Óscar René Vargas: Democracia o dictadura en Nicaragua
Desde el 2007, la estrategia de Ortega-Murillo ha sido sabotear la existente democracia liberal desde adentro. Así corrompió la frágil democracia y arrojó al país a la peor crisis de su historia, pagada no sólo con hambre, desempleo y pobreza de la mayoría de la población, sino también con centenares muertos, miles de heridos, desaparecidos y exiliados.
La forma más eficaz de corromper la democracia liberal utilizada fue a través del dinero. El dinero que acrecentó las fortunas de los millonarios pertenecientes a la nueva clase, a la oligarquía y a la vieja burguesía, que son los grandes bastiones que sostienen la dictadura.
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El dinero permite que los grandes grupos económicos sigan dominando la economía y la política. El dinero promueve un estilo de vida y un consumo basado en formas de vida escandalosamente lujosas por la clase dominante, en medio del país más desigual de la región centroamericana, que es Nicaragua.
El reino del dinero, que domina el modelo neoliberal de diálogo y consenso con el gran capital, que aún prevalece y se consolida a expensas de su opuesto: el derecho de las personas, el derecho de todos. El derecho a la vida, la alimentación, la vivienda, el trabajo, el esparcimiento. El pacto Ortega con el gran capital es el reino del dinero, la riqueza, la especulación financiera. Es el tipo de política económica que premia lo que no produce, cuyos valores son materiales y no éticos.
Hoy en día, muchas personas, incluidas las que apoyan directa o indirectamente a Ortega-Murillo, se pronuncian a favor de la democracia. Se dan cuenta que ni siquiera es posible defender la vida de las personas, sin democracia, sin derechos humanos. Se dan cuenta de que existe un Poder Judicial cobarde frente a la voluntad del dictador.
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Empresarios, se pronuncian por la democracia, pero no dicen nada o, peor, hablan en favor de la permanencia del modelo económico neoliberal. El actual Estado ineficiente, corrupto sigue apoyando el enriquecimiento de las grandes empresas privadas, de los bancos y el enriquecimiento inexplicable de muchos miembros de la clase dominante. Estamos en la disyuntiva o el reino del dinero o el reino de los derechos humanos. O sea, democracia o dictadura.
Sólo será posible iniciar un proceso democrático en Nicaragua solamente con la salida de Ortega-Murillo del poder. La democracia es el reino de los derechos humanos, totalmente incompatible con el reino del enriquecimiento ilícito e inexplicable de los “de arriba”.