Argentina vence a Nigeria y clasifica a octavos
Argentina estará en los octavos de final del Mundial. Ver para creer. Se clasificó tras un golazo de Marcos Rojo a cinco minutos del final, cuando la albiceleste rozaba el drama, cuando Nigeria acariciaba la clasificación como segunda de grupo, después de una segunda parte de locos en la que hubo de todo: consultas al VAR, un absurdo penalti de Mascherano, el clásico fallo de Higuaín que parecía que condenaría a su equipo... Pero esta vez el fútbol se puso del lado de Argentina, que tras una primera fase lamentable está en octavos de final. A la albiceleste, que jugó mal ante Islandia (1-1) y rematadamente mal ante Croacia (3-0), le bastó con creer en el triunfo ante Nigeria para seguir con vida en Rusia. Imposible sacar más rédito con tan poco.
Aparte de a Rojo por el gol, Argentina debe darle las gracias a Messi y a Nigeria, que fue la que le metió en el Mundial ganando a Islandia y que se mostró bastante inoperante en ataque. Buscaron el gol los africanos durante todo el partido, pero en un ejercicio ofensivo inútil que apenas le permitió crear ocasiones de gol. El penalti, una falta magistralmente lanzada por Obi Mikel y que casi entra por la escuadra, y un mano a mano fallado por Ighalo fue todo el peligro que creó el equipo africano. Probablemente, en esta ocasión fallada por Ighalo estuvo el pase, pero Armani demostró ahí que tenía que haber jugado los dos primeros partidos. Juega bien con los pies, no comete locuras y, por lo visto ante Nigeria, no le pesa la camiseta albiceleste.
El equipo de Sampaoli saltó al terreno de juego con un ánimo diferente al último partido. Empezando por Messi, que esta vez no agachó la cabeza al escuchar el himno nacional. Espoleado por una espectacular hinchada que convirtió el estadio del Zenit en una mini Bombonera, el equipo argentino salió a comerse el césped. Ahí sí que acertó Sampaoli en la previa cuando dijo que sus jugadores se dejarían el alma y que empezaba un nuevo Mundial. Así fue. Lo de jugar bien al fútbol es otra cosa, pero ante Nigeria a Argentina le importaba poco.
La clasificación parecía que la empezaba a encarrilar Leo Messi en el minuto 15, con un golazo marca de la casa. Vio Banega su desmarque en profundidad (sí, Messi se desmarcó) y luego vino lo que tantas y tantas veces ha hecho en su vida. El control de balón fue perfecto y el remate con la derecha también. Leo mandó el latigazo a la escuadra y llevó al delirio a los 30.000 aficionados que estaban en las gradas y a Maradona, que daba las gracias a Dios. Luego se quedó dormido.
El tanto le daba el pase a Argentina y le quitaba ansiedad al equipo de Sampaoli, que se dejó el alma detrás de cada pelota pero al que le falta muchísimo fútbol. Se aprovechó de que enfrente estaba Nigeria, pero en octavos estará Francia, que para esta Argentina se antoja como palabras mayores. La albiceleste mereció irse al descanso con más goles en su cuenta, lo que le hubiera ahorrado todo el suplicio de la segunda parte. Higuaín en el 26' no acertaba a batir a Francis tras un gran pase entre líneas de Leo y el propio Messi mandaba una falta al palo en el 35'. Parecía tener Argentina el control del partido, pero llegó el descanso y...
Tras la reanudación, apareció Mascherano para meter a Nigeria en el partido y empujar a Argentina fuera del Mundial. El Jefecito se mantuvo en el once titular en el día clave y Argentina casi lo paga no caro, sino carísimo. Mascherano no ayudó en nada a su equipo y fue el culpable del empate nigeriano cometiendo un penalti absurdo en un córner. El clásico que nunca se pita, cierto. Pero penalti. Y a Cakir no le hizo falta ni ver el VAR. El agarrón existió y por eso fue imposible echarse atrás en su decisión. Probablemente, si no lo hubiera pitado de inicio, tampoco lo habría pitado tras ver el video. Pero el agarrón existió y no tiene motivos Argentina para quejarse. El culpable no es el árbitro turco y sí Mascherano. Lo marcó Moses y dejó KO a Argentina, que perdió el control del juego.
Nigeria, con el empate, no se replegó e intentó buscar el segundo. Hasta el minuto 75' tuvo a Argentina contra las cuerdas y a punto estuvieron de sentenciar el pase. Ighalo falló un mano a mano y a los 35.000 argentinos que estaban en el estadio se les cortó la respiración cuando Cakir fue a consultar al VAR una mano de Rojo. La declaró involuntaria y dio una vida extra a Argentina, que la aprovechó. Higuaín fallaba su clásico gol cantado mandando al segundo anillo del estadio un remate franco al borde del área pequeña, pero Rojo sí acertaba con una volea a cinco minutos del final.
El partido ya estaba roto y el gol llegó cuando Argentina jugaba con Meza, Pavón, Agüero, Higuaín, Messí... Pero el tanto lo fabricaron Mercado con un centro espectacular desde la derecha y Rojo, que jugaba de central y que definió como el mejor de los delanteros. Se vino abajo el estadio de San Petersburgo y enloquecieron los jugadores argentinos, que probablemente pocas veces hayan celebrado así una clasificación para los octavos de final. Lo hicieron como si fueran campeones. Quién sabe si como dijo Sampaoli es verdad que empieza un nuevo Mundial para ellos, aunque parezca casi imposible con el fútbol que muestran en cada partido.