Nicaragüenses y sus hijos retan a la muerte para llegar a EEUU, el río Bravo testigo de migración
Las tragedias se han convertido en parte de los riesgos que más nicaragüenses migrantes solos o acompañados asumen al llegar a Estados Unidos por puntos fronterizos no autorizados. Se ven obligados a la migración forzada buscando el sueño americano.
Mientras un padre y su hija cruzan el río Bravo para llegar a Estados Unidos, una madre llora la muerte de su pequeña de cuatro años que días atrás fue arrastrada en las mismas aguas.
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Minutos de zozobra vivió Víctor, un nicaragüense que este domingo cruzó las temidas aguas del río Bravo cargando en su espalda a su pequeña hija. Las imágenes fueron retransmitidas en vivo por medios locales de Piedras Negras, ciudad fronteriza de México.
“Mala, mala, mala”, respondió Víctor al ser cuestionado cómo estaba la situación de Nicaragua. Rápidamente, avanzó con semblante nervioso y ansioso se internó en las peligrosas aguas junto a su pequeña hija a quien trató de protegerla con un discreto salva vidas.
“Lo logró. Lo logró”, escribieron usuarios de las redes del medio digital ‘Lo que otros se callan en Piedras Negras’. Gracias al acompañamiento de un lugareño que ayudó a Víctor y a su hija a cruzar de la orilla mexicana hacia territorio estadounidense, este padre y su hija fueron rescatados al instante por la Patrulla Fronteriza. Todo quedó registrado.
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La historia de Víctor y su hija que abraza el sueño americano es distinta de la nicaragüense Angélica Silva Mendoza quien el pasado 4 de marzo llegó a la Unión Americana sin su hija María Angélica de tan solo cuatro años. Autoridades mexicanas le informaron del rescate del cuerpo de su hija cinco días más tarde de ser arrastrado por las aguas.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en su último informe estima que en 2020 la cifra se elevó a 278 millones de personas desplazadas en todo el mundo, de esta cantidad de migrantes 38 millones son niños.
De acuerdo con el informe anual de la OIM, en 2021 se registró la muerte de al menos 650 personas intentando cruzar la frontera entre México y EEUU.
En este punto, las redes sociales han dividido la opinión entre quienes aplauden el amor de los padres migrantes por cargar con sus hijos para darles un futuro mejor y quienes precisan que los están exponiendo al peligro sin razón.
“Todo lo que respire paga”, así le respondió un coyote a Teresa López, una nicaragüense que decidió mandar a traer a su hija y sus nietos. “Yo pensé que los niños pagaban menos, pero no. Los coyotes no discriminan entre adultos y niños”.
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Por su parte, Karen Santos, otra nicaragüense madre de familia que emigró en julio pasado, afirma que va a esperar hasta que legalice sus documentos porque le da temor una tragedia. “Hay muchos secuestros últimamente y me da miedo que a falta de dinero me vayan a matar a mis muchachitos”.
Gerardo Sánchez, secretario técnico de la Unidad Democrática Nicaragüense recomienda que, pese a que en el país no existe una política migratoria, los ciudadanos deben emigrar con documentos como partida de nacimiento, récord de policía, notas escolares, pasaporte vigente, cédula de identidad y fotocopia virtual a la que un familiar tenga acceso.
Para la socióloga Marlen Chow la situación de los migrantes es preocupante porque los nicaragüenses “huyen” del país con la intención de establecerse en el extranjero, un fenómeno que no ocurría con frecuencia.
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“Es un gran trauma que tiene que ser analizado de manera profunda, social y psicológica”, dijo vía telefónica a radio Corporación.
Asimismo, destacó que los compatriotas emprenden un viaje peligroso porque carece de seguridad jurídica. “Solo el hecho de ser opositor le inhibe al nicaragüense de conseguir un mínimo medio de sobrevivencia en Nicaragua”.