María Esther González se convirtió en presa política solo por trabajar en una empresa encuestadora
La vida de María Esther González se detuvo cuando previo a la farsa electoral presidencial del 2021, fue secuestrada y convertida en presa política. Su delito: trabajar para una empresa encuestadora que estaba haciendo un sondeo de opinión.
“A mí me detienen porque estábamos haciendo en la empresa donde yo trabajaba una encuesta de opinión pública en referencia a las elecciones electorales del 2021. Ese fue el motivo para que me detuvieran a mí y en ese momento también capturaron a dos personas que eran trabajadores de la empresa, una persona era hondureña y la otra salvadoreña, pero ellos salieron, no los dilataron mucho tiempo, la que sí estuvo detenida fui yo”, comparte esta mujer cuyo rol en la empresa era administrativo.
Ella fue trasladada a una celda distrital donde estuvo 5 meses, solo con la ropa que llevaba puesta, sin derecho a usar siquiera una sábana para repeler los piquetes de zancudos.
A los 5 meses y medio la llevaron a la cárcel de mujeres La Esperanza, donde permaneció hasta que la desterraron de Nicaragua.
Ella fue sometida a extenuantes interrogatorios en los que le exigían que dijera quiénes los habían contratado para hacer esas encuestas.
“Yo les decía que yo estaba más a cargo de lo que era las finanzas y que lo que entregaba era para que se ejerciera el documento, pero en sí el tipo de encuesta que era lo trabajaba otra persona, quien estaba pendiente de contratar a las personas, a los encuestadores. Yo no conocía qué decía la encuesta, pero ellos decían que yo tenía que saber, cuando en los trabajos uno desconoce cosas”, prosiguió la señora.
Lea más: Exreos nicaragüenses expulsados por Ortega hablarán en el Congreso de EEUU
Del distrito policial la trasladaban a Auxilio Judicial todos los días para interrogarla y cuando terminaban, la encerraban en las celdas preventivas que describe como un espacio minúsculo en el que debía permanecer con la cabeza agachada para no ver lo que ahí sucedía.
Criminalizaron las encuestas
Sobre las encuestas, ella mantiene que no sabía nada, solo que había preguntas como “usted cree que fulanito va a ser buen presidente, la opinión pues sobre el cambio del gobierno, a usted le parece que siga el gobierno sandinista, sí o no, eran preguntas así, no era que iban a opinar en sí”.
“Criminalizaron las encuestas”, dice la señora, quien asegura que la empresa fue confiscada, dejando en el desempleo a 25 personas. “Esta era una empresa privada, los dueños son hondureños, pero o sea se ensañaron contra la empresa y dijeron esto ya no va a seguir y ya hasta que hasta que cerró la empresa definitivamente confiscaron todos los bienes de ellos”.
Por otro lado, dijo que “hicieron una auditoría prácticamente de la empresa, pero algo ilógico y relevante es que cuando ellos presentaron su informe financiero de la auditoría que le habían hecho a la empresa sobre los ingresos que percibía, dijeron que todo lo que nosotros facturábamos y que estaban reflejado en los impuestos estaba correctamente, entonces ellos había contradicción entre lo que lo acusan a uno”.
Hasta el día de hoy desconoce por qué la acusaron de cometer menoscabo a la integridad nacional y recuerda que en el penal de La Esperanza estaba con reas comunes con las que nunca tuvo ningún problema
“En el caso de ellos, los custodios, sufría hostigamiento. No me daban el mismo tiempo de patio sol que a las demás y cuando me sacaban iba sola, para que no hablara con nadie y siempre con custodia. Ellos siempre hostigaban a uno cuando le daban la comida te tomaban fotos, te llevaban al modo médico y te toman la foto, a veces no quería ni ir por la comida por las fotos”, comparte.
Al ver a funcionaria norteamericana supo que estaba en buenas manos
El día que la excarcelaron vivió momentos de mucha tensión, vomitó y estaba con malestar generalizado, ante la incertidumbre de no saber qué sería de ella.
Cuando se reunió con las otras presas políticas todas pensaban que iban libres y que las llevarían a su casa, pero las subieron al bus, las pasaron por La Modelo y ahí su temor crecía.
Al llegar al aeropuerto lloraron, pues creían que iban a Cuba o Venezuela, pero al ver a una funcionaria estadounidense “supo que estaba en buenas manos”.
“Nosotros éramos las últimas, todas las que íbamos en ese microbús, éramos 12 personas, ocho que estábamos en el penal de Tipitapa y otras que venían de otros lugares. Cuando llegamos a la Fuerza Aérea, todo el mundo comienza a verse y a llorar, decíamos nos van a mandar a Cuba o a Venezuela. Yo fui la tercera en bajar y cuando vi nos recibió alguien de los Estados Unidos y respiré más tranquila, sabía que estaba en manos buenas”, apuntilló.
Doña María Esther nunca imaginó que un día viajaría a Estados Unidos, pues no tenía posibilidades para cumplir los requisitos que solicita la embajada, sin embargo, la vida se encargó de llevarla a ese país, donde asegura seguirá luchando por salir adelante y por reunirse con su familia.
“Espero que las mujeres sigamos adelante, verdad, que esto no nos vaya a apagar, que siempre sigamos firme en los que estamos, porque, aunque algunas han sido más comprometidas con la política y otras no éramos de eso, ahora, al final estamos en la lucha todas, porque hemos pagado una causa, nos han criminalizado”, concluyó.