El Nuevo Herald: pacientes con COVID-19 también sufren misterioso daño cardíaco
Si bien la pandemia de COVID-19 se ha centrado en los problemas respiratorios y en asegurar suficientes ventiladores, médicos en las trincheras están lidiando con un nuevo misterio.
Además del daño pulmonar, muchos pacientes con COVID-19 también están desarrollando problemas de corazón y mueren a causa de un paro cardíaco.
A medida que llegan nuevos datos de China e Italia, así como del estado de Washington y Nueva York, más cardiólogos comienzan a creer que el coronavirus puede infectar el músculo cardíaco.
Un estudio inicial encontró daño cardíaco en hasta 1 de cada 5 pacientes, lo que lleva a insuficiencia cardíaca y muerte, incluso entre aquellos que no muestran signos de dificultad respiratoria.
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Eso podría cambiar la forma en que los médicos y los hospitales piensan la atención de estos pacientes, particularmente en las primeras etapas de la enfermedad.
También podría abrir un segundo frente de batalla contra la pandemia, con la necesidad de nuevas precauciones en personas con problemas cardíacos preexistentes, nuevas demandas de equipo y, en última instancia, nuevos planes de tratamiento para los corazones dañados de los sobrevivientes.
“Es extremadamente importante responder a la pregunta: ¿el virus afecta a tu corazón? y ¿podemos hacer algo al respecto?”, dijo el doctor Ulrich Jorde, jefe de insuficiencia cardíaca, trasplante cardíaco y soporte circulatorio mecánico para el Sistema de Salud Montefiore en la ciudad de Nueva York. “Esto, al final puede salvar muchas vidas”.
Una de las incógnitas es descubrir si es el mismo coronavirus, o la propia reacción del organismo, lo que causa el daño cardíaco. Algo difícil de establecer.
“Alguien que está muriendo de una neumonía grave finalmente morirá porque el corazón se detiene”, dijo el doctor Robert Bonow, profesor de cardiología en la Escuela de medicina Feinberg de la Universidad Northwestern y editor de la revista JAMA Cardiology.
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Pero Bonow y muchos otros cardiólogos creen que una infección por COVID-19 podría provocar daños al corazón de cuatro o cinco maneras, que incluso pueden combinarse en un mismo paciente.
Los médicos saben desde hace tiempo que cualquier evento médico grave, incluso algo tan sencillo como la cirugía de cadera, puede crear suficiente estrés para dañar al corazón. Además, una afección como la neumonía puede causar inflamación generalizada en el cuerpo.
Eso, a su vez, puede provocar que la placa en las arterias se vuelva inestable y genere ataques cardíacos. La inflamación también puede causar una afección conocida como miocarditis, que puede provocar el debilitamiento del músculo cardíaco y, en última instancia, la insuficiencia cardíaca.
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Pero Bonow dijo que el daño observado en pacientes con COVID-19 podría deberse a que el virus infecta directamente el músculo cardíaco. La investigación inicial sugiere que el coronavirus se adhiere a ciertos receptores en los pulmones, y esos mismos receptores también se encuentran en el músculo del corazón.
DATOS INICIALES DE CHINA
En marzo, médicos chinos publicaron dos estudios con la primera visión sobre la prevalencia de problemas cardíacos entre personas con COVID-19. El más grande examinó a 416 pacientes internados.
Los investigadores encontraron que el 19% mostró signos de daño cardíaco. Estos pacientes tenían muchas más probabilidades de morir: el 51% de las personas con daño cardíaco murieron, frente al 4.5% que no lo tuvieron.
Los pacientes que padecían una enfermedad cardíaca antes de contraer el coronavirus tuvieron muchas más probabilidades de mostrar daño cardíaco después. Pero algunos pacientes sin enfermedad cardíaca previa también presentaron señales de este daño.
De hecho, los pacientes sin afecciones cardíacas preexistentes que sufrieron daño cardíaco durante su infección tuvieron más probabilidades de morir que los pacientes con enfermedad cardíaca previa, pero sin daño cardíaco inducido por COVID-19.
