Alex Hernández: Nicaragua solo puede ser libre si también es Justa

En 2018, para que el dictador Daniel Ortega pudiese pararse el 19 de Julio sobre una tarima en Managua, primero tuvo que hacer pasar por un baño de sangre a Nicaragua. Quienes fueron sus vasallos gritaron con un fusil de asalto empuñado desde la tarima de Catarina y la Placita de Monimbó un par de días antes que estaban defendiendo la revolución.

En ese mismo 2018 por gracia y milagro divino pude escapar de dos operaciones limpieza consecutivas, y estando oculto en una casa miraba que camionetas de armados precedían ahora a los buses en dirección a la plaza.

Ortega gritaba: No pudieron ni podrán, y sus fanáticos se volcaron en la histeria, de verdad pensaban que su victoria sobre los que estaban en los tranques había salvado su revolución, nada más alejado de la realidad, esa revolución había nacido muerta.

Hay mucho debate sobre si el 19 de julio es o no es una fecha histórica, yo creo que el simple hecho de que existan argumentos a favor o en contra de esto le concede relevancia, ahora bien, que una fecha tenga relevancia no necesariamente hace que sea sinónimo de algo bueno, la historia humana está llena de momentos que marcaron un antes y un después para el bien o para el mal de una sociedad, y para Nicaragua, toda implicación actual de esa fecha únicamente hace referencia al mal, independientemente de la buena voluntad y esfuerzos de aquellas personas que sacrificaron mucho por sacar a Nicaragua de la Dictadura Somocista, tristemente todos esos esfuerzos y sacrificios fueron traicionados por quienes tomaron el poder.

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El 19 de julio no debe de ser ignorado, sino tomado como el punto de partida de una época oscura, todas las manifestaciones de lo peor que ha concebido la humanidad han tenido una fecha de nacimiento, el nazismo, el fascismo, el comunismo, todas manifestaciones del horror y error humano, alguna de las cuales ya extintas o a punto de serlo, y otras como el Castrismo, el chavismo, el mal llamado socialismo latinoamericano y el sandinismo aun en vigencia lamentablemente y que encajan en la descripción de lo peor que puede emanar del ser humano.

Uno no elige en qué país nacer, ni en el seno de que familia, ni tampoco en qué tipo de línea de pensamiento político desarrollarse, pero tal como yo lo hice, si se puede elegir y ser la diferencia en tu generación. Abrir los ojos, reconocer errores y luchar por el bien común.

Es inverosímil y casi imposible, para alguien que ha sido víctima del mismo, tener algún tipo de sentimiento positivo hacia una revolución que te ha hecho daño, y no entiendo ni comprendo que haya quien al amparo de recuerdos de épocas revolucionarias aun guarden la esperanzan de rescatar algo de ella.

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Por Justicia, por verdad, y por compromiso con la libertad, se tiene que denunciar, reconocer y señalar al Sandinismo como lo que es, la más grande tragedia y la peor manifestación del horror humano que ha existido en nuestro país, equiparables o superando incluso al horror del Somocismo.

No puede haber hoy en día, medias tintas sobre la verdad. Para que Nicaragua sea libre tiene que también ser justa, y la justicia nos obliga, para quien no lo haya hecho aun, si queremos andar en la ruta de construcción de una nueva sociedad, a llamar al horror por su nombre, y a renunciar definitivamente a él.

Del sandinismo, lo único que celebraremos será su caída.

Alex Hernández