Claves de la épica madridista
Madrid, 5 may (EFE).- Cuatro años después el Real Madrid repite presencia en una final de la Liga de Campeones tras una edición de superación constante, firmando una remontada milagrosa al Manchester City que tuvo ventaja en la semifinal desde el minuto 2 de la ida hasta el 92 de la vuelta, pero cedió ante el idilio de Rodrygo con la 'Champions', el empuje que aportó Eduardo Camavinga, la cita ineludible con el gol de Karim Benzema y las paradas de Thibaut Courtois.
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En una de esas noches mágicas del Santiago Bernabéu, cuando el Real Madrid cerraba una meritoria participación en la Liga de Campeones, se produjo otro hecho difícil de explicar desde lo futbolístico. El empuje, el corazón, la lucha hasta el final, nunca darse por vencido y un gen competitivo único, encontró el premio de la remontada de un equipo que disparó a puerta rival en cinco ocasiones y marcó los tres goles que necesitaba en apenas ocho minutos.
OTRA NOCHE MÁGICA DE RODRYGO EN SU COMPETICIÓN
La suplencia de uno de los jugadores en mejor forma de la plantilla respondía a un plan trazado por Carlo Ancelotti. "Puede ser un partido largo, no es tan importante quién va a empezar sino quién lo va a terminar", avisó el técnico en la víspera. Era un adelanto de sus intenciones. Reforzar el centro del campo y llegar con vida a los últimos compases de la eliminatoria para golpear con Rodrygo.
El brasileño ha marcado de seis tantos en sus seis últimos partidos. Entraría al campo con la defensa rival más desgastada, con frescura para buscar el gol y firmar un capítulo inolvidable a su idilio con la 'Champions'. 10 goles en 26 partidos, con una media solo a la altura de leyendas. Cristiano Ronaldo se marchó del Real Madrid con un tanto cada 85 minutos en la competición de mayor prestigio, Puskas en otra época dorada promedió un gol cada 99 minutos. Rodrygo lo consigue cada 104.
Había levantado de la lona al Real Madrid ante el Chelsea, con aquel pase de museo con el exterior de Luka Modric, y lo volvió a repetir con un doblete en poco más de un minuto, 89 segundos, en el tiempo añadido. Es el tiempo en el que el Bernabéu entra en ebullición y los jugadores son capaces de llevarse por delante a cualquier rival que tenga en frente. La actual 'Champions' de Rodrygo, cinco tantos y dos asistencias en diez encuentros, solamente cuatro de titular. Dos con cada pie y uno de cabeza a la escuadra para instalar la locura en el madridismo.
CAMAVINGA Y EL RELEVO ASEGURADO
En los momentos decisivos del partido apareció el poderío físico y la calidad de Eduardo Camavinga. Tras un nuevo capítulo de sufrimiento de los centrocampistas del Real Madrid, asfixiados ante la presión armónica del City, sin aparecer para la construcción del juego en el primer acto y dando un paso al frente en el segundo para instalarse en campo contrario. Cuando Ancelotti vio que el físico de Casemiro, Kroos y Modric no daba para más, quitó a los 'tres tenores' al completo.
No hubo galones en las decisiones del técnico italiano. El centro del campo que tantos títulos ha dado al madridismo, al banquillo a la hora de la verdad. Y a los jóvenes, liderados por el descaro de Camavinga, no les pesó el escudo. El francés se echó el equipo a sus espaldas y dio una lección. Una demostración que asegura el futuro de la plantilla cuando llegue el ocaso de leyendas.
EL PAPEL DE COURTOIS
Para protagonizar una nueva proeza, había que llegar con vida al final y el Real Madrid lo hizo por su portero. Hasta ocho paradas al City, tres de ellas de un nivel que le sitúan con todo merecimiento entre los mejores porteros del mundo. La rapidez de reflejos ante el potente disparo de Bernardo Silva, la agilidad con los pies para sacar con los tacos de la bota derecha el tanto que habría sido definitivo de Grealish y la mano firme al testarazo de Foden en la prórroga.
