Invasión a Ucrania, consecuencia de la falta de misericordia, dice obispo Báez
Monseñor Silvio José Báez Ortega, obispo auxiliar de Managua lamentó la invasión militar de Rusia contra Ucrania en donde varios civiles han muerto tras los bombardeos a esa nación. Durante su homilía promulgada en la iglesia Santa Ágata, en Miami, el religioso recordó que los conflictos que se viven en el mundo “son consecuencia de la falta de misericordia entre los seres humanos”
“Al escuchar en estos días las noticias que nos llegan de la invasión a Ucrania, vemos con horror y dolor las consecuencias de la falta de misericordia entre los seres humanos. En el corazón de la guerra hay un abismo de mal que niega la grandeza del hombre y la bondad del Señor”, expresó el religioso durante la misa correspondiente al octavo domingo del tiempo ordinario, ante sala del tiempo de Cuaresma de la iglesia católica en el mundo.
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¡Qué lejos está todavía la humanidad de hacer de la misericordia el principio que oriente la vida y guíe la historia! Por eso es importante el evangelio de hoy, que nos invita a superar la ceguera de la falta de misericordia y a dar frutos de bondad y de vida”, expresó el religioso, al mismo tiempo que condenó a los gobiernos que apoyan la intervención militar de Rusia contra Ucrania.
El dictador Daniel Ortega -quien usurpa la presidencia desde el pasado 10 de enero-, es uno de los aliados de Vladimir Putin que justificó la invasión militar a Ucrania, a pesar que desde su retornó al poder en el 2007, ha dicho que su gobierno es Cristiano.
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“Como seres humanos vamos caminando juntos por los mismos senderos de este mundo. Mientras caminamos, inevitablemente cometemos errores, nos equivocamos, en modo consciente o inconsciente actuamos mal y hacemos daño a los demás y a nosotros mismos. Jesús nos invita hoy a ayudarnos unos a otros, exhortándonos a no ser indiferentes ni insensibles frente a los errores que otros cometen”, añadió el religioso, quien se encuentra en el exterior por decisión del Papa Francisco ante las constantes amenazas que había recibido monseñor Báez por su papel en la defensa de los Derechos Humanos de los nicaragüenses en el año 2018, situación que incomodó a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“No se corrige para humillar”
El religioso también reprochó a quienes arremeten contra la iglesia católica con el fin de difamar y denigrar, expresando que en la vida “todos cometemos errores”.
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“Lo que debe orientar siempre la corrección de los errores y defectos de los demás es la búsqueda sincera de su bien. No se corrige para humillar, ni para difamar, ni para excluir. Por eso, solo pueden corregir en modo auténtico las personas que tienen una mirada misericordiosa”, señaló el prelado, en alusión a los señalamientos de la vicedictadora Rosario Murillo, quien desde la usurpación de la vicepresidencia de Nicaragua ha llamado hasta “alimañas” y “asesinos” a los sacerdotes y obispos de Nicaragua, quienes, desde el estallido sociopolítico de abril de 2018, han denunciado las violaciones de los Derechos Humanos contra los nicaragüenses.
“Quien no ve la vida con misericordia, es ciego. Cuando no vemos a los otros con el mismo amor con el que Dios los ve, caemos en la peor de las cegueras: la falta de misericordia. Es ciego quien se equivoca, pero es ciego también quien trata sin misericordia a quien se ha equivocado”, continuó Báez.
“Tanto el ciego que se equivoca, como el ciego que no tiene compasión con el que se equivoca, ambos caen en una fosa tenebrosa que devora el amor y la vida, destruye la convivencia y esfuma la esperanza”, añadió monseñor Báez, quien recientemente fue confirmado como obispo auxiliar de Managua y miembro pleno de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) por el papa Francisco.
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“Todos los grupos deberían reconocer que más de una vez han tomado decisiones equivocadas”, recordó monseñor Báez, quien se ha ganado el respeto y el cariño de los nicaragüenses.
“Cuidemos nuestro corazón. Un corazón bueno es como un jardín que hay que cuidar, regándolo con la misericordia divina y arrancando las malas hierbas que dañan la vida. Un corazón bueno es como un jardín del que brotan las flores más hermosas que embellecen la vida: las flores del amor y de la bondad. No permitamos que se marchite nuestro jardín interior”, finalizó monseñor Silvio Báez.