Hermanas nicaragüenses recién llegadas con parole a EEUU venden nacatamales calientitos: “Los nicas somos mujeres y hombres luchadores”
Las nicaragüenses Jessenia Carrión Baltodano y Blanca Rostrán Baltodano llegaron a Estados Unidos Estados Unidos tras ser beneficiadas con parole humanitario y siente que cada fin de semana conectan a sus paisanos con sus raíces al darse cita en la avenida 12 del suroeste y la Calle Ocho, en La Pequeña Habana, Miami para vender sus deliciosos nacatamales recién hechos.
“Tenemos tres meses de estar aquí. Llegamos con parole. Mi hermana Blanca tiene un mes de haber llegado. Una hermana ciudadana ha creído en nosotros y aquí estamos trabajando”, declaró Jessenia, al Diario de Las Américas.
La mujer detalló que hace dos años su hijo huyó al exilio tras ser víctima del régimen de Daniel Ortega. “Nuestra familia se ha tenido que desintegrar o salir del país por la situación”, añadió la nicaragüense.
Pese a las adversidades se mostró optimista y resaltó que los nicas “somos mujeres y hombres luchadores. Nicaragua va a volver a ser libre algún día. Y vamos a salir adelante porque trabajamos con lo que sabemos hacer”, resaltó la connacional.
Entre los ingredientes de este platillo pinolero las hermanas nicaragüenses agregan nostalgia por la tierra que las vio nacer o al menos eso piensan y dicen que también han conquistado paladares internacionales.
“Tenemos muchísimos clientes colombianos. Los cubanos creen bastante en su comida pero nos compran mucho. Estoy feliz porque a la gente le gusta la comida; también hago sopas, chancho con yuca, tortillas, y los domingos traemos más cositas de comer”, relató Jessenia.
Estas migrantes narran al Diario con orgullo los frutos de su trabajo. “Vendemos 300 nacatamales a la semana, entre viernes, sábado y domingo”, reveló Jessenia.
Añadió que el gusto por su cuchara ya conquistó a algunos negocios locales. “Los viernes entregamos en diferentes supermercados, pues ya hemos dado el producto a conocer, y entonces los entregamos y la gente los ha agarrado muy bien, les gusta el sazón”.
Jessenia relató que llegó hacer a Estados Unidos lo que mejor sabía: cocinar pues en Nicaragua también tenía un puesto de comida y cree que en vez de trabajar para alguien más prefiere cocinar sus propios nacatamales y venderlos por su cuenta.
Poco a poco este pequeño emprendimiento ha involucrado a más miembros de la familia. “Mi sobrina, que nació aquí, me viene a ayudar y maneja porque todavía no tengo licencia”, confiesa la pinolera.
Los sueños por lograr de Jessenia crecen cada día y desea instalar un negocio de catering como los eventos que montaba y decoraba en Nicaragua, tiene la fe que en su momento se dará.
Algunos expertos en temas de migración señalan que los permisos de trabajo en Estados Unidos para beneficiarios de parole podrían dilatar entre tres y nueve meses porque hay gran demanda de este servicio, mientras tanto personas como estas hermanas se las ingenian para salir adelante en el extranjero y aprovechar los dos años que el gobierno estadounidense les ha concedido permanecer de forma legal en el país.