No está claro por qué algunos pacientes experimentan más efectos cardíacos que otros. Bonow dijo que podría deberse a una predisposición genética o a que están expuestos a mayores cargas virales.
Esas incertidumbres subrayan la necesidad de una vigilancia más cercana de los marcadores cardíacos en pacientes con COVID-19, dijo Jorde.
Si los médicos en Nueva York, el estado de Washington y otros puntos críticos comienzan a descubrir cómo el virus está afectando al corazón, ayudaría mucho a que médicos puedan controlarlo en otras partes del país.
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“Suponemos que, tal vez, el virus afecta al corazón directamente”, dijo Jorde. “Pero es esencial confirmarlo”.
Sin embargo, reunir datos en medio de la crisis puede ser difícil. Idealmente, los médicos tomarían biopsias del corazón para determinar si el músculo cardíaco está infectado con el virus.
Pero los pacientes con COVID-19 generalmente están tan enfermos que les resulta difícil someterse a procedimientos invasivos. Y más pruebas podrían exponer a trabajadores de salud a mayores riesgos de infección.
Muchos hospitales no usan electrocardiogramas en pacientes en aislamiento, para evitar personal adicional en la habitación y tener que usar máscaras u otro equipo de protección que es escaso.
Aun así, el doctor Sahil Parikh, cardiólogo intervencionista del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, en Nueva York, dijo que los hospitales están haciendo un esfuerzo concertado para ordenar las pruebas necesarias, e ingresar los hallazgos en los registros médicos, para que se pueda entender lo que está sucediendo con el corazón.
“Todos reconocemos que estamos a la vanguardia y debemos tratar de recopilar información y utilizarla para ayudar a avanzar en este campo”, dijo.
De hecho, a pesar del aumento de pacientes, los médicos continúan recopilando datos, tendencias y publicando sus hallazgos en tiempo casi real. Parikh y varios colegas recientemente escribieron una complicación de lo que se sabe sobre las complicaciones cardíacas de COVID-19, y el artículo estuvo disponible en internet de inmediato.
Cardiólogos en Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut están compartiendo la información más reciente de COVID-19 a través de un grupo de WhatsApp que tiene al menos 150 miembros. E incluso mientras los hospitales de Nueva York operan en condiciones de crisis, están probando nuevos medicamentos y tratamientos en ensayos clínicos para garantizar que lo que han aprendido sobre el coronavirus se pueda compartir en otros lugares, con validez científica.
Ese trabajo ya ha resultado en cambios en la forma en que los hospitales abordan las implicaciones cardíacas de COVID-19. Los médicos han descubierto que la infección puede imitar un ataque cardíaco.
Por eso, se han encontrado con pacientes listos para un cateterismo que en realidad tenían COVID-19.
Durante años, los hospitales llevaron a los pacientes sospechosos de ataque cardíaco directamente al laboratorio para un cateterismo, sin pasar por la sala de emergencias, en un esfuerzo por acortar el tiempo desde que el paciente ingresaba hasta que los médicos despejaban el bloqueo con un globo.
“Ahora estamos dando un paso atrás y pensando en llevar a los pacientes al departamento de emergencias para que puedan ser evaluados brevemente y podamos determinar: ¿Esta persona está en alto riesgo de COVID-19?”, dijo Parikh. “¿Y esto es realmente un ataque cardíaco?”
Los nuevos protocolos ahora incluyen a un cardiólogo y un electrocardiograma o un ultrasonido, para confirmar un bloqueo.
Determinar cómo afecta el virus al corazón debería ayudar a los médicos a decidir qué terapias seguir para salvar vidas.
Jorde dijo que después que los pacientes con COVID-19 se recuperen, podrían tener efectos a largo plazo por este daño cardíaco. Pero, agregó, existen tratamientos para diversas formas de daño cardíaco que deberían ser efectivos una vez que la infección viral haya desaparecido.
Aun así, eso podría requerir otra ola de demandas de atención médica generalizadas después que la pandemia se haya apaciguado.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorialmente independiente de Ia Kaiser Family Foundation no relacionado con Kaiser Permanente.