Incendio forestal en California deja 42 muertos y más de 7,000 viviendas arrasadas
Al menos 42 personas han muerto por el devastador incendio forestal catalogado ya como el más destructivo en la historia de California, y que además destruyó más de 7.100 viviendas y otros edificios desde que comenzó el jueves.
El incendio denominado Camp Fire arrancó en las estribaciones de la Sierra del Condado de Butte, a unos 280 kilómetros al norte de San Francisco. Las autoridades estatales dijeron que la causa del incendio está siendo investigada.
El alguacil del Condado de Butte, Kory Honea, mantuvo la cifra más reciente de unos 228 personas desaparecidas, pero advirtió que su oficina ha recibido más de 1.500 pedidos de "verificación de situación" de personas preocupadas por el destino de sus seres queridos.
Se espera que el número de víctimas mortales suba luego del incendio que arrasó la semana pasada Paradise, una localidad de 27.000 habitantes a unos 290 kilómetros (180 millas) al noreste de San Francisco.
Las autoridades llevaron dos morgues móviles a la zona y solicitaron 150 efectivos de búsqueda y rescate.
"Quiero recuperar la mayor cantidad posible de restos tan pronto como podamos, porque sé lo que les supone a sus seres queridos", dijo Honea.
También explicó que las 42 muertes confirmadas representan la mayor pérdida de vidas de un solo incendio forestal en California, superando por mucho el récord histórico de muertes por un incendio forestal en el mismo estado con un registro de 29 fallecidos en 1933 por el incendio de Griffith Park en Los Ángeles.
Los restos de algunas de las víctimas del Camp Fire fueron hallados dentro de vehículos quemados que fueron rodeados por las llamas cuando las víctimas intentaban huir del siniestro, pero quedaron atrapados en el tráfico en la noche que comenzó el fuego.
Las autoridades informaron el lunes que dos personas más murieron el fin de semana en otro incendio, bautizado como Woolsey, que destruyó 370 estructuras y desplazó a unas 200.000 personas en las montañas y zonas cercanas a la costa de Malibu, en el sur de California.
Autoridades sostienen que los incendios se han propagado con una intensidad errática que ha agotado los recursos y ha mantenido a los bomberos luchando para poner freno a las llamas.