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En todo partido es fundamental el factor fortuna y ese cayó de lado madridista. El equipo de Pep Guardiola pudo sentenciar cuando Ancelotti arriesgó pasando al 4-3-3. Desperdició sus ocasiones más claras y Mendy dio paso al milagro sacando bajo palos un balón de Grealish que iba dentro. Su despeje pudo caer a los pies de Foden pero por centímetros, lo que separa el éxito del intento, no lo hizo y esas acciones perdonadas dieron paso a la locura.
Courtois, con 52 paradas en esta Liga de Campeones, es el 'ángel de la guarda' de Ancelotti en la competición. Una figura clave para alcanzar la gran final del Parque de los Príncipes. 4,34 paradas por encuentro. Cuatro porterías a cero. El portero más decisivo del torneo.
UN NUEVO PASO AL FRENTE DE NACHO
Apuró Ancelotti hasta el último momento con David Alaba pero el austríaco no estaba para jugar y de haberlo hecho, ahora se habría perdido la final. La confianza era plena en Nacho Fernández, que firmó un partido para enmarcar. Contundente en la marca, rápido en el cruce, garra pura en cada acción mostrando el orgullo del canterano que triunfa en el club de su corazón, con el apoyo de la grada en cada acción y sacándose una espina clavada en el clásico y frente al Chelsea.
Todo su sufrimiento de la segunda parte del Etihad Stadium, tras la recaída de Alaba de su lesión muscular, se transformó en una exhibición de confianza plena en sus facultades. Solo sufrió con balón ante la presión rival. Su labor defensiva fue encomiable en una de esas citas que marcan a los jugadores.
LA CHAMPIONS DE BENZEMA
Al espíritu insaciable de Vinícius, que se reencontró con su imagen nerviosa ante el gol pero nunca dejó de pedir el balón y desequilibrar, se le sumó el tanto asegurado de Karim Benzema en una Liga de Campeones que domina como martillo pilón en el aspecto goleador. Sufrió el francés alejado de la influencia en el juego que le gusta ejercer, sin encontrar puerta en sus dos remates de peligro, e iniciando la prórroga con un aviso entre palos de lo que segundos después llegaría.
En ese momento, ya nadie dudaba en el estadio de que el partido caería de lado madridista, incluso los jugadores del City que vieron despertar a la bestia. Benzema no perdonó el penalti que él mismo provocó. Su tanto 322 con el Real Madrid, a uno de dar caza a Raúl y convertirse en el segundo máximo artillero histórico de la historia del club. Con quince tantos esta 'Champions', ensanchando el mejor de los registros de su carrera. Diez de ellos en las eliminatorias, marcando en todos los partidos desde la vuelta de octavos con su triplete al PSG. Igualando un registro que solo pudo alcanzar un devorador del gol como Cristiano Ronaldo.
LA MÍSTICA DEL BERNABÉU
La leyenda del rey de Europa se forjó con noches como las vividas ante PSG, Chelsea y City, tres clubes con mayor presupuesto que el Real Madrid. Desde la llegada del autobús madridista al estadio, con un ambiente que terminó de impulsar al equipo tras un vídeo motivacional de Ancelotti que tocó la fibra del grupo. Nadie contaba con ellos para jugar una final esta campaña. El techo parecía el mismo que hace un año, las semifinales, hasta la llegada de un valor diferencial en el fútbol actual como Kylian Mbappé.
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Tiraron toda la teoría por tierra impulsados por su afición. El Santiago Bernabéu, pese a las obras de remodelación y las lonas de la parte baja, fue una olla a presión. El aficionado impulsó a sus jugadores hasta el último aliento y provocó que una eliminatoria de 180 minutos, en la que el City estuvo clasificado durante 178, acabase pasando a ser de 210 y al Real Madrid le sirviesen 35 minutos de dominio para lograr su pase a la final. Es algo al alcance de un solo equipo. "Este escudo y este equipo, tiene algo especial en la Champions que es imposible de explicar". Palabras de Ancelotti, el técnico con más finales de Copa de Europa, cinco, y el primero que puede ganar cuatro 'orejonas'.