecto club de los clasificados, la Celeste jugará su cuarta Copa del Mundo de manera consecutiva, algo que no sucedía desde el período 1962-1974.
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Sin duda, uno de los responsables de esto es el 'Maestro' Tabárez, quien se encargó de liderar un proceso que comenzó en marzo de 2006 y se cerró en noviembre de 2021 -15 años y 8 meses- con más ganadas que perdidas.
El cuarto puesto en Sudáfrica 2010, el triunfo en la Copa América 2011 y las buenas actuaciones en Brasil 2014 y Rusia 2018 devolvieron a los uruguayos, ganadores del oro olímpico de 1924 y 1928 antes de ser campeones de los Mundiales de 1930 y 1950, a un lugar en el que hacía tiempo que no estaban.
Sin embargo, el camino hacia Catar no fue tan feliz y los 16 puntos ganados en 14 fechas marcaron una de las noticias del año en el planeta fútbol: el 'Maestro', el técnico más longevo en un banquillo internacional, fue cesado.
Pese a las victorias frente a Chile, Ecuador, Bolivia y a la goleada ante Colombia como visitante, cinco encuentros consecutivos sin triunfos pusieron fin al proceso.
Para ese entonces, la lluvia de críticas caía sobre la Celeste y mojaba a algunos de sus referentes, como Fernando Muslera, Diego Godín y Luis Suárez.
El martes 15 de diciembre, la Asociación Uruguaya de Fútbol anunció la llegada de Alonso junto a un cuerpo técnico que tiene como encargado de la preparación física al 'Profe' Óscar Ortega, mano derecha del argentino Diego Simeone en el Atlético de Madrid.
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Y todo cambió. El 'Tornado' sacudió a Uruguay y sorprendió ya desde su primera nómina, en la que incluyó 50 futbolistas, entre ellos varios que la gente pedía a gritos desde hace tiempo y otros que no estaban en el radar de nadie.
Pupilo en su momento de Luis Aragonés, el nuevo seleccionador armó un Uruguay que desde el minuto uno fue al frente y sorprendió a sus rivales con presión alta, toques cortos, velocidad por las bandas y mucho juego en el centro del campo.
En el triángulo final, Sergio Rochet le puso un cerrojo a la portería uruguaya y se ganó la titularidad, mientras que Godín y José María Giménez cambiaron sus habituales lugares y construyeron un muro que fue derribado una sola vez en 360 minutos.
Igual que lo está utilizando Xavi Hernández en el Barcelona, Ronald Araujo apareció por el lateral derecho y brilló tanto en defensa como en ataque, lo mismo que en el otro extremo hizo Mathías Olivera en sus primeros minutos vistiendo la camiseta de la selección.
En el centro del campo, Federico Valverde y Rodrigo Bentancur marcaron, defendieron con la pelota, se lanzaron al ataque y se acercaron constantemente al gol. Luego de tanto insistir, el del Real Madrid convirtió.
Arriba, la gran apuesta de Alonso fue el joven Facundo Pellistri, quien se plantó en el sector derecho sin problemas y salvó la prueba con nota. Mientras tanto, Giorgian de Arrascaeta mostró su mejor versión y Suárez simplemente fue Suárez: terminó como el máximo goleador histórico de las eliminatorias sudamericanas.
Con esa base, la Celeste cerró las eliminatorias a todo vapor, ganando cuatro partidos consecutivos, clasificando una fecha antes, dejando a Perú sin posibilidad de entrar entre los cuatro primeros y golpeando en el mentón a un Chile grogui.
El recambio, ese que por años se vio dentro de la cancha, llegó también al banquillo y a Uruguay le hizo bien.
En tres meses, la Celeste saltó del séptimo lugar al tercero y selló su boleto a Catar, donde buscará escribir una nueva página en su gloriosa e indiscutible historia.
Santiago Carbone