CASAS DEL TERROR
Las casas donde ocurrieron asesinatos y otros crímenes de horror, pierden valor al querer ser vendidas, y encontrar compradores dispuestos a pagar una casa con un pasado oscuro puede ser difícil.
Las casas del terror que fueron escenas de crímenes permanecen deshabitadas y sus ventas puede demorar meses y hasta años; y en algunos casos son ofrecidas por un valor menos en el mercado de la inmobiliaria.
La casa de la familia Bravo, está en venta hace tres años en ciudad Jardín, un terrible crimen que sucedió en su interior ahuyenta a sus posibles compradores.
En esta vivienda que también funcionaba como un negocio familiar en el cambio de aceite, el joven Nahúm Bravo asesinó a su padre, hermana y madrastra, todo por envidia a su hermana, quien se convertiría en la heredera del negocio.
Los cuerpos de las víctimas fueron encontrados por las autoridades en una fosa, en completo estado de putrefacción y Nahúm fue condenado a 68 años de prisión.
“Para mí yo no compararía esto, para mí eso es una cosa horrible lo que pasó”, “Todo lo que hizo ese hombre (Nahúm), todas las cosas que le hizo al señor (padre)”, “Ese maje cuando se muera va a estar pateando en el infierno, porque matar a su padre, en la misma biblia dice honrarás a tu padre y a tu madre para que tus días se te alarguen”, comentaron algunos vecinos.
Esta otra casa que también está en abandonó es la de “El Chacal”, se dice que ha pasado de inquilinos a inquilinos. Pues aquí, en 1998 un hombre llamado Óscar René Espinoza Martínez, mejor conocido como “El Chacal” mató a sus dos hijastros y a la señora que los cuidaba, únicamente por celos.
“Hace muchos se habla que ahí asustan, pero la verdad es que muchas personas han venido a alquilar esa casa y nunca se ha oído nada más, pero sí mucha gente a alquilado ahí, esa es una desgracia que nunca se va a olvidar”, “Había gente que sí oyeron los gritos, pero se hicieron los suecos, nadie ayudó, nadie hizo nada”, expresaron algunos pobladores del sector.
“El Chacal” fue condenado a 30 años de prisión, pero los habitantes del reparto Schick jamás olvidan aquella tragedia sangrienta, que conmovió a cientos de capitalinos.