Exiliados nicaragüenses enfrentan "depresión, ansiedad y ataques de pánico", revela informe

“Muchas víctimas en el exilio deben sobreponerse al dolor y luchar día a día para levantarse de la cama y salir a trabajar. Para ellas, concentrarse en un trabajo representa un esfuerzo adicional y un importante cansancio mental. Otras, por la gravedad de los hechos vividos, no logran ni salir de su cama”, señala informe
Equipo de Periodistas
Septiembre 03, 2024 05:16 PM
Foto ilustra persona con depresión. • Foto: Fototeca de Canva

El informe "Nadie se va porque quiere: Voces de nicaragüenses en el exilio", evidencia el grave impacto psicológico que enfrentan los exiliados, víctimas de la persecución de Daniel Ortega y Rosario Murillo.  El estudio se realizó con 40 testimonios recopilados por organizaciones nicaragüenses en Costa Rica.

“Una de las consecuencias más fuertes de la represión son los impactos psicológicos y emocionales que sufren las víctimas y sus familias. A pesar de ello, en los lugares de acogida en general no existen actualmente programas dirigidos a la atención en salud mental”, se lee en el informe, elaborado por varias organizaciones.

La Unidad de Registro (UDR), Unidad de Defensa Jurídica (UDJ), Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN), Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más y la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras), contaron con el apoyo y la coordinación de American Jewish World Service (AJWS). 

“Muchas víctimas en el exilio deben sobreponerse al dolor y luchar día a día  para levantarse de la cama y salir a trabajar. Para ellas, concentrarse en un trabajo representa un esfuerzo adicional y un importante cansancio mental. Otras, por la gravedad de los hechos vividos, no logran ni salir de su cama”, se lee en el documento. 

“Cuando yo vine (a Costa Rica) y empezaron a capturar a los estudiantes con los que había estado trabajando, eso me causó una depresión muy fuerte… porque uno se siente impotente … En ese momento sentí mucha, mucha tristeza por lo que estaban viviendo los muchachos y eso me causó una fuerte depresión. Creo que en general estando en el exilio uno pasa por altos y bajos, eso se manifiesta físicamente con dolor en el cuerpo…los primeros años fueron bien duros”, relata un universitario desde el exilio. 

Según el informe, en casos extremos se ha sabido de personas que decidieron suicidarse, porque encuentran en ello una alternativa para salir del dolor y la depresión. Un hombre exiliado en Estados Unidos relató “he visto casos de nicaragüenses que se han suicidado, mucha gente, y muchos que han fallecido de infarto o a veces en accidentes”, opina otro exiliado anónimo. 

El informe "Nadie se va porque quiere""Nadie se va porque quiere", recoge estos y otros relatos de las personas entrevistadas “en términos emocionales destacan la depresión, tristeza, culpa y ansiedad, que a su vez repercuten en una situación de cansancio permanente y deterioro de la salud física”, indican los expertos. 

En los testimonios relatan afectaciones en la salud física, derivadas de las secuelas traumáticas de las violaciones a los derechos humanos vividas en Nicaraguaviolaciones a los derechos humanos vividas en Nicaragua y posteriormente, de la situación de estrés extremo que se enfrenta en el exilio para resolver necesidades básicas como vivienda y alimentación. Esta situación se agrava por la falta de recursos y acceso a servicios de salud, para la atención de enfermedades preexistentes o que surgieron a partir del exilio”, indican. 

En otro de los testimonios, una exiliada, se refirió a los ataques de pánico, los que iniciaron cuando se exilió.

“Me he dado cuenta que no soy la única que cree que tengo pánico (…) Yo gritaba, lloraba en las noches, me despertaba con ataques de ansiedad y me decía tranquila (…). Entonces, sí tengo ataques de ansiedad. Tengo vitíligo, me dan palpitaciones, tengo mucho, mucho insomnio. Ahorita estoy con mucho insomnio, con mucha ansiedad. No sé qué va a pasar en una semana, si voy a tener para pagar la casa. Entonces eso me tiene estresada, que el 30 van a llegar por el dinero de la casa, tengo que pagar el agua, tengo que pagar la luz y después la comida”, describe así sus afectaciones sicológicas.

Las personas entrevistadas confirmaron enfrentar sentimientos de culpa relacionados con el sufrimiento causado a su familia, o por haber arrastrado consigo a otros miembros de la familia, que se acompañan de pensamientos rumiantes sobre qué podrían haber hecho diferente para evitar esta situación.
 
El estrés postraumático es identificado como uno de los impactos del exilio que se suman a las secuelas de las violaciones de derechos humanos vividas en Nicaragua, “incluyen experiencias traumáticas, como haber sido víctimas de ataques con riesgo de muerte en las protestas, presenciar asesinatos de personas cercanas, tortura y tortura sexual”, enlista el informe.

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