Juicio a Donald Trump: por qué es decisiva la votación de este martes en el Senado
El histórico juicio político contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comienza este martes en el Senado, con la división partidista que caracteriza su mandato: mientras la oposición demócrata lucha por apartarlo del cargo, los republicanos que controlan la Cámara Alta buscan una rápida absolución.
Cuatro meses después de que explotó el escándalo ucraniano que lastró el final del gobierno de Trump, cuando faltan 10 meses para las elecciones presidenciales, los 100 senadores se reunirán en el Congreso para el juicio que comenzará a las 13 (hora local, 18 GMT) y que, según todos los pronósticos, concluirá con una absolución en algunas semanas.
Los senadores -que juraron la semana pasada para ser jurados en el proceso- deben decidir sobre los cargos que la Cámara de Representantes le imputó a Trump el mes pasado: abuso de poder y obstrucción al Congreso.
La primera orden del día consistirá en establecer las reglas: cuánto tiempo escucharán los argumentos de los fiscales de la Cámara de Representantes, cuánto tiempo escucharán a la defensa; el tiempo destinado a las preguntas y si llamarán a testigos o buscarán otra evidencia.
Si bien las perspectivas del juicio son muy negativas para los demócratas (se necesitan dos tercios para condenar a Trump), la oposición solo precisa convencer a cuatro senadores republicanos para lograr una mayoría que defina qué tipo de juicio tendrá el presidente.
El lunes por la noche el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, propuso entre otras cosas que cada lado tenga un total de 24 horas para establecer sus argumentos en dos días.
Se espera una fuerte lucha de los demócratas para poder citar testigos y documentos, y podrían forzar al Senado a sesionar a puertas cerradas para debatirlos. Pero McConnell ha dicho que no considerará el asunto de los testigos hasta después de los argumentos y los interrogatorios.
El recuerdo del juicio a Clinton
McConnell dijo que su proyecto de reglas es “muy, muy similar” al del proceso que enfrentó Bill Clinton en 1999, que duró cinco semanas. La Casa Blanca ha dicho que espera que el juicio a Trump termine en dos semanas. El ex presidente demócrata no compareció en ese entonces y tampoco se espera que lo haga el actual mandatario. El viernes pasado, nombró a un equipo de nueve abogados para su defensa.
El proceso de Clinton se abrió con la defensa negando formalmente, punto por punto, los artículos de la acusación. Luego, con los fiscales de la Cámara actuando primero, cada lado tuvo tres días para presentar sus argumentos. Los senadores presentaron después sus preguntas a través del presidente del máximo tribunal, más de 150 en total, tanto para los fiscales como para la defensa.
17 días después de que se establecieron las reglas, el Senado debatió dos asuntos a puerta cerrada: uno para desestimar acusaciones y otro para llamar a testigos. Cada asunto podría ser decidido por un voto de simple mayoría. Ambos temas podrían surgir en el mismo momento en el juicio de Trump, que ha pedido al Senado que desestime los cargos.
Si los republicanos permanecen unidos en su control del Senado pueden desestimar el caso si lo desean. También pueden rechazar el tema de los testigos y solicitar inmediatamente una votación final sobre los cargos contra Trump.
En el caso de Clinton, la moción de desestimación fue rechazada, pero se convocó a los testigos. Tres fueron depuestos en privado, y extractos de sus testimonios grabados se presentaron al Senado. Eso añadió al juicio de Clinton cerca de dos semanas, antes de que el Senado finalmente votara los cargos, y lo absolvieron de ambos.
Testigos clave
La oposición quiere que el Senado cite a declarar a cuatro personajes cuya comparecencia juzga necesaria para determinar si Trump es culpable de los cargos en su contra. Entre esos testimonios figuran el del jefe del gabinete de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, y el de John Bolton, ex asesor de Seguridad Nacional que ya se mostró dispuesto a testificar.
La discusión no está del todo cerrada, ya que en los últimos días la acusación contra Trump se fortaleció. La Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos dijo el jueves que la Casa Blanca violó la ley federal cuando retuvo la asistencia para Ucrania. A su vez, Lev Parnas, socio del abogado personal de Trump Rudy Giuliani (que también fue acusado), entregó a los fiscales nuevos documentos que vinculan al presidente con un canal secundario de política exterior que fue orquestado por el letrado.
Según la acusación, Trump intentó presionar a Ucrania para que interfiriera en las elecciones de 2020 para ayudarlo, sugiriendo a su homólogo de Kiev, Volodimir Zelenski, que investigara los negocios del hijo de Joe Biden, quien podría ser su rival demócrata en las presidenciales.
Después, según los opositores, obstruyó el trabajó de la investigación en el Congreso al negarse a que sus principales asesores testificaran.