30 AÑOS PARA MILITARES POR CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD EN GUATEMALA

Febrero 27, 2016 08:48 AM
Un tribunal guatemalteco condenó a 30 años de prisión a dos militares retirados por violencia sexual durante la guerra en Guatemala (1960-1996). Se trata del teniente coronel Esteelmer Reyes Girón y el excomisionado militar Heriberto Valdez Asij.
 
Al concluir la lectura de la sentencia, la mayoría del público aplaudió a los jueces de la Sala de Vistas de la Corte Suprema de Justicia de ese país, Patricia Bustamante, Yassmin Barrios, y Gerbi Sical. Varios de los activistas presentes lanzaron consignas contra los condenados y volvieron a aplaudir porque se hizo justicia en el caso de las víctimas, "Sí se pudo, sí se pudo", gritaron.
 
Se trata de una condena histórica en Guatemala, con relación a la muerte de Dominga Coc, y sus dos hijas, Anita y Hermelinda en 1982. El Tribunal le atribuyó el triple crimen a Reyes Girón y lo condenó a 30 años de prisión por cada hecho. En total 90 años, más los 30, 120 años de prisión.
 
La jueza Barrios subrayó el hecho de que todos los vejámenes tenían en común que las víctimas sufrieron la desaparición de sus esposos, fueron violadas el mismo día de la desaparición o bien días después. De estos actos, razonaron los jueces, los ahora condenados tenían conocimiento e incluso tuvieron participación.
 
 
Estalla júbilo sala de tribunal al escuchar culpabilidad de militares por crímenes de lesa humanidad.
 
 
Esclavitud sexual en el destacamento de Sepur Zarco
 
Los crímenes de esclavitud y violencia sexual contra las mujeres que testificaron en el tribunal tuvieron lugar en el destacamento militar de la aldea Sepur Zarco, del departamento de Izabal, entre 1982 y 1988.
 
Tal centro militar, instalado por el ejército a petición de grandes terratenientes de la zona, fue utilizado como lugar para el descanso y el recreo de la tropa, formando parte de un circuito de varios destacamentos militares establecidos en la Franja Transversal del Norte. Allí confluyen intereses económicos de carácter nacional y transnacional, alrededor de la extracción minera y petrolera, así como la producción de agro combustibles. Con tales fines, en los años 80 la zona fue escenario de una de las grandes olas de despojos de tierras contra la población campesina.
 
La tragedia para el grupo de mujeres q´eqchíes dio inicio en agosto de 1982, cuando sus esposos fueron capturados ilegalmente por miembros del ejército y finqueros de la región, para luego ser ejecutados extrajudicialmente o desaparecidos de manera forzosa. Ellos eran dirigentes campesinos, quienes tramitaban, por medios abiertos y legales, los títulos de propiedad de las tierras en que habían vivido por generaciones.
 
Después de torturar y asesinar a los esposos de las mujeres, los soldados quemaron sus casas y escasas pertenencias. Una de las testificantes relató cómo ella, así como sus pequeños hijos e hijas, tuvieron que vivir a la intemperie durante más de un año, cubiertos solamente con piezas de nylon atadas a un árbol.
 
La historia de Dominga Coc dejó una huella profunda en las mujeres esclavizadas en Sepur Zarco. Dominga, una mujer de 20 años de edad, se dirigió al destacamento militar, junto con sus dos pequeñas hijas, Anita y Hermelinda, en búsqueda de su esposo, quien había sido capturado por miembros del ejército, en 1982.
 
Al llegar al destacamento ella fue capturada y violada sexualmente de manera múltiple por los soldados, frente a su esposo y sus hijas. Después de varias semanas en que Dominga fue violada brutalmente, ella y sus hijas fueron víctimas de desaparición forzada.
 
 
TELESUR
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