Colectivo de Derechos Humanos condena persecución “sin límites” a la iglesia católica en Nicaragua
Luego de que esté sábado la dictadura Ortega Murillo imputó por lavado de dinero a la Iglesia Católica en Nicaragua, el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más condenó nuevamente esta escalada en la persecución.
“El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más repudia la persecución sin límites que ejecuta el régimen Ortega Murillo en contra de la Iglesia Católica, en Nicaragua, cuyo propósito es dar un golpe definitivo a la libertad religiosa”, señalan en el comunicado.
Asimismo, denuncian que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha convertido a Nicaragua en un estado totalitario, así que con ese objetivo, “a toda costa quiere de forma absoluta controlar los espacios democráticos y cualquier expresión cívica, incluyendo la religión, para asegurarse como la dictadura que es”.
Además, en el mismo documento expresan su actitud de condena a la jornada represiva y persecución contra la población y la Iglesia Católica.
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“En un estado de excepción ejecutado por la Policía y otras instituciones del estado que violentan los derechos humanos, entre ellos la libertad religiosa”, señalan, pues esta vez la SIBOIF y la UAF están colaborando para que la dictadura acuse a la iglesia de lavado de dinero.
Congelamiento de cuentas
El viernes, 26 de mayo, la dictadura cerró las cuentas bancarias de todas las Diócesis de Nicaragua, para acusar a la iglesia de esconder “miles de dólares” en los templos y decir que están lavando dinero.
Esta persecución de la dictadura ha generado una ola de condenas y de solidaridad con la iglesia católica que se ha convertido en el gran objetivo del régimen Ortega Murillo.
El excarcelado político Félix Maradiaga, Presidente de Fundación Libertad, dijo que el bloqueo de las cuentas bancarias de varias diócesis de la Iglesia Católica en Nicaragua es un acto extremo de agresión y de persecución a la iglesia.
“Es, además, una declaración explícita de las verdaderas aspiraciones de la dictadura: callar y disolver por completo la voz e incluso la presencia, de una institución que, por su peso moral en Nicaragua, es un obstáculo en los planes de los Ortega-Murillo, de consolidar una dictadura dinástica. Ya es hora de que la comunidad internacional pase a la fase de desconocimiento absoluto del régimen”, dijo Maradiaga.