Feligrés católico en Chinandega, Nicaragua: “No pueden desterrar mi fe”
A pesar de las restricciones impuestas por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo las actividades religiosas no se detuvieron en el occidente del país y en las más de 700 parroquias que conforman la Diócesis de León, que cubre León y Chinandega.
En la parroquia San Blas del municipio de Chichigalpa es Jueves Santo, y más de 300 fieles se acercaron para participar en el rito del lavatorio de los pies y en la tradicional Procesión del Silencio.
En las afueras de la parroquia una patrulla vigila cada misa y procesión de la Semana Mayor. Cuatro policías de línea, dos hombres y dos mujeres, uno de ellos se distingue por su uniforme de oficial de tránsito, aunque no hay ningún tránsito que regular, la procesión solamente rodeará el templo.
En esta Semana Santa predomina el silencio en la zona ante la vigilancia policial, la represión del régimen y la criminalización de la Fe. La feligresía acude a la iglesia a pesar de la persecución y asedio.
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“No me he perdido ninguna de la procesión porque la Fe es lo único que no nos pueden arrebatar. Se pueden llevar el recorrido, se pueden llevar a los sacerdotes, se pueden llevar a los cristianos, los pueden desterrar, pero mi fe no la pueden desterrar”, dice a 100% Noticias un promesante.
Una mujer asegura que participa en la procesión del Silencio desde que era una niña, ahora asiste con toda su familia.
“Sabemos que el recorrido será corto, pero será suficiente para meditar en torno al sacrificio que hizo Jesús por todos nosotros, y las bendiciones que da en mi vida. Es como acompañar a un amigo en sus últimas horas, porque Jesús es nuestro amigo”, dice la feligrés.
La patrulla policial quedó vacía. En el corto recorrido los oficiales se distribuyeron. Dos oficiales van al frente de la procesión, dos en la cola de la procesión y uno camina entre los fieles católicos.
Preguntamos a un asistente qué le parece la presencia policial en la procesión y expresó sentir lástima.
“Imagino que les da vergüenza porque a una de ellas yo la conozco y más bien me apartó la cara. Sé que solo los mandan a cumplir órdenes”, comentó.
Mientras algunas parroquias tuvieron la autorización de procesionar con sus Santos alrededor del templo, otras no tuvieron ni esa gracia.
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Uno de esos casos es la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de Chinandega, cuya procesión del Santo Entierro, el Viernes Santo, sólo pudo realizarse en el atrio, no por eso es menos emotiva.
Al menos 700 feligreses llegaron para acompañar la representación del Señor Crucificado, la solemne lectura de las Siete Palabras , el Descendimiento de la cruz, que es la bajada del Cristo hacia su féretro
y luego el recorrido del Cristo ya sin vida.
Más de 30 voluntarios, todos vestidos con camisas blancas, cargan la pesada tarima, y rodean el atrio ante la prohibición de ir más allá. En las afueras de la iglesia cuatro policías “resguardan” la procesión.
Es notoria la participación de los jóvenes entre cargadores y asistentes mientras tanto es otra procesión vigilada. Dos hombres y dos mujeres policías no pueden faltar, entre ellos un agente de tránsito que llega para regular un tráfico que no existe, pues la procesión no salió de los muros del templo.
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Algunas personas utilizan sus teléfonos para transmitir imágenes a sus seres queridos que emigraron hacia Estados Unidos, entre ellas Teresa, quien participa de la procesión y envía fotografías a su esposo migrante.
“Para mí es importante mandarle a él estas fotos para que sienta que está aquí. Se tuvo que ir porque tenía cuatro meses desempleado y ya tiene un año de estar allá. Él lloró cuando vio los vídeos que le he enviado porque desea estar aquí”, comparte Teresa.
Los alrededores de Guadalupe es un sitio emblemático para la lucha de Abril del 2018. En el departamento de Chinandega es justo frente a este templo donde se iniciaban plantones y marchas de protestas contra el régimen de Ortega y eso convirtió a Guadalupe en una parroquia una de las parroquias más vigiladas.
Mientras la música sacra de los filarmónicos ambienta la procesión que recorre solamente el atrio de la iglesia, las personas tratan de vivir la solemnidad, cada quien lleva su propia petición.
“Yo vine a pedir porque se mejore esta situación económica, cada vez está más difícil comer y porque podamos un día salir en Semana Santa a realizar nuestras procesiones. Esta es la procesión más grande de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, recorría por lo menos 15 cuadras y entraba poco después de la medianoche. Hoy no es así”, lamentó el feligrés.
Asimismo, otra feligrés pidió por su salud, ella llegó en su silla de ruedas, después de que su pierna derecha le fue amputada.
Rezan por la libertad de Nicaragua
“Ojalá que ya pronto esto se acabe y que nadie prohíba las procesiones, que nadie prohíba que se pueda ondear una bandera azul y blanco, tal vez yo no lo vea pero mis hijos sí lo verán”, dijo un feligrés entre susurros, porque aunque ve a los uniformados más allá de los muros del templo, no descarta que entre los asistentes haya policías vestidos de civil.
Mientras las procesiones en Chinandega quedaron circunscritas a los muros de las iglesias, en Paso Caballos la playa estuvo a tope. Los días más concurridos en ese balneario van desde jueves, viernes, sábado y domingo.
“Al menos siete mil personas llegaron el Viernes Santo a Paso Caballos”, comentó una fuente estatal.
La procesión del Santo Entierro de la parroquia Guadalupe finalizó casi a las 10 de la noche. Los fieles regresaron a sus casas con la satisfacción del deber cumplido y la policía regresó a su cuartel. En Chinandega aún quedan procesiones por vigilar.