Documentan torturas cometidas por la dictadura en Nicaragua, incluyendo violencia sexual
El Observatorio Nicaragüense contra la Tortura refleaja que a algunas víctimas les arrancaron las uñas y les pusieron choques eléctricos
El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca+ presentó el octavo informe del Observatorio Nicaragüense contra la Tortura, que sistematiza 158 casos de víctimas torturadas por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
De los casos documentados, 130 son hombres, incluyendo 2 menores de edad, y 28 mujeres, entre ellas una trans. Asimismo, de las 158 víctimas, 153 participaron en las protestas cívicas iniciadas en abril 2018.
La mayoría de ellos (136) fueron víctimas de detenciones violentas, ya sea por medio de agresiones físicas como golpizas, empujones, arrastramiento, golpes con armas, amenazas con armas, como violencia verbal, tales como amenazas de violación sexual y amenazas de muerte, entre otros.
Sin embargo, la dictadura ha extendido esas amenazas o agresiones a los familiares, pero, resulta especialmente grave que en medio de estas detenciones, en siete casos los agentes policiales golpearon o apuntaron con armas de fuego a niños/as hijos o sobrinos de las personas detenidas.
El colectivo de derechos humanos señala que hubo actos de tortura en 33 centros policiales de 29 municipios, así como centros clandestinos o irregulares en 8 municipios, 7 establecimientos penitenciarios y El Chipote, tanto el viejo como el nuevo.
“Esta distribución o mapa de las detenciones y torturas nos ayuda a visibilizar a la tortura como una práctica sistemática y generalizada, extendida en la mayoría del país. A nivel general, en estos 5 años se ha logrado evidenciar más de 40 actos o métodos de tortura contra las personas presas políticas”, señala el informe.
Entre las torturas que más practican están: “Condiciones extremas e inhumanas de detención (151 casos). Tratos verbales degradantes (102 casos). Golpizas (130 casos). Amenazas de muerte contra ellos/as y/o sus familiares (84 casos). Desaparición Forzada Temporal (34 casos). Quemaduras (18 casos), choques eléctricos (15) y tortura por suspensión o “colgamiento” (17 casos). Desprendimiento de uñas (7 casos) y simulación de ejecución o asesinato (9 casos).
113 casos de violencia sexual
El colectivo recoge una muestra casuística de 113 personas víctimas de violencia sexual incluye a 93 hombres y 20 mujeres.
Señalan que “la práctica de violencia sexual es exponencialmente más grave en perjuicio de las mujeres, en virtud de los tipos de violencia sexual perpetrados, de las circunstancias, intencionalidad y ensañamiento con que fueron usados”.
“Se logró identificar una clara diferencia en el patrón de violencia sexual por su gravedad, intensidad, cantidad y modus operandi respecto a la práctica sistematizada de la violencia sexual y de género como método de tortura durante los interrogatorios y la vida en general dentro de las cárceles de Nicaragua en perjuicio de las mujeres presas políticas”, resalta el informe.
El Observatorio de la Tortura documenta que entre las torturas a las mujeres identificaron: amenazas de matar o quitar a los hijos; privación medicamentos y otros insumos necesarios para la mujer; trabajo forzoso; desnudez forzada; amenazas de violación; abuso sexual y violación sexual.
También apuntan que les tomaban fotos y videos desnudas, las interrogaban estando sin ropa y 10 casos concretos de abuso sexual. También practicaba desnudez forzada a las familiares que llegaban a las visitas.
“Particularmente se identificó el uso de lenguaje degradante y estigmatizante hacia la mujer, basado en estereotipos de género, tales como “zorra” o “puta”, acompañado de amenazas de violación durante los procedimientos de captura, interrogatorios y torturas, y también fue el lenguaje utilizado antes y durante los abusos y violaciones sexuales, constituyendo un hecho más que refleja la misoginia y violencia de género con que las autoridades de custodia tratan a las mujeres privadas de libertad, lo cual hemos calificado como una forma de tratos crueles, inhumanos de degradantes”, afirman.
Centros de torturas
El Colectivo identificó la instauración de centros clandestinos o irregulares en al menos 8 municipios, los cuales funcionaron casi de forma simultánea y con técnicas similares de torturas, reflejan una directriz u orden de las altas esferas del Estado.
En el departamento de Carazo se lograron identificar 3 centros clandestinos o irregulares de detención por medio de los testimonios de las víctimas, uno de ellos se encuentra ubicado cerca de donde era la garita de la estación policial de “Las 4 Esquinas”, a las afueras de Diriamba, otro fue la municipalidad de Diriamba, en el cual retuvieron a una persona por algunas horas, previo a su traslado a la estación policial de Jinotepe, y por último, se referenció una propiedad ubicada cerca del “Hogar Pajarito Azul”, camino al “Ojochal”, en una zona poco poblada y relativamente alejada del centro del municipio.
A diferencia de los centros clandestinos o irregulares identificados en Carazo, los de Managua eran a menudo propiedades o casas “particulares”, en zonas urbanas; en al menos 3 de esos 7 casos se obtuvieron puntos relativamente cercanos; una persona identificó el centro clandestino en una propiedad ubicada en “El Carmen”, sector donde habita la pareja presidencial.
Tanto los centros clandestinos como “El Chipote viejo” se erigieron como uno de los mayores lugares de tortura en el país.
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