Julio López: Nicaragua no puede ser silenciada, por eso es importante la labor del periodismo
Llegó Julio López a Costa Rica en plena pandemia del Covid, y sin haberse puesto ni una vacuna. La plaga lo agarró fuera de base, lo sacudió sin misericordia, y lo mandó trece días a una unidad de cuidados intensivos (UCI) de un hospital josefino. No tenía seguro social, sin embargo, gracias a gestiones de colegas, ACNUR le otorgó un seguro.
Quizás cuando el 24 de junio del 2021 Julio César López Chavarría caminaba apresurado y nervioso por veredas para entrar como exiliado a Costa Rica tras amenazas de la dictadura orteguista-murillista, entre esos árboles y matas, pájaros, ardillas y otros animales, él recordaba su vida como campesino que ayudaba a sus padres en labores agrícolas en Nandaime.
Antes, el régimen de los Ortega-Murillo no lo dejó pasar al otro lado de la frontera, lo retuvo en el puesto de Migración de Peñas Blancas, donde lo interrogaron y le incautaron su pasaporte. Por esos dias Julio López fue citado a declarar a la Procuraduria General de Justicia, en Managua. Entonces decidió exiliarse.
Prefiere no hablar tanto de su primer año de múltiples dificultades en San José, y destaca que “en los dos últimos años mis condiciones de vida han mejorado con relación a Nicaragua, ya que he tenido la oportunidad de contar con un empleo formal en Costa Rica, con ingresos dignos, y con acceso a seguridad social.”
En dos años regularizó su estatus
El colega de Onda Local contó con la ventaja de haber llegado a Costa Rica en lo que se denomina “la segunda oleada”, pues la primera migración forzosa de periodistas ocurrió en el año 2018, y estos la pasaron peor, incluso algunos tuvieron que dormir en la calle. En el 2021 ya había una red de colegas que, por ejemplo, ofrecían un espacio en su casa, o en su cuarto. Poco después algunos de ellos lograron instalar sus propios medios de comunicación digital.
Pero ese empleo implica una recarga laboral, porque Julio López también debe dirigir la plataforma digital informativa Onda Local. Y es que este es un país carísimo, y con los salarios mensuales de Nicaragua no se vive ni quince días. Al inicio recibió apoyo de una organización costarricense durante cuatro meses, y un fondo de emergencia por seis meses, así como un seguro de salud de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), y de otra organización nicaragüense.
Julio ganó tres veces el Premio Nacional de Periodismo Pedro Joaquín Chamorro, el Certamen Nacional de Periodismo, María José Bravo, y el Premio a la Mejor Historia Latinoamericana sobre Adaptación al Cambio Climático, de Latim Clima.
Su primer gran desafío fue regularizar su estatus de migrante, pues llegó a San José sin documentos. Por alguna razón, al contrario de la gran mayoría de exiliados nicaragüenses en Costa Rica, obtuvo su estatus de refugiado en menos de dos años. Otros colegas tienen más de cino años en angustiosa espera. Esto le aseguró un documento de viaje y el Documento de Identidad para Extranjeros.
No come gallo pinto, porque es demasiado condimentado
Informar desde el exilio es otro desafío, sobre todo porque no tiene acceso a muchísimas fuentes, como en Nicaraguas, “y no es igual escribir desde la distancia, que teniendo los elementos narrativos y descriptivos que solo se logran si uno está en el lugar de los hechos,” explica Julio López, a quien muchos en Nicaragua lo recuerdan inconsciente, en estado de coma, después de haber sido vapuleado brutalmente por una violenta turba sandinista el 17 de abril del 2018, cuando iniciaba el estallido social en Managua.
Julio es bajito, quizás por eso muchos colegas le dicen Julito, aunque podría ser por su carácter reposado, tranquilo y personalidad sencilla. Es un hombre modesto al que no le gusta exponerse ante la opinión pública, aunque tiene que hacerlo como periodista que es. Escribe con rigor, breve y de manera eficiente. Otros colegas escriben largo, o hablan mucho, porque son más expresivos.
Cuando se exilió el Director de Onda Local, ya había una comunidad de periodistas conformada, así que desde su llegada a San José pudo reunirse y conversar con colegas de su país, lo cual fue reconfortante en una nación ajena. Unos 240 periodistas nicaragüenses tuvieron que exiliarse, principalmente en Costa Rica, y eso fortaleció a la organización gremial Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN) en este país, cuya gestión consiguió para sus miembros, atención psicosocial, apoyo de emergencia en los primeros meses, y permitió seguir denunciando las violaciones a la libertad de prensa.
Julio César considera que “no encajamos en la percepción estereotipada que se tiene de las personas nicaragüenses en Costa Rica, porque, usualmente, cuando abordamos un servicio de taxi, lo asocian a uno como de otro país latinoamericano, pero no de Nicaragua.
Imposible un empleo sin homologación de título
”En cuanto a las diferencias culturales, la alimentación, por ejemplo, es un tormento: la comida me es casi imposible de digerir, porque, aunque la base del gallo pinto tico sea arroz y frijoles, contrario al nica lleva muchos condimentos: salsa Lizano, chiltoma, cilantro, cebolla y otros ingredientes”.
El colega es licenciado en Comunicación Social con experiencia en radio y televisión. Fue docente de la Universidad de Ciencias Comerciales (UCC) de Nicaragua, e integrante del equipo de coordinación del programa de formación social y político “Agentes de Cambio Nicaragua”. Sus áreas de especialidad son la producción radiofónica, cobertura multimedia, periodismo de investigación y temas ambientales.
Julio López está muy consciente de que sin un título profesional válido sería imposible obtener un trabajo como periodista, por lo que “nunca he solicitado trabajo en un medio de comunicación costarricense.” Además, los medios locales también están saturados. Y por otro lado, está comprometido en mantener en el aire la plataforma digital Onda Local.
“Solo en momentos de mucha tensión política hay atención de los medios costarricenses hacia Nicaragua, pero luego decae.” A Julio lo han entrevistado medios locales como el diario La Nación, particularmente sobre la situación del periodismo. Sin embargo, “casi no está presente la agenda del exilio nicaragüense”.
Podrían mejorar las condiciones de los periodistas exiliados en Costa Rica con tres medidas: agilización de los trámites de legalización; acompañamiento jurídico en temas migratorios; y programas especiales de capacitación e inserción laboral, enumera Julio López.
Destaca que “el periodismo en el exilio no se ha rendido, y seguimos haciendo esfuerzos extraordinarios por seguir informando a pesar de la represión y del cierre de los medios tradicionales. Finalmente, Julio César López Chavarría advierte que “Nicaragua no puede ser silenciada, por eso es importante la labor del periodismo, y los medios de comunicación independientes de nuestro país en el exilio.”