La Policía de Nicaragua es reducida al espionaje, la hipervigilancia y el control social, opina Calidh

Tras la reforma del artículo 97 de la Constitución Política que elimina el principio de la policía de “apartidista y apolítica”, el Centro de Asistencia Legal Interamericano de Derechos Humanos (Calidh) asegura que se consuma el Estado policial con mayor vigilancia y represión. 

En un comunicado, Calidh considera preocupante la enmienda constitucional porque eleva al máximo rango normativo la función que ha venido desempeñando la policía, es decir pone a toda la población en manos de la policía.

Antes de la represión ya la policía venía abandonando su tarea de prevención y persecución del delito, así como el supuesto modelo comunitario impulsado con fuerza por el gobierno orteguista. Las torturas, por ejemplo, ya eran prácticas comunes en los calabozos orteguistas desde 2007, señala el organismo de DDHH.

Con las protestas sociales en abril 2018, Calidh señala que la policía abandonó totalmente la tarea de prevención para concentrarse exclusivamente en la represión generalizada de la población, por lo cual la reforma constitucional le dará un manto de legalidad e impunidad.

Sobre la nueva función de la policía de "preservar la paz social" , el organismo explica que el término se traduce en “sofocar cualquier expresión de manifestación o reunión pública de los nicaragüenses para exigir el retorno de la democracia”.

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Ahora que constitucionalmente, la policía ha dejado de ser apartidaria, apolítica y no deliberante, el Calidh explica que la policía estará doblemente sometida al dictador.

“Primero, en su carácter de jefe supremo de esa entidad y segundo, por la obediencia absoluta al Frente Sandinista, un partido terrorista cuyas estructuras fueron claves para cometer los crímenes de lesa humanidad”, indican.

Consideran que la institución del orden público transita de ser un brazo represivo hacia una policía política, reducida al espionaje, la hipervigilancia y el control social.

“Ya no es un brazo represor, sino el soporte político represivo que sostiene al Estado policial. De un cuerpo de protección -que en la práctica no lo era- a pasar a ser de vigilancia”.

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También señalan que la policía seguirá al pie de la letra el modelo de la policía cubana con hipervigilancia de la ciudadanía, hostigamiento y espionaje en los barrios y comunidades.

“La policía actuará como guardián de un texto que cada vez es más represivo, desplazando al Poder Judicial en esta tarea, no es de sorprender, que, como policía política, se le atribuya funciones judiciales para encarcelar y juzgar sumariamente a todos los opositores”.