Dictadura de Daniel Ortega expulsó a 65 monjas de Nicaragua
En los últimos dos años la dictadura de Daniel Ortega ha expulsado a 65 monjas, denunció Martha Patricia Molina, abogada e investigadora nicaragüense, quien desde el exilio da seguimiento a la violencia que sufre la Iglesia Católica de Nicaragua.
“Se les prohibió la entrada al país a 6 de diferentes congregaciones religiosas para un total de 71 religiosas afectadas”, calcula Molina, quien publicó los datos en su cuenta de Twitter.
La investigadora dio cuenta de 10 congregaciones de religiosas (monjas) afectadas en todo el país, entre ellas las Dominicas de la Anunciata, Misioneras de la Caridad, Monjas Trapenses, Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón, Hermanas Pobres de Jesucristo de Nicaragua.
“Por motivos de seguridad no mencionaré el resto de congregaciones (5) porque ya sabemos que la dictadura es capaz de todo”, indicó la defensora de Derechos Humanos.
Según Martha Patricia Molina la mayoría de las monjas fueron expulsadas con violencia psicológica.
Las monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta, fueron escoltadas por la policía hasta la frontera y cruzaron a pie a la vecina Costa Rica.
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Las hermanas de la Congregación Hijas de Santa Luisa de Marillac fueron expulsadas del centro educativo San Sebastián de Yalí, el cual dirigían, después fue ocupado por las fuerzas policiales de Nicaragua. También la policía irrumpió violentamente en la casa de las Hermanas de Fraternidad Pobres de Jesucristo en León.
Estos son algunos, de los muchos episodios de violencia, que enfrentaron diferentes congregaciones obligadas a abandonar el país.
“Cuatro sacerdotes de diferentes diócesis y varias religiosas me han confirmado que esa cifra (71) es mayor a la que el estudio Nicaragua: ?Una iglesia perseguida? contabiliza y me comunican que es difícil en este momento encontrar alguna congregación con hermanas extranjeras porque todas han sido expulsadas”, denunció Molina.
La investigadora confirmó que las monjas nicaragüenses que viven en el extranjero y que han querido retornar al país, no les han permitido el ingreso.
Molina, reafirma que la cantidad de agresiones en contra de la Iglesia Católica no podrán conocerse exactamente porque la mayoría de las congregaciones callan.
“Han decidido guardar silencio y ofrecer ese martirio por la conversión de los dictadores de Nicaragua y de quienes trabajan para ellos”, concluyó la investigadora.