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Lourdes, una nicaragüense en España que narra su experiencia como empleada del hogar

“A unas, las abuelas nos pegan o nos avientan cuchillos”. La historia de Lourdes no es única dice que es más común de lo que parece, pero al igual que ella la mayoría prefiere ocultar a sus familiares en su país de origen la realidad que viven en el extranjero

Julio 14, 2023 07:00 AM
migrante nicaraguense en espana

Lourdes está por cumplir seis décadas. Hace cuatro años llegó ilusionada y con muchos proyectos a España desde su natal Nicaragua. Es abuela y madre de cinco. A ninguno le ha dicho que está desempleada y muere de vergüenza que sepan que varias noches ha dormido en las calles de Madrid.

Ella ha pedido a 100%Noticias que se le resguarde su identidad porque desea hablar con el corazón sobre su experiencia de los últimos años en ese país ibérico al que por ahora no está dispuesta a abandonar.

“Me ha pasado de todo”, dice Lourdes al iniciar su relato.

Fue despedida de su antepenúltimo empleo por pedir un día libre, pues trabajaba sin descanso de lunes a lunes con un día libre al mes y al pedir dos, cuentas que su patrón explotó y la echó a medianoche a la calle, pero se compadeció y le permitió salir a las 8:00 A.M. del día siguiente.

“Un día me salió la oferta de hacer unas horas en fin de semana y me las pagaban bien, además que era un ingreso y yo le dije a mi patrón que me diera un día y me dijo que no porque él ya tenía su vida y sus planes”, recordó.

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La discusión subió de tono y al final Lourdes rechazó la oferta para continuar trabajando, su jefe se comprometió a darle un aumento de 60 euros para devengar un sueldo de 1160 euros al mes.

Sin embargo, Lourdes dice que en los meses siguientes su salario pasó de 1160 a 1120 euros y para mantener la estabilidad laboral no se quejó.

Cuando cumplió 14 meses trabajando, Lourdes empezó a asesorarse con funcionarios de la Cruz Roja porque había escuchado que por su edad y siendo empleada interna en domicilio podría obtener el empadronamiento como una antesala a la autorización de residencia y/o permiso de trabajo.

Narra que su jefe entró en pánico cuando ella iba por la tercera cita y de la noche a la mañana la despidió. “Yo le dije que me tenía que dar los 15 días de preaviso y no lanzarme a la calle cómo lo estaba haciendo y me corrió”, reprochó.

Luego llegó a su último empleo donde fue contratada para cuidar a una persona por 900 euros al mes y rápidamente supo que además debía atender hasta perros, cuidar del jardín y ejercer labores de chef profesional con recetas de comidas españolas.

Su jefe le presentó un libro de recetas porque su familia era bien exigente en la alimentación y al ella aclararle que había sido contratada para los cuidados y no como chef profesional a los once días la despidió.

“Me pasó igual que el empleo anterior y de pronto llegó y me dijo ya no vas a trabajar más, te me vas, te me vas. La misma historia”, recordó.

“Me preguntó cuánto te debo yo le dijo que 11 días y me dijo que el día que llegué no cuenta y me pagó solo 300 euros y me fui”, añadió.

“Yo aguantaba mucho”

Lourdes insiste que su historia no es única porque las mujeres migrantes como ellas que no cuentan con documentos legales necesitan el empleo y la precariedad del mismo es sabido, optan por aguantar mientras regulan su estatus migratorio en España.

“Hay personas que les pegan a las empleadas, a unas las abuelas las golpean, les tiran machetes o cuchillos. Lo que pasa que uno se queda calladas y aguantan porque tiene hijos y familia que mantener y una prefiere aguantar en un solo sitio a andar brincando de un lado a otro y ya sabe que va a correr la misma historia”, explicó.

Añade que entre sus conocidas es muy rara la nicaragüense que no ha vivido sus mismas penurias. “Todas aguantan. Todas pasan por lo mismo. La mayoría”, dijo.

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Lourdes reconoce que denunciar los abusos de “los señores” no es fácil por eso ella ha pagado el precio de ser despedida cuando reclama sus derechos y revela que a veces estas “injusticias” llegan antes que el empleo.

“Cuando metemos solicitudes de empleo, nosotros llamamos y dejamos nuestros nombres y números telefónicos y qué pasa, luego salen unos hombres llamándonos y haciéndonos propuestas indecentes y nos pasa muy seguido aquí”, externó.

Lourdes, reconoce su vulnerabilidad y que estar irregular en un país es estar propensa a una expulsión en caso de denunciar ante la policía.

Expuso su caso

Tratando de luchar por sus derechos expuso su caso en una plataforma digital y así conoció a otras migrantes de América Latina que al igual que ella realizan un trabajo esencial en el hogar, pero es poco reconocido.

Una chica escuchó su caso este miércoles y le ofreció su casa horas más tarde desde ahí accedió a compartir su experiencia y la de otras mujeres que evidencian la realidad de las latinas en el extranjero.

 

“Casi estoy pasando la misma situación suya, a mi me echaron de mi trabajo sin decirme nada, solo me dijeron que ya no me necesitaban y un señor de Cáritas me tiene acogida en una habitación, ahí estoy sin trabajo y me alegra mucho que esté muy bien, claro somos paisana bueno usted es de Nicaragua y yo de Honduras”, este audio es uno entre decenas que Lourdes ha escuchado después de compartir su historia.

La historia es siempre similar, refiere Ana, otra compatriota de Lourdes. Llegó hace tres años a España y dice que se le ha dificultado encontrar un empleo estable.

“Yo les pido de corazón que se queden en su país, a veces nosotros tenemos la culpa por disfrazar la realidad y presentar en las redes sociales la cara bonita de España, pero la verdad es que si no contas con papeles no vas hallar trabajo pronto y vas aguantar mucho”, expresó.

Nuevo giro

En cuatro años viviendo en España, Lourdes piensa que todavía tiene mucho que hacer por los suyos y en algún momento volverá a Nicaragua.

“Yo quiero volver a mi país con mis hijos y con mis nietos, pero todavía no es el tiempo ni los quiero preocupar con mis problemas porque ellos tienen los propios en Nicaragua”, expresó.

En marzo pasado, Rita Maestre, candidata de Más Madrid a la Alcaldía lanzó una propuesta que involucra a las trabajadoras de hogar para darles empoderamiento a migrantes como Lourdes con asesorías legales y pisos temporales para internas sin empleo.

Según Maestre, el Gobierno madrileño "tiene una deuda de representación con las mujeres inmigrantes, con las vecinas madrileñas que llevan años aquí, décadas", sin embargo, Lourdes una de estas afectadas dice que no se enteró porque vive alejada de noticias.

La salvadoreña Carolina Elías, es abogada y parte del equipo de Más Madrid, cuenta que a su llegada a la capital fue por varios años trabajadora del hogar.

Elías es también la presidenta de la asociación Servicio Doméstico Activo (SEDOAC), asegura que hasta ahora no hay cifras oficiales del número de empleadas del hogar en España, pero cree que el 80% de las mujeres migrantes llegadas de América ejercen este oficio.

Desde esta asociación se brinda apoyo psicológico, asesoramiento legal y clases de informática a mujeres como Lourdes que muchas veces hasta desconocen de estas organizaciones creadas para protegerlas.

Al compartir su historia Lourdes siente que no está sola.

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