Confesión de Daniel Ortega, otra prueba de involucramiento de Rusia en represión en Nicaragua

Ante las confesiones de Daniel Ortega en las que admite que las fuerzas militares rusas los preparan para "enfrentar" mejor a los "golpistas" y que las mujeres policías ascendidas tomarán del pelo a los “golpistas”, los defensores de derechos humanos Pablo Cuevas y Gonzalo Carrión advierten de un sistema más opresor para quienes aún permanecen en Nicaragua.

Cuevas dijo que desde el año 2012, observó en las unidades policiales cómo los oficiales de policía eran entrenados por asesores cubanos y él presumió de que “la represión, el uso excesivo de la fuerza, iba a ser una constante en nuestro país”.

Cuevas asegura de que hay que partir de que tanto las fuerzas represivas cubanas como rusas no tienen dentro de sus protocolos o de su manual de operaciones respeto por los derechos humanos ni respeto por las garantías de los ciudadanos sujetos de acción policial o militar.

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“Lamentablemente tuve razón, porque desde ese año pudimos observar como la acción abusiva de las autoridades policiales y militares se incrementó en contra de la población y tuvo mayor expresión este abuso a partir de las protestas del 2018, donde tanto las fuerzas policiales como militares fueron extremadamente abusivas, haciendo uso excesivo de la fuerza”, señala Cuevas.

Más dificultades

El análisis de Pablo Cuevas no es alentador, pues considera que “el accionar de la policía y el ejército en contra de la población, del ciudadano considerado opositor o llamado por Daniel Ortega y su séquito como golpista, estará más en el ciudadano que piensa diferente, porque prácticamente la fuerza represiva ya sin tapujos y de manera pública tiene luz verde, por parte del dictador, para que reprima con más fuerza, con más saña al ciudadano que reitero piense diferente a la línea oficial”.

Otra situación que rescata Cuevas es que han tenido conocimiento sobre el  espionaje que desde hace años se está dando “por la inteligencia o la policía secreta o seguridad del estado cómo se llame, de Cuba y Rusia vienen operando en nuestro país y es así que las propias fuerzas de inteligencia policial y de contrainteligencia e inteligencia militar han estado siendo espiadas por esta fuerza secreta y de espionaje cubano y ruso, pues evidente que el dictador ya ni en ellos confía”.

Cuevas insistió en que la represión contra el ciudadano que piense diferente en nuestro país estará más intensa, pues “habrá más represión, más persecución, más violación del Estado de Derecho y mucho menos democracia. Ante la aseveración de reprimir con más fuerza de parte de Daniel Ortega la situación de los ciudadanos que aún están en Nicaragua se complicará”.

Rusia ha colaborado con la represión

Según Gonzalo Carrión, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, asegura que lo que dice Ortega sobre la colaboración rusa y la participación de las mujeres en la represión, ambas cosas están con el mismo hilo de la esencia de la represión que es sistemática y que en general se sabe que países como Rusia han colaborado con la represión.

“No olvidemos que muchos de los fusiles que se emplean por las fuerzas armadas y que se emplearon para reprimir y para masacrar al pueblo nicaragüense son de procedencia rusa, antes soviética ahora rusa, que es los AK, esos fusiles de guerra que se emplearon para imponer un estado de terror vienen de Rusia”, dijo Carrión.

También insistió en que la cooperación rusa ha sido estrechamente vinculada con esa represión en Nicaragua.

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En cuanto a los ascensos de mujeres en la policía dijo que “es una fachada de la dictadura para vender el enlatado hacia la opinión pública de que en las instituciones hay equidad de género con el tema de la cuota 50/50, pero es deprimente porque se utiliza a las mujeres, particularmente en instituciones que son responsables de la represión”.

Carrión asegura que “la Policía Nacional es un eslabón fundamental en esa maquinaria represiva para la detención arbitraria, inventar casos, tortura, tratos crueles y sumar a las mujeres en los mandos eso es un papel penoso, deprimente, que solo se puede imaginar en las actuales condiciones en una institución policial que es un instrumento a la disposición de la dictadura y que dejaron de cumplir su mandato de estar al servicio de la Nación".