Millonarios, fuga de capitales y “narcopolítica” en Nicaragua
Existen tecnicismos financieros y sutilezas legales que disocian la evasión fiscal del lavado de dinero, cuyo origen es ilícitamente criminal y es blanqueado en los paraísos fiscales off-shore para esterilizarlo de su pecado original y que constituye el 5 por ciento del PIB mundial. En el año 2020, US$ 4.2 millones de millones de dólares de riqueza financiera privada están localizados en jurisdicciones secretas, sin impuestos o con impuestos ligeros. Otros aducen que asciende a un 10 por ciento del PIB mundial.
Existen diferentes rankings de paraísos fiscales. Para Corporate Tax Haven Index, tres territorios británicos de ultramar ostentan los primeros lugares: las Islas Vírgenes Británicas (IVB), Bermuda, Belice y las Islas Caimán.
Con el pretexto de que el capital privado es creador de empleo, los tecnócratas del régimen Ortega-Murillo trasladaron parte de la riqueza nacional al selecto grupo del capital privado y amigos del régimen (vía exoneraciones, exenciones y otros beneficios), mientras los ciudadanos “de a pie” que han perdido prácticamente todo y son los que han pagado, una tras otra, todas las facturas de los errores, disparates, corrupciones y burradas habidos y por haber de la cúpula en el poder.
Los ganadores de esa truculenta práctica se apropiaron de todo, y el usufructo y beneficios lo exportan (eufemismo de fuga de capitales) permanentemente y sin limitación alguna.
Desde el 2007, los nicaragüenses hemos sido testigos del vertiginoso crecimiento de las fortunas de un selecto grupo de empresarios privados, políticos tradicionales que lo acompañan y miembros de la nueva oligarquía (una minoría rapaz), mientras la gran mayoría de la gente sobrevive en condiciones lamentables y en pobreza extrema. Y no hay país que aguante ese ritmo.
Se calcula que poco más del 10 por ciento del producto interno bruto nicaragüense está depositado en bancos estadounidenses y extranjeros; incluyendo los dineros resguardados en paraísos fiscales, cuentas secretas y demás trucos, y sus dueños no son precisamente obreros, campesinos o clasemedieros sino los que se han beneficiado de las políticas públicas del régimen Ortega-Murillo.
Un elemento a destacar es que mientras los privilegiados (vieja y nueva oligarquía) exportan sus capitales a los paraísos fiscales, la diáspora nicaragüense (expulsados del país por la falta de empleos) y que trabajan en Estados Unidos, Costa Rica, España, Panamá inyectaron a la economía más de US$ 1,800 millones de dólares en el año 2020, un monto superior a las inversiones productivas de los millonarios y de las inversiones extranjeras.
De acuerdo a Informe de la entidad “Global Financial Integrity” sobre los flujos de dinero ilícitos señala que en Nicaragua se lavan anualmente unos US$ 1,500 millones de dólares. También se calcula que decenas de toneladas de cocaína pasan mensualmente por Nicaragua, lugar estratégico en la ruta que asciende desde Colombia y Venezuela hacia los Estados Unidos.
El flujo del dinero ilícito es un síntoma de problemas más amplios, nos indica que la actividad de organizaciones de narcotraficantes operando en diferentes zonas del territorio nacional con el aval de funcionarios de gobierno. Su existencia nos revela, también, que existe cierta influencia corrupta e insidiosa en la política nacional y que funcionarios están inmiscuidos en el lavado de dinero.
Según Transparencia Internacional, Nicaragua es la nación más corrupta de Centroamérica y ocupa el tercer lugar entre los más corruptos de la región, sólo detrás de Venezuela y Haití.
El capital de la familia Ortega-Murillo se calcula en mucho más de los US$ 2,500 millones de dólares reportado por CARUNA y que representa más del 5 por ciento del PIB de Nicaragua. Existen indicios de que ese dinero ha sido trasladado a los paraísos fiscales existentes a nivel internacional, ya sea Turquía, países del golfo Pérsico, Luxemburgo, etcétera.
