Recuperan los restos de un migrante nicaragüense desaparecido hace 7 años en México

Ana María López originaria de Ocotal, Nicaragua, despidió con tristeza a su hijo Raúl de 39 años de edad, quien decidió emigrar a Estados Unidos en junio de 2016. En agosto de ese mismo año, López no tuvo más noticias de su hijo y lo reportó como desaparecido. 

Aunque pasaron siete años, Ana María no perdió la esperanza de reencontrarse con su hijo, y aún en cenizas, logrará darle cristiana sepultura. 

Un proyecto de identificación de Restos Humanos de la Universidad del sur de Texas y la organización Texas Nicaraguan Community, lograron que esta familia nicaragüense pusiera fin a su incertidumbre e identificaran los restos del joven migrante. 

Raúl Antonio Falcón López, es recordadol con cariño como “El Negro” en su natal Ocotal, “sociable y amigable”, lo describieron familiares.  

El 19 junio de 2016, Falcó tomó la decisión de emigrar a los USA, en compañía de otros 4 amigos, con quienes emprendió la travesía. 

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Raúl Antonio, se comunicaba con frecuencia con su madre, su hermana y su pareja, la madre de sus hijos, a ellas les daba detalles de su viaje y las vicisitudes que enfrentaba.  

Cuando estuvo a punto de cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, Raúl fue entregado a un grupo que supuestamente le ayudaría a cruzar , pero los delincuentes le quitaron sus pertenencias, incluyendo el celular y además extorsionaron a su familia , que accedió a pagar para que lo liberaran. 

Después de ser liberado Raúl contó a su familia todo lo ocurrido, aun así continuó su viaje, con el mismo grupo de amigos,  esta vez por el desierto.

El viaje que lo llevó a la tumba y la madre que lo buscó hasta encontrarlo

La organización TNC, narró en su página de facebook que la condición física del joven  no era buena, rápidamente perdió fuerzas y no pudo caminar más, por eso lo abandonaron en medio del desierto. 

Falcón falleció y su cuerpo quedó a la intemperie, hasta que lo encontró una patrulla fronteriza que trasladó sus restos los que fueron enterrados en una fosa común.

Su familia y en especial su madre, Ana María López, se dedicó a buscar información del paradero de su hijo, y lo reportó al centro Jesuita de México, mientras un migrante que sí sobrevivió al desierto, contó que Raúl quedó en el desierto,

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La mujer proporcionó una muestra de ADN al equipo forense años después, para continuar con su búsqueda, y el  31 de agosto 2023 , TNC recibió la notificación donde confirmaban que la información genética de Ana María, correspondía con la de un cadáver sepultado en fosa común. Era su hijo. 

Gracias al  Proyecto de Identificación de restos Humanos de la Universidad del sur de Texas, fue posible la identificación de los restos del joven, los que fueron exhumados en un cementerio en la frontera,  y ahora solicitan  ayuda para repatriar sus cenizas.  

Ana María López ahora tiene 70 años de edad y su hijo Raúl Antonio Falcón López, tendría 46 años. 

“Soy una mujer de escasos recursos y pido encarecidamente que me ayuden a poder traer las cenizas de mi hijo, ningún ser humano merece quedar sin nombre en un lugar desconocido”, dijo la mujer a la organización.

La funeraria cobra $2,500 dólares por el traslado de las cenizas de Raúl hacia Nicaragua. La afligida madre pidió apoyo económico, el que pueden depositar en la cuenta Banpro 10021317815649 a nombre de Ana María López. 

“Para aquellas personas que tienen un ser querido desaparecido, no pierdan las esperanzas, que hay ángeles que me ayudaron a encontrarlo”, dijo la mujer dolida por la pérdida de su hijo, pero aliviada al saber que tiene la posibilidad de sepultarlo en su ciudad.