Los tres grandes retos económicos de Nicaragua para el 2021
Nicaragua abre las puertas al año 2021 sin dejar atrás una grave crisis económica que ha impactado seriamente a su población y que impone retos significativos en un año de grandes expectativas entre algunos, como un cambio de gobierno que ponga fin a la crisis que arrastra el país desde 2018.
A criterio del sociólogo Cirilo Otero, Nicaragua enfrenta tres retos fundamentales para el 2021.
“En primer lugar, superar la baja de la economía, la economía de Nicaragua está en el suelo, no hay ambiente de crecimiento; lo segundo es que tiene que superar el distanciamiento político entre la sociedad civil y la sociedad política, y tercero que Nicaragua debe promover la inversión extranjera directa: si no hay inversión extranjera directa está frita esta economía”.
La crisis social y económica tiene su mayor impacto en ámbitos de la sociedad como la educación, la salud y el empleo, y el resultado es un aumento de la pobreza.
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Por ejemplo, en términos de salud el experto señala que los promedios nacionales encubren importantes inequidades de acceso que afecta a los sectores más desprotegidos. Las diferencias en la atención de salud están determinadas, principalmente, por las desigualdades de ingresos.
Nicaragua se destaca por el alto costo de las medicinas, lo que afecta a los pobres. El gasto en salud es financiado en gran medida por las propias familias. Mientras que en América Latina el aporte familiar promedio representa el 33% por ciento, en Nicaragua, de acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), es de 37,54 % del gasto total en salud.
Por otro lado, la informalidad mueve más de un tercio de la economía nicaragüense, es decir, 72 de cada 100 personas ocupadas obtuvieron sus ingresos bajo esta modalidad, la que no cuenta con ningún tipo de prestación social.
Según el sociólogo y economista Oscar Rene Vargas, la presencia de la informalidad (trabajo informal) en Nicaragua, “es un lacerante problema socio laboral” presente desde tiempo atrás, que se aumentado durante el gobierno del presidente Daniel Ortega.
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Los trabajadores informales sobreviven en precaria situación, sin prestaciones de ninguna naturaleza y con remuneraciones entre el 25 y 50 por ciento inferiores a las pagadas en el trabajo formal, donde el panorama tampoco es grato, porque los salarios ofrecidos resultan cada día menores en relación con el costo de la canasta básica.
Ingresos y deuda
Según el Banco Mundial (BM) los nicaragüenses necesitan un ingreso superior a los 3,20 dólares diarios (equivalentes a 112 córdobas) para no ser considerados pobres, lo que implicaría una entrada de 96 dólares mensuales por persona, que según el cambio oficial equivale a 3.072 córdobas.
Tomando en cuenta que el promedio por hogares es de 6 personas, significa que un hogar para no ser considerado pobre debe tener un ingreso total mensual de 576 dólares, el equivalente de 20.160 córdobas mensuales, mientras el salario promedio nominal del sector formal fue de 10.941 córdobas en 2019.
Vargas considera que el gobierno debe aprovechar los préstamos internacionales obtenidos durante los últimos meses de 2020 para crear una política de estado que saque al país de la recesión económica.
“Se les ha dado alrededor de 1.300 millones (de dólares) para que puedan desarrollar una política que permita salir de la recesión, bajar la tasa de desempleo, mejorar las condiciones de vida de la población. Sin embargo, estos desafíos están ligados al tema de la política del país¨, señaló.
Agregó que “mientras el tema de la política no se resuelva, la solución económica y los desafíos van a tener un elemento que los va a condicionar”.
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Según el Banco Central de Nicaragua, la deuda externa total del país hasta septiembre de 2020 sumó más de 11.000 millones de dólares, de los cuales más de 6.000 millones corresponden al sector público y 5.000 al sector privado.
Los expertos advierten que el país se acerca al máximo de endeudamiento, lo que es una luz amarilla que puede ponerse en rojo con los nuevos préstamos recibidos a finales de 2020 y los previstos para 2021.
Vargas explica que el endeudamiento neto del país está entrando a niveles de riesgo porque la capacidad existente para pagar esa deuda disminuye.
“La deuda es preocupante a mediano plazo, ya que la deuda está en aumento desde el 2016: por cada dólar de incremento de esa deuda no hay generación de recursos internos suficientes para poder hacerle frente a esos pagos sin afectar el crecimiento potencial”, concluyó.