El papa llega a Irak: Era un deber viajar a esta tierra martirizada
En su viaje más difícil y arriesgado, Francisco usó un vehículo blindado para trasladarse a los lugares de los actos, algo que no había hecho en otras visitas, cuando suele elegir un simple utilitario, pero aquí, debido a los últimos lanzamientos de misiles y atentados, se tomó esta decisión.
El primer acto del pontífice, tras 15 meses sin viajar por la pandemia, fue un encuentro en privado durante media hora con el presidente del país, el kurdo Barham Saleh, que le recibió a la puerta del palacio presidencial con todos los honores. Saleh había viajado en dos ocasiones al Vaticano para convencerlo de que realizara este viaje.
COMPROMISO INTERNACIONAL POR LA PAZ EN ORIENTE MEDIO
Después, en el discurso a las autoridades, Francisco pidió el compromiso de la comunidad internacional para llevar la paz a Irak y todo Oriente Medio, "pero sin imponer intereses políticos e ideológicos".
En un país que ha vivido los últimos 20 años en guerra, clamó para que finalmente "callen las armas, que se evite su proliferación, aquí y en todas partes. Que cesen los intereses particulares, esos intereses externos que son indiferentes a la población local".
"No más violencia, extremismos, facciones, intolerancias", agregó.
Destacó entonces que "la comunidad internacional tiene un rol decisivo que desempeñar en la promoción de la paz en esta tierra y en todo Oriente Medio" y citó "el largo conflicto en la vecina nación de Siria, de cuyo inicio se cumplen en estos días ya diez años".
Y esperó "que las naciones no retiren del pueblo iraquí la mano extendida de la amistad y del compromiso constructivo, sino que sigan trabajando con espíritu de responsabilidad común con las autoridades locales, sin imponer intereses políticos e ideológicos".
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NO USAR EL NOMBRE DE DIOS PARA JUSTIFICAR EL TERRORISMO
Ante el terror del extremismo islámico que se ha vivido en el país, el papa recordó que "la religión, por su naturaleza, debe estar al servicio de la paz y la fraternidad" y que "el nombre de Dios no puede ser usado para justificar actos de homicidio, exilio, terrorismo y opresión" .
Francisco pudo ver lo que en 2010 causó el terror de Al Qaeda al visitar la catedral de Nuestra Señora de la Salvación de Bagdad, donde murieron asesinadas 57 personas, 48 de ellos cristianos, en un ataque.
Las fotografías de estos "mártires" se encuentran en el altar, mientras algunos trozos de cristal recuerdan los lugares donde fueron encontrados los restos de los cuerpos.
En este lugar, Francisco afirmó que sus muertes "recuerdan con fuerza que la incitación a la guerra, las actitudes de odio, la violencia y el derramamiento de sangre son incompatibles con las enseñanzas religiosas".
Y recordó a todas las víctimas "de la violencia y las persecuciones, pertenecientes a cualquier comunidad religiosa".
Tras la invasión de los terroristas del Estado Islámico (EI) en 2014 en el norte de Irak, minorías como los cristianos y los yazidíes fueron asesinados y perseguidos. Actualmente en Irak la comunidad cristiana no llega a los 300.000 personas cuando en 2013 era de 1,4 millones.
El patriarca de Babilonia de los caldeos, el cardenal Loise Raphael Sako, recordó en su discurso inicial ante el pontífice que los cristianos han sufrido en los últimos años grandes dificultades y periodos de persecución y que con la invasión del EI unos 150.000 tuvieron que huir de la Llanura de Nínive.
Y, "a pesar de este dolor, damos gracias a Dios, que el 50 por ciento han regresado", añadió el cardenal.
Francisco explicó que mañana, en Ur, la patria del profeta Abraham, se reunirá con los líderes de las tradicionales religiones presentes en este país, "para proclamar una vez más nuestra convicción de que la religión debe servir a la causa de la paz y de la unidad entre todos los hijos de Dios".
A pesar de que se ha limitado el número de personas en los actos por la pandemia, el papa no dejó de acercarse a los fieles, los enfermos y las autoridades para un saludo, y la mayoría de las veces sin mascarilla.
Pero Francisco y toda la delegación vaticana han sido vacunados contra el coronavirus antes de este viaje.
Cristina Cabrejas