El millonario juicio del siglo que enfrenta el Chapo Guzmán
El capo narco mexicano Joaquín el Chapo Guzmán, durante años el hombre más buscado por Estados Unidos, vive su peor pesadilla tras las rejas de una prisión neoyorquina: será juzgado desde este lunes en una corte federal de Brooklyn y puede ser sentenciado a cadena perpetua.
Encarcelado desde hace casi dos años en Manhattan en casi total aislamiento, no puede ver a su joven esposa Emma Coronel ni a ningún familiar salvo a sus hijas mellizas de siete años, y solo a través de un vidrio.
Con el cabello cortado al ras, sin bigote y vestido con un traje de presidiario azul, el Chapo, de 61 años y poco más de 1.60 m de altura, ha perdido mucho de su aura de implacable jefe narco, y espera su juicio "tan esperanzado como puede estarlo", según su abogado Jeffrey Lichtman.
El acusado ha bajado de peso, asegura tener problemas de salud y en varias audiencias en la corte federal de Brooklyn apenas se ha escuchado su voz, ya que el juez no le permite hablar en la sala.
Durante el proceso que inicia este lunes y que se extenderá durante más de cuatro meses, el jurado deberá decidir si el Chapo —considerado el mayor narcotraficante del mundo tras la muerte del colombiano Pablo Escobar—, es culpable o no de 11 delitos de tráfico y distribución de droga, posesión de armas y lavado de dinero.
Su condena puede acarrearle la cadena perpetua.
El juez de Brooklyn Brian Cogan y abogados de ambas partes escogerán a puertas cerradas desde el lunes a los 12 jurados que decidirán la suerte de Guzmán Loera. Sus nombres se mantendrán en el anonimato y serán escoltados por alguaciles cada día a la corte.
Extraditado desde México en enero de 2017 —el día antes de la investidura de Donald Trump—, el Chapo es acusado de liderar entre 1989 y 2014 el despiadado Cártel de Sinaloa, al que fundó y tornó en "la mayor organización de tráfico de droga del mundo", según la acusación.
La fiscalía, que prepara el caso desde hace años, asegura que el Chapo envió a Estados Unidos al menos 154 mil 626 kilos de cocaína, además de múltiples toneladas de otras drogas, embolsándose unos 14 mil millones de dólares.
El Chapo se declaró inocente, pero el gobierno ha presentado montañas de evidencia en su contra, tanta que la defensa dice que no tiene tiempo de revisarla: más de 300 mil páginas de documentos y al menos 117 mil grabaciones de audio, más centenares de fotos y videos.
El Cártel de Sinaloa fundado en 1989 por el Chapo sigue siendo muy potente, su coacusado Ismaelel Mayo Zambada continúa prófugo y la violencia del narcotráfico no ceja en México, que tuvo un récord de casi 29 mil homicidios intencionales en 2017. En Estados Unidos, el consumo de opiáceos se ha tornado una epidemia que en 2016 mató a un promedio de 174 personas por día.
"¿Podrá esto impedir que una libra más de cocaína llegue a Estados Unidos? Probablemente no. La máquina sigue girando", estimó Rob Heroy, un abogado de Carolina del Norte que defendió a otro capo narco mexicano.
Un juicio muy caro
El abogado del Chapo, Jeffrey Lichtman, dijo a la AFP que el monumental juicio tendrá "cientos de testigos".
Heroy estima que el proceso costará "más de 50 millones de dólares".
"Se presenta como el juicio más caro de la historia de Estados Unidos", dijo.
Un gran secreto rodea el caso. Ni siquiera los abogados del Chapo saben aún quiénes serán sus exsocios, empleados o rivales que declararán en su contra.
Lo único que se sabe es que algunos integran el programa de protección de testigos y han recibido nuevas identidades, y que otros ya están en la cárcel y fueron ubicados en celdas especiales para protegerlos.
Su cooperación implica un riesgo de vida para ellos y sus familiares, pero puede ayudarles a reducir su pena.
