Rafael Solís, de la cumbre del poder al exilio solitario
El abogado y exguerrillero sandinista Rafael Solís Cerda se desempeñó durante casi dos décadas como magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Nicaragua. fue padrino de bodas de Daniel Ortega y avaló un trámite que le permitió reelegirse de forma indefinida en el país.
Rompió con el régimen sandinista inconforme con la represión de las protestas de 2018 y un año después salió al exilio, siendo despojado de su nacionalidad, de su jubilación y de todas sus propiedades.
Nacido en Managua el 25 de julio de 1953, “Payo” Solís creció en el seno de una familia católica y acomodada. Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Centroamérica y estudió derecho en la Universidad Centroamericana (UCA), donde se convirtió en líder estudiantil previo a su ingreso al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que entonces era un movimiento guerrillero.
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En las filas del FSLN luchó contra la guardia nacional de Anastasio Somoza como combatiente del Frente Interno, que jefeaba el fallecido comandante Carlos Núnez Téllez al frente de otros destacados guerrilleros como Joaquín Cuadra y los también ya desaparecidos William Ramírez, Walter Ferreti y Raúl Venerio.
Luego del triunfo de la revolución, ingresó el Ejército sandinista con el grado de subcomandante. Representó a la entidad armada ante el Consejo de Estado y después fue designado embajador de Nicaragua en Estados Unidos, cargo que desempeñó por poco tiempo.
A su regreso a Nicaragua, Rafael Solís fue elegido diputado del FSLN y primer secretario de la Asamblea Nacional durante el primer gobierno de Daniel Ortega (de 1985 a 1990), que había asumido la presidencia tras las elecciones de 1984.
Conocido por sus amigos y colaboradores como “el Sub”, laboró muy cerca del comandante Carlos Núñez, a quien acompañó en numerosos viajes por América Latina previo a la creación de la Asamblea Nacional y la redacción de la primera Constitución Política de Nicaragua. Eran visitas exploratorias para conocer cómo funcionaban otros parlamentos y cómo eran sus constituciones. En el período 1990-1997 fue uno de los principales diputados sandinistas en la Asamblea Nacional.
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Tras la desaparición del comandante Núñez, “Payo” Solís una tuvo estrecha colaboración con Daniel Ortega (entonces líder del FSLN en la oposición) hasta llegar a convertirse en su padrino de boda con Rosario Murillo en 2005. Para entonces era magistrado de la CSJ, puesto que ocupó entre 2000 y 2019.
Fue magistrado de la Corte durante 19 años, desempeñándose como vicepresidente y miembro de las salas de Apelación Constitucional y Apelación Penal. En 2010 avaló la emisión de un polémico decreto de la CSJ que le permitió a Ortega lanzarse a la reelección a pesar de estar inhibido por un “doble candado” de la Constitución, que en su artículo 147 impedía que un candidato volviera a postularse a la presidencia de forma continua y/o si ya había gobernado el país en dos ocasiones.
En entrevista con 100% Noticias, Solís dijo sentirse “arrepentido” de haber cedido a los pedidos de Daniel Ortega, pues ello derivó en su primera reelección continua en 2011 y una posterior reforma a la Constitución por parte de la Asamblea Nacional dominada por el FSLN, que en 2014 autorizó la reelección indefinida en Nicaragua.
“Daniel Ortega nos pidió a los magistrados de la Corte que emitiéramos una sentencia diciendo que no se le aplicara el artículo (de la prohibición constitucional), pero habíamos quedado que sería solo por esa vez y que no iría por la reelección indefinida. Pienso que no debimos aprobar eso, porque ellos se volaron las trancas”, comentó.
Señaló que la misma táctica de Ortega fue copiada por el presidente salvadoreño Nayib Bukele, que accedió a la reelección anulando un artículo constitucional mediante un decreto judicial, y asumió un segundo mandato el 1 de junio de 2024.
“En una Nicaragua democrática se deberá prohibir la relección presidencial, no deberá permitirse bajo ninguna forma, porque la reelección es fuente de dictadura”, afirmó durante la entrevista.
Hoy, a sus 70 años, el ex subcomandante está a favor de la “abolición total” del ejército y la creación de otros cuerpos de seguridad, estilo Costa Rica, país donde vive exiliado desde el año 2019, después de su renuncia a la CSJ.
Ese día, el 8 de enero de 2019, Solís emitió una carta pública en protesta por lo que calificó como "un estado de terror" impuesto por Ortega a partir de la represión desatada contra los que participaron en las protestas de 2018.
En la entrevista con 100% Noticias dijo que la decisión la tomó al conocer una serie de “informes secretos” de Medicina Legal sobre una gran cantidad de muchachos asesinados por francotiradores.
“Sólo yo tuve acceso a esos informes, ni siquiera los tuvieron en forma completa los organismos de la OEA y la ONU. Eran muchachos asesinados a sangre fría. Yo exigí ver esos documentos y me los tuvieron que dar porque yo era el secretario político de la Corte. Pero no los pude fotocopiar ni sacar de los archivos”, relató.
Recordó que cuando estalló la rebelión del 18 de abril él se encontraba hospitalizado en México, donde se le practicó una cirugía de columna, y que al regresar a Managua a mediados de mayo confirmó que Daniel Ortega “no tenía ninguna voluntad de negociar” y que la crisis política se agravaría.
“Yo dije: no sigo con esto, y decidí salir. No quise seguir colaborando con un régimen que se había volado todas las líneas rojas”, afirmó.
Después de esa carta, aunque decidió quedarse en Costa Rica, guardó silencio y no volvió a criticar a la dictadura en los medios de comunicación social, pese a que los voceros del régimen en las redes sociales lo acusaron de “traición”.
Sin embargo, su voz volvió a escucharse en mayo de 2024, cuando el régimen ejecutó la confiscación de todas sus propiedades en Managua y en San Juan del Sur, incluyendo una de su madre, doña Rafaela Cerda, una anciana de 93 años que fue desalojada por la policía de su hogar de forma inclemente. Solís habló con la prensa para aclarar que ninguna de esas propiedades eran “bienes mal habidos”.
Y alborotó el avispero cuando en declaraciones a 100% Noticias, “Payo” Solís dijo que pensaba que una de las formas de desalojar del poder a Ortega y Murillo era la “vía armada”, lo que desató un debate entre líderes de oposición y puso en estado de shock al régimen, que mandó un contingente de policías a rodear la casa que habita doña Payita y también la de su nieto Rafael, hijo mayor del exmagistrado.
“Fue pura intimidación por mis últimas declaraciones. Eso lo hicieron porque mi hijo lleva mi nombre, pero ellos saben que él nunca se ha metido en política”, expresó a 100% Noticias.
En esa misma entrevista reveló que Murillo “está comprando” la lealtad de altos jefes y oficiales del Ejército, y los trabaja “uno a uno” con grandes sumas de dinero y otros beneficios, para asegurarse el apoyo de los militares al momento de la sucesión y en los años siguientes.
Rosario Murillo “los está trabajando uno a uno. Los está comprando, los apoya en sus negocios, les está pasando mucho dinero”, dijo y añadió que Daniel Ortega “los hizo cuadrarse frente a ella” en un acto celebrado a fines de mayo en la plaza de la Fe. A su juicio, Ortega le ha cedido a su mujer casi todo el poder “por cansancio, por temas de salud, por vejez, o simplemente porque se le olvidan muchas cosas”.