Marcos Somarriba "Jesús sigue teniendo encuentros mortales con la clase dirigente"
"Jesus todavía sigue teniendo encuentros mortales con la clase dirigente, muchas veces en nuestra propia patria, nuestra propia tierra, aquí en la sociedad", señaló Somarriba
El sacerdote Marcos Somarriba, se refirió este domingo al pasaje bíblico que relata como Jesús se preparaba para enfrentarse a la clase dirigente, la misma que lo condenaría. En la actualidad esto continúa sucediendo, aseguró.
"Jesus todavía sigue teniendo encuentros mortales con la clase dirigente, muchas veces en nuestra propia patria, nuestra propia tierra, aquí en la sociedad", señaló Somarriba.
La segunda historia que el religioso aplica a nuestros días es la muerte de la semilla de trigo para que pueda dar frutos.
"Muchas personas han sacrificado sus vidas. Niños, mujeres y ancianos que su sangre ha sido derramada a manos de gente sin escrúpulos, son esos niños, jóvenes y ancianos abono para sus pueblos, que andan en búsqueda de libertad y justicia", comentó el sacerdote.
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Somarriba retomó el ejemplo de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, obispo asesinado por la guardia salvadoreña en 1980, quien ofrendó su vida por reclamar la libertad de su pueblo.
"Monseñor Romero que todos conocemos dijo 'si Dios acepta el sacrificio a mi vida, que mi sangre sea semilla de libertad. He sido frecuentemente amenazado de muerte, debo decir que como cristiano no creo en la muerte sin resurrección, si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño, lo digo sin ninguna jactancia, con la más grande humildad, porque como pastor, como discípulo, como amigo de Jesús, estoy obligado por mandato divino a dar la vida, por quienes amo, que son todos los salvadoreños...Un obispo morirá, un obispo será eliminado, será expulsado de este mundo, pero la Iglesia de Dios es el pueblo, no va a perecer jamás", así Somarriba reconoció el martirio de Monseñor Romero.
Desde el púlpito de la Iglesia Católica Santa Ágatha, el Padre Marcos Somarriba criticó a quienes causan sufrimiento a los pueblos y a quienes defienden sistemas opresores.
"Un pueblo perseguido y asesinado es vivo testimonio de la Iglesia de Dios, de que está siempre al pie de la cruz con su mirada elevada hacia el rostro de Jesús clavado y crucificado por los sistemas que pierden el tiempo protegiéndose y defendiendo lo que saben que tiene caducidad", dijo el sacerdote.
Así mismo, el religioso orientó que si bien hay sufrimiento contra los que no se puede luchar, hay otros sufrimientos que sí pueden ser eliminado, y es determinante reconocer la diferencia entre ambos.
"Hay un sufrimiento que es fruto de nuestro egoísmo e injusticias. Un egoísmo muy presente en tantas familias, comunidades y naciones. Un sufrimiento con el que las personas nos herimos mutuamente y estamos experimentando en carne propia a través de tantos hermanos y hermanas desalojados de su dignidad, de su patria y de su libertad",explicó el religioso.
Por otro lado, el sacerdote se refirió a los sufrimiento que se hace necesario asumir en la vida y que tendrá fruto "tú eres ser perseguido, encarcelado, duele ser torturado. Tú eres ser expulsado y asesinado, pero este dolor es abono, es trigo enterrado que dará fruto para alimentar la vida de un pueblo que paga con sangre su libertad", señaló Somarriba.
El sacerdote agregó que no se puede ser indiferente al sufrimiento de los demás.
"El que ama se hace vulnerable, el amor nos abre el corazón a ser golpeados, amar a los otros incluye sufrimiento, compasión, solidaridad en el dolor, amar a la patria también incluye sufrir, luchar, no desfallecer y no darse por vencido porque existe un mañana mejor para todos", reflexionó Somarriba.
Pero el más grande ejemplo de ofrenda de la vida para suprimir el dolor de otros es el de Jesús, considera el religioso, "Jesús da su vida, es acusado, condenado, injustamente, torturado y crucificado siendo inocente. Jesús también fue oprimido, exiliado, perseguido, acosado, golpeado, torturado y vio que él era semilla de trigo fértil, que caía en la tierra para ser fecundo y dar fruto de libertad, de paz y de justicia", dijo el sacerdote.
El Padre Marcos recomendó no desfallecer, pues cada sufrimiento tendrá frutos.
"Nosotros no podemos perder el norte y pensar que el sacrificio de un pueblo entero, los de adentro como los de afuera, será en vano. Somos semillas de trigo triturado por las injusticias y las injustas circunstancias a manos de los violentos, que defienden con su egoísmo sus propios derechos a imponerse, para mantenerse sobre piedras falsas, sobre terreno arenoso, que tarde o temprano se hundirá", concluyó Somarriba.
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