Régimen en Nicaragua prohíbe procesión de Jesús Sacramentado del 1 de enero
La persecución contra la Iglesia Católica y líderes religiosos no cesa por parte de Daniel Ortega, esta vez alcanzan las festividades del 1 de enero 2023
Monseñor Carlos Enrique Herrera, obispo de la diócesis de Jinotega y Presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, anunció que por motivos ajenos a su voluntad "queda suspendida la procesión de Jesús Sacramentado" que estaba programada para este 1 de enero de 2023, así lo dio a conocer esta sede eclesiástica en su página de Facebook.
“Podrán prohibir todo pero nuestra fe hacia Dios nunca. Monseñor sería bueno que haga una misa solemne ya que las procesiones están prohibidas”, expresaron algunos feligreses en redes sociales.
“Santo Dios, santo fuerte, santo inmortal, ten piedad de nosotros. Que muy pronto tengamos tiempos mejores en nuestra nación”.
“Motivo ajeno. Que diga claramente que les cancelaron las procesiones. Y que sienta en su propio pellejo todo lo que la diócesis de Matagalpa está viviendo tal vez así reacciona este y los otros señores obispos. Como si todo estuviera tranquilo. Con Rolando preso y querían andar en normalidad”.
Estas son algunas de las opiniones que han dejado los feligreses en las redes sociales tras conocer la nueva prohibición del régimen sandinista.
Por su parte, el cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, anunció el pasado 25 de diciembre que la Iglesia Católica de Nicaragua se sumará a la 56 Jornada de la Paz que el Papa Francisco celebrará este 1 de enero.
En el marco de la Jornada de la Paz que este año aborda la invasión de Rusia en Ucrania, la arquidiócesis de Managua precisó que también celebrará una hora santa, eucaristía solemne, y una procesión con Jesús Sacramentado en los patios de la catedral y no al exterior como solía hacerse.
410 ataques a la Iglesia Católica
La Iglesia Católica de Nicaragua sufrió al menos 140 ataques de todo tipo durante el año 2022, informó la abogada e investigadora Martha Patricia Molina, quien ha documentado los ataques del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra el prelado nicaragüense. Desde 2018 a la fecha se contabilizan 410 ataques.
Según el informe, el año 2022 fue el más funesto para la Iglesia Católica porque no solo recibió discursos de odio, sino que varios de sus sacerdotes y obispos fueron encarcelados, mientras otros fueron forzados al exilio.
Entre los ataques a la iglesia destacan los procesos penales injustos y no apegados a lo que mandan las leyes, confiscaciones, secuestros, discursos de odio, impedimento a la libertad de movilización y cierre de Organizaciones Sin Fines de Lucro religiosas.
También se reportaron cierre de medios de comunicación religiosos, deportaciones, exilios, expulsiones, profanaciones, robos, asedios, amenazas y prohibición a realizar procesiones fueron las agresiones más relevantes en contra de obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas y laicos.
Ortega ha tildado de "tiranía" a la iglesia
(EFE) En octubre pasado, Ortega arremetió contra la Iglesia católica que dirige el papa Francisco, la acusó de no practicar la democracia, de ser una "dictadura" y una "tiranía perfecta" y de haber utilizado "a sus obispos en Nicaragua para dar un golpe de Estado" a su Gobierno en el marco de las manifestaciones que estallaron en abril de 2018 por unas controvertidas reformas a la seguridad social.
El 13 de diciembre pasado, el obispo Rolando Álvarez fue acusado por los delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas a través de las tecnologías de la información y la comunicación en perjuicio del Estado y la sociedad nicaragüense.
El arresto y acusación en contra de ese obispo nicaragüense, otros siete sacerdotes y otros dos colaboradores es el capítulo más reciente de un último año especialmente convulso para la Iglesia católica de Nicaragua.
Este año, el Gobierno sandinista expulsó del país al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y a 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta.
También ha cerrado nueve estaciones de radio y sacado de la programación de la televisión por suscripción a tres canales católicos.
La Policía además ha ingresado por la fuerza y allanado una parroquia, impedido a los feligreses recibir la eucaristía dentro del templo y sitiado a otros sacerdotes en sus iglesias, entre otros.
Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.
La comunidad católica representa un 58,5 % de los 6,6 millones de habitantes de Nicaragua, según el último censo nacional.
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