Feligresía Católica se desborda en Catarina, Nicaragua pese a prohibición de procesión
Este 1 de enero, San Silvestre, santo patrono del municipio de Catarina, Masaya, no pudo realizar su tradicional recorrido por las principales calles del municipio por disposición presidencial, sin embargo, este no fue impedimento porque miles de fieles se reunieron frente a la parroquia.
La Iglesia Católica en Nicaragua sufre persecución del régimen y el año pasado se recrudeció.
El santo patrono fue celebrado en la parroquia de Santa Catalina de Alejandría con fervor religioso y tinte de picardía entre los asistentes que acudieron a la festividad disfrazados, pero quien más llamó la atención fue una pareja enmascarada: la mujer estaba vestida de oficial de la policía con un arma de juguete entre sus manos y el hombre vestía de sotana, supuestamente simulando la detención de Monseñor Rolando Álvarez.
Ambos danzaban al ritmo de los chicheros, mientras que la imagen del santo solo fue sacada hasta las enramadas ubicadas frente a la parroquia ubicada en la parte central del municipio de Catarina para ser apreciada por las familias religiosas que han practicado esta tradición por más de cien años.
Los 400 ataques
La Iglesia Católica de Nicaragua sufrió al menos 140 ataques de todo tipo durante el año 2022, informó la abogada e investigadora Martha Patricia Molina, quien ha documentado los ataques del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra el prelado nicaragüense. Desde 2018 a la fecha se contabilizan 410 ataques.
Según el informe, el año 2022 fue el más funesto para la Iglesia Católica porque no solo recibió discursos de odio sino que varios de sus sacerdotes y obispos fueron encarcelados, mientras otros fueron forzados al exilio.
Entre los ataques a la iglesia destacan los procesos penales injustos y no apegados a lo que mandan las leyes, confiscaciones, secuestros, discursos de odio, impedimento a la libertad de movilización y cierre de Organizaciones Sin Fines de Lucro religiosas.
También se reportaron cierre de medios de comunicación religiosos, deportaciones, exilios, expulsiones, profanaciones, robos, asedios, amenazas y prohibición a realizar procesiones fueron las agresiones más relevantes en contra de obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas y laicos.