Pintor salvadoreño homenajea a monseñor Romero, asesinado por un francotirador en 1980
El pintor salvadoreño Cristian López rindió homenaje este viernes a monseñor Óscar Arnulfo Romeo, obispo asesinado en 1980 por un francotirador que formaba parte de un escuadrón de la muerte del Ejército, con un mural en el Centro Cultural de España en El Salvador (Ccesv).
Se trata de una imagen en tamaño natural que emula a otra pintada por López en 2017 en una muro de la Catedral Metropolitana de San Salvador y que es popular entre los visitantes del Centro Histórico.
El mural "es en conmemoración a monseñor Romero, en su 44 aniversario de haber sido mártir" y busca que los visitantes del Ccesv "puedan acercarse a la imagen e interactuar", explicó el pintor a EFE.
Comentó que es autor de un retrato de Romero de varios metros que se encuentra en el altar mayor de la Catedral de San Salvador y también tiene obra en el Vaticano.
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Destacó que con su obra busca brindar a las nuevas generaciones el legado de Romero, porque "es algo que cada quien tiene que tomarlo como un ejemplo", ya que "ofreció su vida" por decir la verdad.
Álvaro Ortega, director del Ccesv, dijo por su parte a EFE que este centro realiza "actividades reivindicativas" sobre el aniversario del magnicidio de Romero.
Romero fue asesinado por un francotirador el 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba misa en la pequeña capilla del hospital de cáncer La Divina Providencia, en San Salvador.
El santo salvadoreño se pronunciaba contra la violencia y las violaciones de los derechos humanos en los años previos a la guerra civil, con lo que se alzó como un referente en la defensa de los más vulnerables.
Dicho documento también apunta que en la planificación y ejecución del asesinato participaron los capitanes Álvaro Saravia y Eduardo Ávila, así como Fernando Sagrera y Mario Molina, entre otros.
La anulación de una ley de amnistía de 1993 por un fallo de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de 2016 permitió la reapertura de este caso y de los procesos por la masacre de unos 1.000 campesinos en El Mozote (1981) y de seis sacerdotes jesuitas (1989), aunque con avances lentos y sin resoluciones aún.
El santo salvadoreño ya había sido beatificado en mayo de 2015 en una multitudinaria misa.