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Preguntas: ¿Qué cantidad de dinero de los 210 millonarios nicaragüenses se encuentran en los paraísos fiscales “off-shore”? ¿Cuáles bancos locales tienen sucursales en los paraísos fiscales? ¿Cuántos miembros de la “nueva oligarquía” son miembros de los 210 millonarios?
Después de leer el Informe “International Narcotics Control Strategy Report” del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre lavado de dinero, narcotráfico, corrupción y crimen organizado donde se señala a la familia presidencial y a miembros de la cúpula del poder como parte del entramado de corrupción y conocer el informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos que indica que los narcotraficantes mexicanos operan en todos los países centroamericanos trasladando, almacenando cocaína y distribuyendo dinero entre policías, políticos, funcionarios, militares y jueces corruptos; me pregunto: ¿Qué papel juega la “narcopolítica” en las decisiones estratégicas del régimen?
Un excelente trabajo de Octavio Enríquez (Confidencial 17-03-2021) nos demuestra que entre el 2007 al 2019, revelan los reportes financieros del partido FSLN suman ingresos por C$ 3,596 millones de córdobas. Sin embargo, el dato más revelador es la evidencia de la opacidad ya que el 80.2% de esos fondos fueron reportados simplemente como “otros ingresos”, es decir que el origen de más de C$ 2,886 millones de córdobas se mantiene oculto. ¿Existe alguna relación entre el secretismo, la falta de controles, la opacidad y el dinero incautado a la narcoactividad?
¿Dónde está buena parte de la riqueza generada en el país y acumulada por la clase dominante? Posiblemente depositada en bancos de Estados Unidos, Andorra, Suiza, Panamá Papers, Paradise Papers, sin olvidar paraísos fiscales, cuentas secretas, inversiones en terceros países y mucho más.
Hasta la fecha, los intereses de la nueva oligarquía y sus socios, empresarios con grandes fortunas, jueces defensores de los malandros y las fichas pagadas de los partidos zancudos, que conforman la “banda de cuello blanco”, han podido mantener la opacidad del dinero público e imponer sus intereses sobre los intereses de la nación, manteniendo la supremacía del poder del dinero, la impunidad y las influencias sobre la transparencia.
La “banda de cuello blanco”, se ha dedicado a hacer jugosos negocios turbios al amparo del poder público como es el caso de la electricidad y el combustible; pero no sólo eso, en la construcción de hospitales, en escuelas, carreteras e importación de medicinas, en todo; dicen que son negocios, cuando en realidad están saqueando al país, Muy mal para el país y muy bien para ellos.
Por ejemplo, las empresas de la construcción o de generación de electricidad representan intereses que tienen que ver con grupos financieros, con grupos empresariales, con grupos ligados a la cúpula del poder; desde luego con jueces, magistrados, ministros y legisladores. No hay que olvidarlo, porque se olvida, se padece de amnesia.
El cálculo del banco “Union des Banques Suisses” (UBS) es que los 210 millonarios nicaragüenses poseen en los paraísos fiscales la suma aproximada de US$ 30 mil millones de dólares. Es decir, tres veces mayor que el PIB de Nicaragua de un año. O, dicho de otra manera, el equivalente al 300 por ciento del PIB se encuentra ubicado en “jurisdicciones secretas”.
¿Quiénes son sus dueños de los US$ 30 mil millones de dólares? ¿Serán los mismos millonarios que reciben beneficios de los recursos públicos, vía exoneraciones, favores, privilegios, endeudamiento, por su alianza con la dictadura o por ser parte de la cúpula del poder autoritario? ¿Serán los que se han enriquecido, también, con el dinero ilícito en los últimos años?
Forjar el contrapoder es luchar por la transparencia del dinero público, rechazar la complicidad del saqueo, del atraco, no aceptar que particulares dañen la hacienda pública y afecten la economía popular, sobre todo la de los más pobres. El régimen Ortega-Murillo, se ha transformado en sinónimo de corrupción.