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Nicaragüenses transforman hogares en templos ante amenazas y persecución del régimen a Iglesia

“Si me persiguen en la iglesia, yo tengo mi Biblia”, dice un diácono moravo nicaragüense que prefirió rezar y leerla en casa para evitar el hostigamiento en su templo

Septiembre 26, 2024 01:59 PM
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La persecución ha obligado a numerosos nicaragüenses a trasladar su fe del templo al hogar. En un ambiente de clandestinidad, con la Biblia como único testigo, estos creyentes perseveran en su devoción, encontrando consuelo y esperanza en la oración y cultos secretos.

El caso del diácono Francisco Alvicio, de 63 años, quien se vio obligado a exiliarse tras planear cultos clandestinos, es solo un ejemplo de esta realidad. “Si me persiguen en la iglesia, yo tengo mi Biblia”, dijo el religioso a The Associated Press.

La vigilancia, el hostigamiento y la detención de líderes religiosos han generado un clima de miedo y han obligado a muchos creyentes a practicar su fe en secreto.

“No es de buen corazón ir ahí con un arma”, dijo Alvicio desde Costa Rica, donde ahora vive con su esposa. “Si a una iglesia llegan con armas, uniformes, hablando fuerte, es para intimidar al pueblo”.

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“No es de buen corazón ir ahí con un arma”, dijo Alvicio desde Costa Rica, donde ahora vive exiliado con su esposa. “Si a una iglesia llegan con armas, uniformes, hablando fuerte, es para intimidar al pueblo”.

Este nicaragüense de origen miskito se congregaba en la iglesia Morava, una de las muchas organizaciones que el régimen despojó de su personería jurídica en agosto pasado.

Explica que la comunidad miskita había ejercido la libertad religiosa sin problemas, sin embargo, este panorama cambió radicalmente cuando el régimen de Ortega impuso nuevas restricciones a su congregación.

El pago de un nuevo impuesto y la prohibición de utilizar un cordero como imagen religiosa fueron solo el comienzo de una serie de medidas que han cercenado sus derechos fundamentales.

“No aceptamos”, dijo Alvicio. “No podemos cambiar ni un artículo porque el gobierno quiere. El único camino que tenemos es el de Dios”.

Relata que al poco tiempo se sintió asediado por desconocidos vestidos de negro que comenzaron a aparecer en su templo.

Su congregación sintió temor de reunirse en el templo y optaron por tener los encuentros en sus viviendas con algunas medidas previstas como: hablar en voz baja, reunirse a las 4:00 a.m., cambiar de casa diariamente para evitar ser detectados y mantener su cercanía con Dios.

Ahora, que vive lejos de su país, su familia también ha dejado de ir a la iglesia. Aún cantan y alaban, pero en casa, y él los acompaña desde lejos. A diario reza por ellos, dijo, pero también por el gobierno. Porque cree en la justicia y la paz.

“Nosotros, los moravos, creemos que, donde sea, podemos orar a Dios”, dijo. “Yo camino, yo hablo, yo pienso y uso todo ese poder que tengo porque creo que, aunque esté solo, él está conmigo”.

Iglesias cristianas menos visibles

La situación de la libertad religiosa en Nicaragua es grave y compleja. De acuerdo con CSW, una organización británica que aboga por la libertad religiosa en el mundo, las violaciones a este derecho en las comunidades cristianas nicaragüenses han sido menos visibles que aquellas en contra de la Iglesia católica.

Anna Lee Stangl, jefa de abogacía de CSW, señaló que esto se debe a la estructura más centralizada de la Iglesia católica.

Sin embargo, en ambas comunidades de fe, las violaciones a la libertad religiosa que sus miembros refieren son similares: restricciones a los servicios religiosos, prohibición de procesiones, irrupción de hombres armados a los templos, robo o destrucción de objetos sagrados e infiltración de informantes.

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