Homicida de nicaragüense compró arma porque víctima era experto en seguridad, aunque nunca lo vieron armado
En una declaraciones al medio Confidencial, el investigador Carlos Sandoval, experto en Migración de la Universidad de Costa Rica (UCR), descarta que el crimen fuera motivado por xenofobia, sino que está asociado a la violencia generalizada
Tras el horrendo crimen del ciudadano nicaragüense Otoniel Orozco en el condominio Río Palma en Escazú, Costa Rica, salen a luz nuevos detalles sobre la riña que existía entre la familia de la víctima y del atacante. Bajo condición de anonimato, un vecino informó que el sospechoso Eduardo Ramírez Zamora compró el arma de fuego porque Orozco era experto en seguridad.
“Ayer los vecinos comentaban que Ramírez (el sospechoso) se compró el arma, porque sabía que don Oto era experto en seguridad, pero nunca nadie vio a don Oto con un arma, jamás, es muy triste”, lamenta uno de los vecinos que conversó con el medio costarricense La Teja.
Según el vecino, los habitantes del condominio están consternados por el homicidio que acabó con la vida de Orozco, sin embargo, aseguran que la situación era tensa desde hace tiempo.
“No era nuevo que ellos tuvieran discusiones, pero lo que ocurrió rebasó todos los límites, ayer fue un día muy duro, porque conocíamos a los dos y hoy uno no deja de pensar en lo que ocurrió y en los hijos de los dos, porque al final esto es una tragedia para las dos familias y para todos los que vivimos aquí”, expresó.
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Asegura que las constantes discusiones entre ambas familias habían robado la tranquilidad a los habitantes del lugar.
“Muchas veces le decía: ‘usted, nica...’ y un montón de cosas, porque el señor nació en ese país, pero ya tenía nacionalidad tica. Hasta donde sabemos, todo empezó por algunos movimientos que don Oto hizo en su casa, parece que él quería más espacio para sus hijos, pero desde ese momento empezaron a pelear por lo que fuera, hasta por verse, así que desataron una guerra de insultos y nos robaron la paz, hasta los hijos de Oto tenían que aguantar comentarios y malas caras”.
Agrega que “Ver el video es impresionante, siente uno un dolor enorme, siente uno que perdió la seguridad y la tranquilidad por la que uno hace el esfuerzo de vivir en un lugar así”.
Lamenta que la administración del condominio no supiera manejar la situación. “Hay condominios en los que usted ante una mínima conducta lo obligan a hacer lo correcto, y si hay problemas, los cortan de raíz, pero aquí, los vecinos escuchaban las discusiones y se quejaban, pero no pasaba nada, había denuncias penales y las señoras empezaron la costumbre de agarrarse como viejas de patio y terminaban los cuatro discutiendo”, recuerda.
Aclaró que algunos vecinos se acercaron a las familias y les pidieron tranquilidad y calma, incluso en algún momento, se les dijo que por qué no se iban y dejaban los problemas, pero ambas familias se negaron.
“Aquí fallamos todos, ellos (los vecinos peleados), la administración, la seguridad del condominio y hasta nosotros como vecinos, por no exigir con más fuerza que esto parara, aunque sí hubo quejas”.
Al autor del crimen Ramírez Zamora, le dictaron tres meses de prisión preventiva por el delito de homicidio calificado.
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La víctima era originario de Matagalpa, Nicaragua, y era dueño de la empresa de seguridad Private Security Costa Rica.
La familia se mudó de Nicaragua a Costa Rica hace más de 20 años en busca de trabajo. El martes 4 de junio, la familia de Orozco en Costa Rica se preparó para trasladar su cuerpo a Nicaragua para su sepultura.
Violencia y estrés colectivo
En declaraciones al medio Confidencial, el investigador Carlos Sandoval, experto en Migración de la Universidad de Costa Rica (UCR), descarta que el crimen fuera motivado por xenofobia, sino que está asociado a la violencia generalizada.
“Haya sido la persona (víctima) nicaragüense o no, sin un arma de fuego, posiblemente hubiese tenido un desenlace distinto”, aclara.
Señala que el impacto de las armas de fuego en estos conflictos, siempre tienen desenlaces diferentes a si se resolvieran de manera pacífica y respetuosa.
Resalta que este caso es notable para la sociedad porque sucede en un área que no está socialmente estigmatizada, “no es un barrio de bajos recursos, sino de clase media o media alta. Esto resalta las dificultades de convivencia a todos los niveles”.
Por otro lado, el criminólogo y exagente del OIJ, Erick Villalba, dijo a La Nación que el país atraviesa una profunda crisis de violencia que provoca “una sensación de estrés colectivo, de miedo y de cierto nivel de violencia que algunas personas tienen reprimida”.
Costa Rica vive una crisis de inseguridad, con cifras récord de homicidios. El año pasado la tasa de homicidios alcanzó un máximo histórico de 17.2 por 100 000 habitantes, lo que significa un incremento del 98% en diez años.
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