"Una tortura de 24 horas cada día"
"Sufro de dolores de cabeza todos los días. Vomito casi todos los días. No me han arreglado dos muelas y me duelen mucho", se quejó en su única comunicación directa con el juez Brian Cogan, una carta enviada en febrero.
"Si no está muy frío, hace demasiado calor" en la celda, escribió el acusado de traficar más de 155 toneladas de cocaína a Estados Unidos, además de múltiples toneladas de heroína, metanfetaminas y marihuana a lo largo de 25 años. "Es una tortura de 24 horas cada día".
Joaquín Archivaldo Guzmán Loera nació el 4 de abril de 1957 en una familia humilde en La Tuna, una pequeña población rural de Badiraguato, en el pobre y violento estado de Sinaloa en el noroeste de México, y solo cursó hasta tercer año de escuela.
Contó al actor estadounidense Sean Penn en un encuentro clandestino en octubre de 2015 que de niño vendía naranjas, refrescos y caramelos para ayudar a su familia, que era "muy pobre". Su mamá vendía pan para ganar un poco más de dinero.
Pero debido a "la falta de oportunidades" en el pueblo, a los 15 años ya cultivaba y vendía marihuana y amapola, un negocio floreciente en su modesto pueblo agrícola.
El mayor cártel del mundo
Adolescente, fue reclutado por el jefe del Cártel de Guadalajara, Miguel Angel Félix Gallardo, y cuando este fue arrestado en 1989, fundó con tres socios el Cártel de Sinaloa, que creció de forma meteórica hasta convertirse en el mayor del mundo y conquistar miles de miembros.
Con el correr del tiempo, se tornaría en el narcotraficante más buscado del planeta, acusado de enviar drogas desde Latinoamérica a Estados Unidos, Europa y Asia.
Se burló una y otra vez de las autoridades en un interminable juego del gato y el ratón, traficando drogas por aire, tierra y mar, incluso a través de decenas de túneles en la frontera con Estados Unidos.
Su leyenda no hizo más que crecer y se convirtió en parte del folclore mexicano, sus hazañas reflejadas incluso en varios narcocorridos. Hasta Forbes reconoció su éxito, y hasta 2013 lo incluyó durante varios años en su famosa lista de multimillonarios, estimando su fortuna en mil millones de dólares.
"Yo suministro más heroína, metanfetaminas, cocaína y marihuana que cualquiera en el mundo", se jactó entre tragos de tequila frente a Sean Penn, según el relato del actor en la revista Rolling Stone.
Aunque en su estado de Sinaloa cultivó una imagen de Robin Hood, haciendo muchas obras sociales para la población local, el Chapo era considerado despiadado con rivales y traidores.
Y enemigos tenía a montones.
Se salvó por un pelo de morir en un atentado en mayo de 1993 en el aeropuerto de Guadalajara, donde murió el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, al parecer confundido con el jefe narco porque viajaba en un coche de la misma marca.
Fuga de película
Las cosas se le complicaron desde entonces y fue detenido por primera vez en junio de ese año en Guatemala, y trasladado a una prisión mexicana.
Pero consiguió fugarse ocho años después, en 2001, cuando huyó escondido en un carrito de ropa sucia.
Volvió a ser arrestado en febrero de 2014, cuando estaba con su esposa Emma y sus mellizas en Mazatlán, Sinaloa. Y nuevamente consiguió escaparse 14 meses después, por un túnel de 1.5 km cavado bajo el desagüe de la ducha de su celda, por el cual huyó en una motocicleta adaptada para circular sobre rieles.
Las autoridades dicen que su debilidad por la actriz mexicana Kate del Castillo, con quien intercambió sugestivos mensajes y quien arregló la cita entre el Chapo y Penn, llevó a su localización y detención final en enero de 2016, hasta su extradición un año después a Estados Unidos.
Guzmán se casó al menos tres veces, y tiene varios hijos, incluidos dos varones a quien Estados Unidos acusa de tener roles significativos en el Cártel de Sinaloa. Otro hijo, Edgar, fue asesinado de un disparo en 2008.