Hija de Miguel Mendoza preso en Nicaragua, pide verlo
La hija de ocho años del periodista Miguel Mendoza, un crítico del Gobierno de Nicaragua que se encuentra arrestado desde junio de 2021, pidió públicamente ver a su papá, en un audio compartido en redes sociales este domingo.
“Aunque tengo un año de no verte, mi corazón y mis recuerdos están intactos, no hay un solo día en el que no sienta la necesidad de abrazarte y expresar lo mucho que te amo. Necesito verte”, dijo la niña, en un audio divulgado por el programa Sé Humano, que promueve la liberación de más de 190 personas consideradas como “presos políticos” en Nicaragua.
Mendoza, un connotado periodista deportivo local que criticaba abiertamente al Gobierno del presidente Daniel Ortega, fue capturado el 24 de junio de 2021 y, según los familiares, desde entonces no permiten que se reúna con su hija, ni que reciba fotografías o cartas de la menor.
“Soy una niña de 8 años, que espera a su padre todos los días, que despierta con la esperanza de abrazarlo nuevamente, y que necesita estar cerca de él”, sostuvo la niña.
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El periodista fue capturado en medio de una ola de arrestos contra líderes opositores y críticos del Gobierno, en el contexto de las elecciones de noviembre pasado, en las que Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, fueron reelegidos con siete de sus rivales en prisión y dos en el exilio.
Las restricciones de contacto con sus hijos para los denominados “presos políticos” no son exclusivas de Mendoza.
El también periodista Miguel Mora y la activista Tamara Dávila pudieron ver a sus hijos, un joven con discapacidad motora y una niña de seis años, respectivamente, tras haber iniciado sendas huelgas de hambre.
“Papi, quiero que sepas que le oro a Dios todos los días, para que te cuide y regreses pronto a casa. He grabado videos y he realizado dibujos con la esperanza de que alguien te los pueda mostrar”, continuó la hija de Mendoza.
Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018 con protestas masivas antigubernamentales que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), fueron sofocadas con ataques armados que en el primer año dejó 355 muertos, de los cuales Ortega ha admitido 200.