Padre Somarriba advierte que “Los enemigos de la familia no llegan lejos"

Durante su homilía dominical en la Iglesia Católica Santa Ágatha de Miami, el sacerdote Marcos Somarriba hizo un llamado a restaurar la justicia social y la equidad, advirtiendo que quienes causan perjuicio social, dividen familias y perpetúan la injusticia, no serán eternos. 

"Es cruel y contrario al plan de Dios condenar a otros al aislamiento forzado", dijo Somarriba, señalando el encarcelamiento y la expulsión injusta como herramientas de represión que rompen hogares y silencian voces que claman por sus derechos.

En su mensaje, el sacerdote destacó la importancia de abandonar el egoísmo y la superioridad para construir una sociedad más justa: "Si queremos ser felices, no podemos vivir encerrados en nosotros mismos... tenemos que quitarnos el ego, el súper ego, y el alter ego que nos hace pensar que tenemos una mejor posición que los demás", exhortó. 

Para Somarriba, la felicidad no puede surgir de la división ni del aislamiento, sino del respeto mutuo y la construcción de relaciones basadas en la justicia y el amor.

El padre Somarriba también dedicó una parte importante de su prédica a defender el papel fundamental de la familia en la creación de Dios. Según él, la familia hoy enfrenta numerosas amenazas.

"Dios creó al hombre y a la mujer distintos entre sí, pero iguales en dignidad y grandeza... pero aún vemos parejas que violentan la historia de los pueblos y lo que Dios ha creado como el amor y la dignidad de toda persona".

Advirtió contra aquellos que, en su búsqueda de poder, cometen actos de violencia que terminan destruyendo la unidad familiar y causando sufrimiento.

 "Dios creó la familia y hay que protegerla de aquellos que traicionan hasta a los suyos propios, abusando de ellos y enseñándoles que la violencia es el camino al éxito". Somarriba subrayó que tales atrocidades no quedarán impunes: "Se derrama sangre y de esto tendrán que dar cuenta".

En un fuerte llamado de atención, el sacerdote advirtió que quienes socavan la estructura familiar están destinados a desaparecer: "Los que son enemigos de la familia, los que son enemigos del plan original de Dios no llegan lejos, se van desapareciendo poco a poco... dejando un rastro de maldades y sangre derramada". 

Somarriba también hizo referencia a casos de jóvenes y niños que han muerto en circunstancias sospechosas, declarados como suicidios, cuando en realidad, según él, fueron víctimas de la violencia social y política.

El religioso también subrayó la importancia de la acogida y protección de los más vulnerables, citando las palabras de Jesús: "Quien acoge a uno de estos pequeños en mi nombre, me acoge a mí". 

Explicó que en los evangelios, la figura de los "pequeños" puede interpretarse como aquellos sectores excluidos de la sociedad, y Jesús se identifica plenamente con ellos. "¡Ay de aquellos que han hecho pasar hambre a los hijos de Dios, que les han traído sufrimiento y sed de justicia! ¡Ay de aquellos que les han traído sufrimiento, que les han violentado su dignidad como personas", advirtió.

Además, condenó la tortura y el encarcelamiento de personas sin juicio justo, utilizando leyes "ilegítimas e inventadas para conveniencia" como parte de un sistema que perpetúa la injusticia. Para Somarriba, es fundamental que las relaciones humanas, tanto a nivel familiar como en la sociedad en general, se basen en los principios de amor, respeto y justicia que Dios ha establecido.

En un mundo "divorciado de la justicia", el sacerdote abogó por el retorno a valores fundamentales que promuevan la unidad y la equidad. Somarriba concluyó que "Dios es fiel y espera de nosotros una relación recíproca que sea constructiva y que edifique", alentando a los fieles a trabajar por superar las divisiones y construir una sociedad basada en el respeto mutuo y el amor.

En su mensaje hizo un llamado a la reflexión sobre las injusticias sociales actuales, invitando a todos a ser agentes de cambio para restaurar los principios de equidad y justicia.