Avangard: qué se sabe del sistema de misiles que Rusia dice haber puesto en servicio y por qué abre "una nueva y peligrosa era en la carrera armamentística nuclear"
Es tanta su rapidez que, según Rusia, puede hacer trizas las barreras del sonido y, también, las de cualquier sistema de defensa existente.
Es el Avangard, una de las "armas invencibles" que Vladimir Putin presentó el año pasado y que, según anunció este viernes el Ministerio de Defensa ruso, comenzó a estar operativa.
De acuerdo con el mandatario se trata de un vehículo de planeo hipersónico que puede volar a 27 veces la velocidad del sonido.
Según dijo, se trata de un avance tecnológico comparable al lanzamiento del primer satélite soviético en 1957.
"Este es el arma del futuro, capaz de superar tanto los actuales sistemas de defensa antimisiles como los que se desarrollen de aquí en adelante", aseveró esta semana al realizar una inspección al armamento de nueva generación que produce su país.
El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, anunció que el nuevo misil, que el Kremlin dijo que había probado de forma satisfactoria hace exactamente un año, entró en servicio a las 10:00 hora de Moscú este 27 de diciembre.
No obstante, Rusia no mostró pruebas de la entrada en operaciones del Avangard y ninguna fuente independiente ha confirmado su existencia o el potencial que le atribuyó Putin o el Ministerio de Defensa ruso.
¿Qué se sabe del Avangard?
Según había explicado anteriormente Putin, lo que distingue a este sistema de otras armas existentes es la capacidad de volar en la atmósfera a distancias intercontinentales a una velocidad hipersónica de más de Mach 20 (unos 24.696 kilómetros por hora).
Entre las especificidades señaladas por el mandatario se encuentra que, a medida que se acerca a su objetivo, el misil puede ajustar la altitud y la dirección para evitar los sistemas de defensa.
La descripción indica que el sistema puede realizar maniobras laterales y verticales "de varios miles de kilómetros", lo que lo hace también "invulnerable" a todos los sistemas de defensa antimisiles, según Putin.
El presidente indicó que este tipo de proyectil se acerca a su objetivo como "un meteorito, una bola llameante, una bola de fuego" y que la temperatura en su superficie alcanza entre los 1.600 y los 2.000 grados centígrados.
El anuncio de Moscú de este viernes tiene lugar poco después de que Estados Unidos anunciara este mes la entrada en funcionamiento de su Fuerza Espacial, un comando militar que tiene entre sus funciones, según Washington, el desarrollo de un sistema de sensores espaciales para alertar de posibles ataques con armas hipersónicas.
En la recién concluida reunión de la OTAN, la alianza atlántica acordó trazar estrategias para responder ante posibles ataques a satélites o el uso de misiles a grandes alturas.
¿Qué son las armas hipersónicas?
Según explicó en 2018 a BBC Mundo James Acton, codirector del Programa de Política Nuclear del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, por definición se conoce así a aquellos dispositivos armamentísticos que superan en su vuelo la velocidad del sonido.
Es decir, los 1.235 kilómetros por hora.
"Teóricamente, pueden ir a cinco, 10 e incluso 20 veces o más la velocidad del sonido", comentó el experto.
Existen dos tipos de armas hipersónicas:
- Vehículos de desplazamiento hipersónico (HGV), que son una especie de planeadores que son enviados al espacio, alcanzan grandes altitudes y luego vuelven a entrar con trayectorias erráticas a la ubicación que tienen como objetivo (todo indica que el Avangard sería uno de estos).
- Misiles de crucero hipersónicos (HCM), que son básicamente una modalidad de proyectiles que cuentan con un sistema de propulsión que rompe varias veces las barreras del sonido.
Su fabricación ha sido una aspiración de las grandes potencias militares desde la Guerra Fría, pero su desarrollo se ha enfrentado a varios desafíos tecnológicos.
Sin embargo, en agosto de 2018 China anunció que probó con éxito por primera vez el Starry Sky-2, un dispositivo que voló, según las autoridades de Pekín, a 7.344 kilómetros por hora.
Eso representaría seis veces la velocidad del sonido, una rapidez tan descomunal que podría darle una vuelta completa al ecuador en menos de dos horas.