Yoel Ibzan: “haber salido de la cárcel es como salir del infierno, es como resucitar”
Manifestar sus quejas ciudadanas contra un gobierno opresor y dictatorial en redes sociales llevó al joven Yoel Ibzan Sandino a la cárcel Modelo, en calidad de reo político y hoy sufre el destierro en Estados Unidos.
“A mí me encarcelan por activismo que hacía por medio de las redes sociales contra ellos, criticándole por medio de grupos, página y cuentas que había hecho en Facebook, Twitter, Instagram y ellos miraron eso como un atentado contra su régimen entonces deciden encarcelarme y acusarme de traición a la patria y propagación de noticias falsas, condenándome posteriormente a 11 años y medio de cárcel”, comparte este joven que manejaba las plataformas de “Mente Libre”.
Su calvario inició el 5 de noviembre del año 2021, “dos días antes de las fraudulentas elecciones que Daniel Ortega y Rosario Murillo perpetuaron en Nicaragua y según ellos, yo tenía planeado desestabilizarlas, así me lo dijeron los interrogadores y los de inteligencia nacional”.
Lo señalaron de querer desestabilizar a la población y generar zozobra por medio de las redes sociales el día de las elecciones y “según ellos también tenían planeado alguna clase de atentado contra un centro de votaciones, lo cual absolutamente falso”.
Al encarcelar a Yoel, no terminaron con el activismo de Mentes Libres, pues los demás administradores siguieron publicando y reclamando libertad para los presos políticos.
A este joven de 26 años lo capturaron en el gimnasio, luego de dos años de andar huyendo por diferentes partes de Managua, pues su casa permanecía rodeada de policías que buscaban apresarlo.
Interrogatorios ridículos
Al arrestarlo, lo golpearon severamente, pero asegura que fue la única vez que lo hicieron. Lo llevaron al Distrito II de la Policía y lo sometieron a un interrogatorio de dos o tres horas.
“Me preguntaban cosas que ni al caso, como que quién era mi contacto en la embajada estadounidense, en qué cuentas bancarias me depositaban para criticarlos en las redes sociales, que si conocía a Félix Maradiaga o a Cristiana Chamorro. Me preguntaron si sabía dónde estaban almacenadas las armas o que si yo tenía armas, que si había facilitado armas o dinero a la gente de los tranques, preguntaban locuras”, dije el joven que asegura que solo actuó en redes sociales.
Durante diez días fue sometido a interrogatorios. Lo sacaban a todas horas de la celda para preguntarle lo mismo e incluso lo interrogaban sobre si conocía el almacén de bombas de contacto en Masaya. Dos noches fue llevado al Chipote para supuestamente hacerlo hablar.
Después fue condenado y trasladado al Sistema Penitenciario Nacional, donde recibía acoso por parte de los funcionarios, pues a los presos políticos los vigilaban todo el tiempo, no les daban los beneficios de reos comunes, así que no podían estudiar ni trabajar, mucho menos comunicarse con otros.
“No podíamos salir de la celda, porque ahí dentro de la modelo hay como un beneficio para reos comunes en galerías que son abiertas y pueden salir a los pasillos durante cierto horario del día. Nosotros siempre estábamos encerrados 24/7 en esas celdas tan pequeñas, insalubres y con tanta falta de condiciones, encerrados ahí bajo candado”, recuerda.
“A veces pasamos dos o tres meses sin llamadas y sin sol, era un drama para que nos dieran sol, teníamos que clavear y protestar para que nos dieran un poco de sol. La atención médica era bastante superficial y la mayoría de las ocasiones no había medicamento suficiente en el sistema penitenciario”, recalca Yoel Ibzan Sandino.
Momentos de tensión previo a la liberación
Yoel Ibzan recuerda que la noche del 8 de febrero, vivieron momentos tensos, porque los reos comunes empezaron a gritar “ahí viene la guardia”, lo cual los alteró, pues a esas horas no había tanta presencia de custodios.
Al asomarse, se dieron cuenta que eran como 50 guardias los que iban directo a las celdas de los presos políticos y mil pensamientos lo asaltaron.
“Era un drama verlos llegar. No nos dijeron que íbamos libres, sino de traslado y que recogiéramos las pocas cosas que teníamos. Nos trasladaron a los módulos, que es donde llevan a los que liberan por indultos y ahí fue que nos imaginamos que íbamos libres”, destaca.
Y pues mi familia obviamente estaba muy preocupada mi mamá principalmente es la que más sufrió e incluso no podía dormir ya cuando salí de la cárcel me di cuenta que hasta tenía que tomar pastillas para dormir porque no lograba conciliar el sueño imaginando todo lo que yo estaba pasando dentro de esa modelo verdad ella sufre muchísimo mis hermanos igual y pues qué te digo fue un proceso muy complejo muy difícil gracias a Dios y estamos aquí en los Estados Unidos
“Llegaron 6 buses y los hicieron subir. Cuál es nuestra sorpresa cuando nos miramos que nos van a meter a la Fuerza Aérea nos están desterrando quién sabe a dónde pero no sabíamos dónde ya cuando estamos dentro nos hacen firmar unos documentos donde nosotros autorizábamos viajar, pero no especificaban dónde”, prosiguió su relato
Se enteraron que iban a Estados Unidos cuando los recibió la misión del Departamento de Estado.
“Esto es como salir del infierno, es como resucitar, porque nosotros, para serte honesto nos dábamos por muertos, al menos yo me daba por muerte y decía ya estoy muerto, ya no voy a salir de aquí, pero gracias a Dios pues habían otros planes para nosotros y ya estando en este país lo único que se me pasa por la mente es aprovechar las oportunidades, las nuevas oportunidades que Dios y los Estados Unidos nos están dando para salir adelante y ayudar a nuestra familia”, comenta.
Yoel aún no ha podido reunirse con su familia, pues su mamá vive en España y sus hermanos están en Nicaragua. Pese a todo lo sufrido, asegura que seguirá luchando, pues nunca va a olvidar su “anhelo porque Nicaragua sea un país democrático, un país con justicia y un país con respeto a los Derechos Humanos, por lo cual voy a seguir colaborando siempre”.